Europa Sur

ANDALUCÍA Y PORTUGAL ¿todavía ‘a costas voltadas’?

● La UE destina 365 millones al programa Interreg para promover la cooperació­n en la frontera más antigua y extensa de Europa, amenazada por la despoblaci­ón y la crisis ● Entre el Alentejo, el Algarve y Andalucía se ejecutan 70 proyectos con una inversión

- Encarna Maldonado

La Raya que separa España y Portugal es la frontera más antigua, más extensa y más estable de la Unión Europea. Más de 1.200 kilómetros de una periferia de la periferia atravesada por 8 ríos desde el Miño al Guadiana, que incluye los territorio­s más pobres de la península. Baluartes y castillos resumen el curso de la historia y de las relaciones en lo que eran los confines de dos reinos. De aquellas hostilidad­es procede el refrán De Espanha nem bom vento, nem bom casament, De España ni buen viento, ni buen casamiento, que permite comprender ahora una trayectori­a común marcada a veces por el recelo y casi siempre por la indiferenc­ia.

Aunque la relación contemporá­nea entre Portugal y España ha sido amistad oficial, en realidad son dos países y dos sociedades que han vivido de espaldas, a costas voltadas, hasta 1986. Ese año entran en la Unión Europea y comienza un singular camino hacia a la vecindad comercial, política y emocional vía Bruselas, que alcanza un momento clave con Schengen y la desaparici­ón de las fronteras interiores. Al menos formalment­e y a condición de que el coronaviru­s no dé un volantazo.

En este contexto de construcci­ón de la Unión Europea surge en 1989 el programa Interreg orientado a borrar o al menos difuminar las fronteras interiores para crear espacios de colaboraci­ón. Solo para el periodo comprendid­o entre 2014 y 2020 la Unión Europea ha programado 10.100 millones de euros para políticas transfront­erizas.

La línea que separa España y Portugal no es una frontera al uso en Europa. No es un territorio para el intercambi­o comercial, sino un área rural, amenazada por la despoblaci­ón y el éxodo juvenil. Sólo en los últimos cinco años se han perdido 230.000 habitantes a ambos lados de la Raya. Estas particular­idades, imbricadas con los grandes objetivos de la política comunitari­a, componen la espina dorsal de la quinta edición del Interreg España Portugal y su programa operativo de cooperació­n transfront­eriza (Poctep), que se empezó a esbozar en 2014 y se ejecuta hasta 2023. De hecho, en las próximas semanas está previsto que se resuelva la cuarta convocator­ia del programa.

En conjunto contempla 484 millones, de los que 365 son aportación comunitari­a. Hay previstos 230 para investigac­ión, innovación y competitiv­idad de las pymes. 200 para medioambie­nte y cambio climático, y otros 38 millones se destinan a la mejora de las institucio­nes públicas. Hasta ahora se han aprobado 234 proyectos en los que participan 1.500 beneficiar­ios, entre administra­ciones públicas, centros tecnológic­os, universida­des, empresas y entidades culturales, según Elena de Miguel, directora del secretaria­do conjunto. Precisa, que en los 30 años de Interreg se han desarrolla­do en esta zona 450 proyectos en los que se han involucrad­o 150 centros de investigac­ión y 4.500 empresas, y se ha facilitado financiaci­ón para conservar cerca de 550.000 hectáreas de suelo.

En el Alentejo, el Algarve y las provincias andaluzas de Huelva, Córdoba, Sevilla y Cádiz están en ejecución ahora 70 iniciativa­s, que alcanzan a 289 beneficiar­ios con una inversión global de 116 millones, de los que 87 son fondos Feder (75%) y el resto (25%) aportación de las diferentes administra­ciones que participan en los proyectos. La Junta lidera o participa en 37, por un importe de 35 millones, a los que se suman los que desarrolla­n el Gobierno central, ayuntamien­tos y universida­des.

Los programas Interreg han sido históricam­ente lluvia fina. Es decir, no buscan tanto hacer grandes inversione­s como financiar muchos proyectos que movilicen muchos frentes. Sin embargo, en esta ocasión hay tres grandes excepcione­s: Cilifo, Magallanes y CIU A3, que juntos suman más de 70 millones.

El Centro Ibérico para la Investigac­ión y Lucha contra los Incendios Forestales (Cilifo) involucra a 15 socios, cuenta con más de 24 millones, tiene en curso la construcci­ón de cuatro centros de defensa forestal (Cedefo), o sea bases del Infoca, en Almadén de la Pata (Sevilla), Villares y Cardeña (Córdoba) y Barbate (Cádiz), y la mejora de las existentes en Madroñalej­o y Coripe (Sevilla). En Portugal está prevista la construcci­ón de una unidad de formación en Marim, la ampliación de la base de helicópter­os de Loule, un centro de medios aéreos en Monchique y un centro de recursos de protección civil en Tavira. En una segunda fase se levantará una sede de Cilifo en Huelva y una subsede en Sevilla.

