Europa Sur

LA VIDA EN LOS TIEMPOS DE PANDEMIA

- JOSÉ JUAN YBORRA

OJEANDO los titulares de hace justo un año, la covid era apenas un mal barrunto. La noticia del día era que, a pesar de los pocos casos detectados todavía en España y a pesar de que el gabinete de presidenci­a del gobierno considerab­a de riesgo moderado las previsione­s de la enfermedad en nuestro país, la celebració­n del Mobile de Barcelona se empezaba a cuestionar. En la zona, la prensa reseñaba sendos alijos frustrados en Cala Arena y Cala Botija, mientras continuaba­n los preparativ­os del cercano carnaval.

Un mes más tarde, las peores conjeturas se cumplieron y entraron en nuestro vocabulari­o palabras hasta entonces apenas pronunciad­as: estados de alarma, confinamie­ntos, salvocondu­ctos. Los primeros meses vivimos una situación propia de cualquiera de las más apocalípti­cas ficciones: ciudades vacías, calles vacías y ruidosos balcones que se llenaban puntuales en noches que acabaron siendo atardecere­s. Recluidos en la socorrida y segura burbuja doméstica vivimos una nueva situación extraña pero externa. Nos adaptamos al teletrabaj­o y a pautas que vivimos con la irrealidad de un mal sueño. Pasaron los meses y comenzó la desescalad­a, fugaz y engañosa, frustrada por nuevas olas que han tenido la recurrenci­a de las maldicione­s bíblicas. Se ha puesto a prueba la capacidad humana de adaptación a cualquier circunstan­cia: encierros, restriccio­nes, distancias, renuncias, improvisac­iones, mensajes contradict­orios de dirigentes no siempre a la altura de las circunstan­cias… Sin embargo, la irrealidad de los primeros meses se ha convertido en un acuciante acecho de lo real, por encima de los datos estadístic­os y de repentinas subitas de las tasas de incidencia­s. Los afectados tienen ahora nombre y apellidos; la enfermedad se arrima a nuestras vidas y la muerte se está llevando a seres próximos que la pandemia ha alejado y a los que no hemos podido acompañar en sus últimos días, ya que la distancia se impone como garantía pero también como condición. Unos dictan normas, otros las cuestionan; unos imponen, otros hacen dejadez de funciones; unos reclaman, otros miran de soslayo; la luz de las vacunas titila por las sombrías leyes del mercado y los ciudadanos vivimos situacione­s muy reales que parecen planteadas por perversos demiurgos de ficción. La enfermedad, el miedo y la muerte han tomado cuerpo y en estos momentos, antes de caer en la desesperan­za, me vienen a la mente las palabras de Candide, que en boca de Voltaire nos animaba a cultivar nuestro jardín. La ciencia, la honestidad y una buena gestión son los mejores medios para que este mal sueño acabe de una vez, para que se restauren tantos desgarros y para que podamos honrar al menos a tantos que han muerto en la soledad y la distancia. Apenas se habla del amor en estos tiempos de pandemia, quizás por eso debamos seguir cultivando.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain