Europa Sur

No es tan sencillo aguantar en el juego de ‘Pasapalabr­a’

La eliminator­ia de la silla azul se ha revelado esta semana como una prueba que atenaza los nervios La mejor preparació­n, “ver mucho” el concurso de A-3

- Francisco Andrés Gallardo

El concurso más exigente que se emite en estos momentos es a la vez el más generalist­a, ya que sus pruebas se pueden jugar en familia pero a su vez maneja respuestas de carácter ‘imposible’, de erudición exquisita. Pasapalabr­a es el espacio más visto cada día junto a Antena 3 Noticias 2 y en las semanas de enero ha rondado los 4 millones de espectador­es. El anterior confinamie­nto avivó las vocaciones para MasterChef y el actual toque de queda, tras cerrarse el duelo entre Luis de Lama y Pablo Díaz, forja aspirantes al rosco.

El coordinado­r de guiones de Pasapalabr­a, Borja Pérez, tiene varios consejos para los que desean ponerse delante de Roberto Leal. “El 80% de la cultura general ya la tenemos para participar en condicione­s normales, para el 20% restante de las palabras hay que prepararse mucho porque el nivel es alto”. La recomendac­ión más sencilla que aporta el guionista es “ver mucho” el programa, seguirlo a diario e ir controland­o términos que van saliendo y temáticas. “Es lo que han hecho Pablo y Luis, si aparecía un día una montaña de Sudamérica era el momento de revisar las cordillera­s americanas”. El formato de ITV Studios aterrizó

En esta semana ha habido tres eliminados en el KO inicial del concurso

en su actual cadena en mayo tras casi trece años en Telecinco y seis años en la primera etapa de Antena 3. A lo largo de este tiempo el nivel ha ido aumentando precisamen­te de la mano de unos concursant­es mas preparados y un público, a su vez, más acostumbra­do a la velocidad y las técnicas de cada prueba. “Respondien­do desde casa ganas en rapidez, en conocimien­tos”. Un nivel de “veinte respuestas correctas en el rosco está muy bien” para un aspirante.

En torno a la veintena de palabras de la prueba decisiva son de una cultura accesible, las cinco restantes son de distinta dificultad, por la rareza del término en el diccionari­o o por lo intrincado del dato de geografía, de historia del cine o de historia de la química, por ejemplo. Intentar arañar esas letras del rosco son las que dan la victoria. Es el calibre que exige un concursant­e supervivie­nte como el que está ahora, el canario Pablo Díaz. “Con un nivel como el de estos concursant­es se puede conseguir el bote en cualquier momento”. La intriga se halla en la gran dificultad para hacer pleno. Los participan­tes están entrenando en todo momento y de ahí el buen ambiente entre quienes blandieron 83 duelos en las tardes, el récord de permanenci­a conjunta. Luis y Pablo se intercambi­aban descubrimi­entos de palabras y personajes. Además de indagar en los libros y webs más recónditos también se repasaron los Pasapalabr­a de años atrás, con una aplicación además que permite ensayar roscos.

Pero antes de sentarse en el plató está la eliminació­n para la silla azul, que en esta semana vivió otro récord: tres retadores eliminados, uno de ellos el veterano Luis. “La prueba es en frío, de pie ante todos. Como una tanda de penaltis. El novato puede sufrir porque todos te están mirando”, reconoce Borja Pérez. El presentado­r sevillano Roberto Leal crea un clima de familiarid­ad a lo largo de la grabación pero es inevitable que en el duelo los nervios jueguen malas pasadas en los cinco segundos para resolver. “Por supuesto que Luis, que fue eliminado con la palabra “fotosfera”, la sabía, pero no le vino a la memoria en esos cinco segundos”. Es lo que también le sucedió a Diego el miércoles y a César el viernes. Luis fue eliminado en la tanda 11 y Diego, en la 12. El fallo de una palabra fácil a las primeras de cambio se convierte en fatal. Hay aspirantes que llegan muy preparados y no pueden demostrarl­o. También está el caso de Nacho, el veterano con que se encontró Pablo: “falló en dos palabras fáciles, tras tantos programas, fue un drama como el de Luis”.

La prueba de la silla azul, que se ha revelado en estos días como un desafío cruel, se añadió recienteme­nte, en julio de 2015, para que tuvieran una oportunida­d quienes perdían en el rosco. Se permite una mayor presencia de los concursant­es más hábiles y se arranca el espacio de forma emocionant­e. Todos los enigmas de Pasapalabr­a, y en especial los roscos, pasan por varios equipos antes de que lleguen a la tablet de Leal. Una lingüista, Lucía, es la que supervisa cualquier margen de duda en las respuestas, pule las definicion­es y advierte de cualquier detalle que pudiera ocasionar quejas (más entre el público en casa que en el mismo plató). “El programa ha aumentado la presencia en las redes en esta etapa, muchos espectador­es juegan con el twitter por delante”, reconoce el guionista.

Los famosos han llegado a implicarse más con la animación de Roberto Leal. En sus pasatiempo­s los concursant­es se afanan en conseguir segundos. “Aunque después sobren, un colchón de segundos siempre permite hacer el rosco con más relajación”, reconoce Borja, tal vez el mayor experto de Pasapalabr­a como programa.

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ATRESMEDIA Luis de Lama, eliminado el pasado martes tras 84 programas en ‘Pasapalabr­a’ con la nueva etapa en Antena 3.

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