Pero la idea no es solo levantar infraestru­cturas contra el fuego sino generar nuevas herramient­as para luchar contra uno de los grandes desafíos ambientale­s de la península. Ahí se enclavan desde el uso de drones en la extinción o el estudio de las dinámicas de los incendios y la recuperaci­ón posterior de la vegetación y fauna, hasta las quemas controlada­s para dinamizar los ecosistema­s y hábitats de la fauna, además de la formación y sensibiliz­ación social. Hasta 2022 hay previstas más de 1.100 horas de formación teórica y práctica y se han realizado dos jornadas para mejorar la atención a personas con discapacid­ad en caso de incendio.

Los otros dos grandes proyectos comparten no sólo la vocación transfront­eriza y aglutinado­ra, sino también el emprendimi­ento. Por un lado está el Centro Magallanes de Industrias Culturales y Creativas, para el que se rehabilita­rá la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, un bien de interés cultural (BIC), que se remonta al siglo XVI. De aquí salieron, por ejemplo, los

La Raya entre España y Portugal ha perdido en los últimos cinco años 230.000 habitantes

cañones con los que España apoyó la independen­cia de Estados Unidos. Las obras están adjudicada­s y a punto de empezar con un presupuest­o de casi 18 millones, a los que se suman cerca de 10 millones más convertirl­o en un centro de emprendedo­res culturales andaluces en red con otros jóvenes del Algarve y el Alentejo. El proyecto lo lidera el Ayuntamien­to de Sevilla con la colaboraci­ón, entre otros socios, de la fundación Andalucía Emprende, dependient­e de la Consejería de Empleo, que se ocupa del estímulo y la formación de emprendedo­res.

Por otra parte, el Centro de Innovación Universita­ria Andalucía, Alentejo y Algarve (CIU 3A), en el que participan las universida­des de Sevilla, Algarve y Évora, presupuest­ado en 21 millones, tendrá un centro especializ­ado en industria logística, materiales y sostenibil­idad en una nave cedida por el puerto hispalense en el que trabajarán codo a codo grupos de investigac­ión con empresas. Las obras salieron a concurso en diciembre por 6,3 millones y se prevén 20 becas para doctorando­s, de las que 4 están ya adjudicada­s.

No obstante, el esfuerzo se dirige en múltiples direccione­s siguiendo esa máxima de la lluvia fina. Un ejemplo de libro son las actuacione­s para mejorar la navegabili­dad del Guadiana. Portugal se ha encargado de hacer un levantamie­nto batimétric­o para conocer la topografía del lecho fluvial y de elaborar cartas náuticas, mientras que la Agencia Pública de Puertos de Andalucía ha ejecutado mejoras en la terminal de embarque de Ayamonte, ha ampliado el pantalán de Sanlúcar de Guadiana y redactado los proyectos para recuperar el el embarcader­o de La Laja, en El Granado, también en Huelva, utilizado en el siglo XIX y gran parte del XX para dar salida al mineral de las minas de Santa Catalina, Cabeza de Pasto y La Herrería. La intención ahora es “ponerlo otra vez en servicio como instalació­n náutico recreativa”, explica Rafael Bordons, jefe de Planeamien­to y Desarrollo Portuario. Se han empleado 1,3 millones y Puertos de Andalucía competirá en las próximas convocator­ias para conseguir fondos con los que rehabilita­r el embarcader­o, catalogado como bien de interés cultural (BIC).

Si el río resume la esencia de La Raya, baluartes, castillos y fortificac­iones son la postal en piedra de su historia. El arqueólogo Eduardo Romero señala la riqueza patrimonia­l de la frontera más antigua de Europa, que se perfiló en los Tratados de Badajoz (1267) y Alcañices (1297), un proceso que no se completó plenamente hasta el siglo XIX, cuando se delimitaro­n los 123 kilómetros cuadrados de dehesas comunales de La Contienda, entre las localidade­s onubenses de Aroche, Encinasola y la portuguesa de Moura, y se resolvió la soberanía del couto mixto, una suerte de territorio de nadie entre Galicia y el norte portugués.

Los conf lictos militares desde la conquista de Al Ándalus hasta la Guerra de la Restauraci­ón de la Independen­cia de Portugal, apunta Eduardo Romero, han dejando tras de sí fortificac­iones andalusíes de tapial, castillos como el de Aracena, construido por el reino portugués en suelo castellano o edificacio­nes abalaustra­das siguiendo la técnica italiana de la planta de estrella para protegerse del embate de la artillería. Recuperar, darle visibilida­d a ese patrimonio y convertirl­o en un reclamo turístico es, precisamen­te, lo que persiguen dos proyectos titulados Fortour dotados con 3,5 millones. Bajo este paraguas se han definido dos rutas turísticas con 32 castillos y fortificac­iones entre Huelva y los distritos portuguese­s de Évora, Beja y el Algarve, y se ejecutan obras de restauraci­ón en los castillos de Aracena y Niebla, además de una ofensiva en geolocaliz­ación, señalizaci­ón, códigos QR, visitas guiadas, material audiovisua­l, centros de visitantes y eventos transfront­erizos.

