MALA CARA

CON triste récord diario de muertes por la pandemia desde la pasada primavera, el inicio del informativo de Telecinco de este lunes era comprensible comenzarlo con la gravedad y preocupación que requería la noticia. Sin embargo la transición desde Sálvame Tomate, sin publicidad o una cortinilla de separación temática, no le ponía las cosas fáciles a Pedro Piqueras para poner en situación a los espectadores.

El noticiario arrancaba con una noticia de caracteres catastróficos y Piqueras miraba al monitor de continuidad con rictus serio, una mirada lateral de lamento contenido. No es la primera ocasión que le sucede algo parecido y parece sobrellevarlo con entereza y resignación profesional. Aunque no se quiera perder ni un espectador tras Sálvame, para sorprenderlo así con las noticias, sería razonable que entre un momento de fiesta y de seriedad hubiera unos segundos de respiro.

Más que nunca la algarabía divertida de Sálvame, con su estilo, su forma de ser y su misión en la parrilla, es incluso necesaria. Pero por el bien de la credibilidad y el respeto al informativo, a la introducción de una actualidad diaria que es dramática, debería existir una mínima transición. Conservar los índices de audiencia no está justificado siempre y no merece la pena que se den esos contrastes, con el pesar que con su mala cara transmite el conductor del noticiario.

Cuando Telecinco ofrecía el concurso Pasapalabra aquellos minutos pasados de las nueve de la noche daban el liderazgo diario al informativo de Piqueras. El programa de Christian Gálvez estaba de intriga con el rosco cuando habían comenzado las noticias en Antena 3 y La 1. La estrategia ahora se repite en Atresmedia y las noticias ya no comienzan allí en punto. Se pasa de los aplausos festeros al sumario en apenas unos segundos, pero lo suficiente para separar. En Telecinco se releva la cara de Paz Padilla y Anabel Pantoja por la de Piqueras sin anestesia. Y a veces es imposible remontar con corrección el relato negro de la pandemia.