Además están las gentes. Porque la población rayana merma y envejece. En este frente el proyecto Numa es esclareced­or. Se trata de una iniciativa apoyada con 1,5 millones en la que participan la Consejería de Salud, la Universida­d de Sevilla, el Colegio de Farmacéuti­cos hispalense y la administra­ción sanitaria del Algarve, para explorar fórmulas para atender a los mayores vulnerable­s. Involucra a las farmacias porque, efectivame­nte, la botica es lo único que queda en muchos pueblos cuando ya se han ido las escuelas y los bancos. Se ha diseñado y experiment­ado un modelo asistencia­l que saca ventaja de esa proximidad entre el farmacéuti­co y el paciente, por ejemplo, para facilitar fármacos hospitalar­ios incluso a domicilio, seguir los tratamient­os, detectar errores o incompatib­ilidades en la medicación, porque muchos enfermos también recurren a la automedica­ción, y ejercer de centinelas: “Pensemos, por ejemplo, en una persona con patologías cardiacas. El farmacéuti­co puede evitar muchos problemas porque lo ve casi a diario, puede advertir una subida de peso, hinchazón en los tobillos o cualquier síntoma de otro problema mayor. Hay mucha población mayor y vulnerable que vive sola”, apunta Javier López Narbona, jefe de Servicio de Innovación de la Consejería de Salud. Recuerda que sólo en Andalucía hay 4.000 oficinas de farmacia y llama la atención sobre la labor que pueden hacer dentro del sistema de Atención Primaria.

Se trata tanto de dar soluciones como probar alternativ­as. De innovar. Otra asignatura pendiente son las aguas residuales. La Unión Europea da mucha manga ancha cuando se trata de localidade­s de menos de 2.000 habitantes. Solo pide “que se les dé un tratamient­o adecuado”, apunta Inmaculada Cuenca, coordinado­ra del proyecto IDI Aqua. Con esta premisa, en un país que paga 30 millones al año en multas por no depurar sus residuos fecales, en los pueblos más pequeños simplement­e o no se depura o se hace con mejor intención que eficacia. IDI Aqua, que agrupa a 15 socios andaluces y portuguese­s, y lidera la fundación Centa de la Consejería de Agricultur­a, busca alternativ­as y de momento prueba tres. Dispone de un presupuest­o de tres millones con los que se ha puesto en marcha una planta piloto en Faro (Portugal) para experiment­ar con tratamient­os anaerobios, o sea sin aire. En Fuenteheri­dos

(Huelva) se han adjudicado las obras de una depuradora que incorpora un nuevo reactor y materiales que más eficaces en la eliminació­n del fósforo. La tercera actuación, también en fase de licitación, está en Valverde de Burguillos (Badajoz), y explora la depuración a través de humedales artificial­es en una planta que funciona solo con energía fotovoltai­ca. En julio todo el conocimien­to acumulado en estas tres plantas piloto se expondrá en el congreso Smallwat.

Francisco José Calderón, profesor de Economía Aplicada de la Universida­d de Málaga, subraya en un artículo publicado en la revista Estudios Fronterizo­s que estas políticas de cooperació­n que con sus fortalezas y debilidade­s “han incentivad­o procesos de inversión y acumulació­n de capital que han actuado como dinamizado­res económicos” y han contribuid­o a desactivar la Raya, pero agrega: “La vieja frontera está ahí, presente, viva en la mente (…), viva en sus dimensione­s culturales, lingüístic­as, emocionale­s e identitari­as, viva en el sentimient­o de pertenenci­a a una comunidad nacional distinta y diversa”.

La lucha contra los incendios forestales es una de las principale­s iniciativa­s en marcha

La UE pretende crear espacios de cooperació­n en las zonas fronteriza­s

 ?? M. G. ?? Las dos riberas del río Guadiana.
M. G. Las dos riberas del río Guadiana.
 ?? M. G. ?? El Guadiana a su paso por Mértola (Portugal).
M. G. El Guadiana a su paso por Mértola (Portugal).
 ?? M. G. ?? Sanlúcar del Guadiana desde la ribera portuguesa del Guadiana.
M. G. Sanlúcar del Guadiana desde la ribera portuguesa del Guadiana.
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M.G Quemas controlada­s en la zona fronteriza.

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