“Parece que no era muy consciente porque tenía la mirada perdida”
Los policías nacionales que detuvieron al autor relatan que les dijo que si no le dejaban salir, “podía quemar más cosas”
“Se veía que no era muy consciente de lo que estaba pasando”. Andrés y José fueron los primeros policías nacionales que acudieron en la tarde de este miércoles al hospital Puerta del Mar tras recibir el requerimiento urgente que le hizo la centralita acerca de que se estaba produciendo un incendio en la sexta planta de este edificio.
Es un momento para actuar sin más, sin detenerse en pensar que donde están ocurriendo los hechos es una denominada planta Covid: “Cuando llegas allí lo único que piensas es que tienes que actuar rápido porque había personas en peligro”. Lo que se encontraron fue un escenario complicado, con muchísimo humo en ese lugar y una buena cantidad de enfermos en los pasillos porque ya los estaban evacuando: “La gente estaba nerviosa e incluso se escuchaban gritos y se veía a los sanitarios que iban y venían corriendo”.
En medio de ese caos, una mujer del personal se les acercó, según relata Andrés en conversación con este periódico en la noche de este jueves, y les dijo que faltaba uno de los pacientes: “Lo que hicimos ayudados de las linternas y agachados lo más posible, para evitar el humo, fue entrar en cada una de las habitaciones para tratar de localizarlo, pero no pudimos encontrarlo”. Sin embargo, un vigilante de seguridad del propio hospital les avisó de que el presunto autor del fuego se encontraba en la séptima planta, una más arriba de la que se encontraban, en la sexta, donde se originó el fuego.
El policía Andrés y el agente en prácticas José subieron y encontraron a Rafael Romero Fernández en el pasillo: “En una mano llevaba un bote de alcohol sanitario y en la otra un mechero. Estaba muy tranquilo y en ningún momento opuso resistencia. Es más, en todo momento estuvo muy colaborador”. Sin embargo, estos policías
intuyen que no era muy consciente de lo que estaba haciendo porque “tenía la mirada perdida y nos dijo que si no lo dejábamos salir, podía quemar más cosas”.
Pero las palabras no estaban en consonancia con la actitud que mostraba el ya detenido porque no opuso resistencia: “Lo apartamos del lugar, lo sentamos en un banco y ya apenas habló más. Estuvo muy tranquilo en todo momento”.
Andrés y José no quieren atribuirse ningún mérito y aseguran que esta acción fue una labor en equipo con todos los que intervinieron durante el incendio “y es que allí hubo un trabajo impresionante de todo el mundo”. En este
caso, por ejemplo, habla de otros compañeros suyos que llegaron casi al instante, o de otros de la Policía Local que estuvieron ayudando a trasladar a los enfermos a un lugar seguro y alejados del incendio: “Con todo el caos que hay en una situación como ésta, todo el mundo hizo lo que tenía que hacer y cumplió con su obligación”.
También han alabado al personal sanitario, “que tuvo un comportamiento espectacular. Nos avisaron que tenía Covid y además después nos ayudaron a ponernos los EPI”, protección con la que salieron a la calle llevando en una silla de ruedas al detenido.
Al estar en contacto con Rafael, los policías tuvieron que resguardarse
en un coche policial por si se habían contagiado y allí les llegó un mensaje que especialmente les gustó. El subdelegado del Gobierno, José Pacheco, “nos puso un papel en el cristal de la ventanilla del vehículo en la que nos decía que muchas gracias por todo”.
Otra de las personas que estaban era Mati, trabajadora de la UCI de neonatos, que explica que el presunto autor fue pillado in fraganti tanto por la Policía como por los sanitarios que ayudaron a reducirlo justo en el momento en que, al parecer, estaba intentando provocar otro fuego.
Según otras fuentes, este segundo foco del incendio se podría haber originado, si la actuación policial no hubiera resultado tan efectiva, en un saco de ropa que el presunto autor del fuego encontró en la planta séptima, donde fue hallado en posesión de un tarro de alcohol sanitario y un mechero con los que quería provocar ese nuevo fuego.
El hecho de haber extendido el fuego a la séptima planta habría agravado la situación, aunque se da la circunstancia de que se encontraba, según los Bomberos, vacía de enfermos.
Rafael Romero fue detenido y trasladado al Hospital de Puerto Real. La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Cádiz decretó al filo de la medianoche del miércoles que ingresase en el modulo penitenciario de este centro hospitalario a la espera de que pueda finalizarse el atestado por parte de la Policía Nacional como presunto autor del fuego que se propagó por el Hospital Universitario Puerta del Mar y que pudo originar una auténtica tragedia.
La Policía Nacional, que se hizo cargo del presunto autor del incendio, está realizando las investigaciones para concluir el atestado y que el detenido pueda pasar a disposición judicial.
El estado de salud de esta persona es muy grave, con una cirrosis aguda que le ha provocado no sólo un grave deterioro renal sino encefalopatías que le hacen per
der contacto con la realidad. Todo esto tendrá que ser tenido en cuenta por las autoridades judiciales, una vez tengan los informes médicos, para tomar una decisión sobre un hombre que lleva dos décadas luchando contra su adicción al alcohol.
A raíz de este incidente ocurrido en el hospital gaditano, este medio contactó con la Fiscalía Provincial de Cádiz para conocer la repercusión penal que podría llegar a tener el suceso. Así, según ha explicado la fiscal jefe de Cádiz, Ángeles Ayuso, “es un delito, y grave, incendiar un hospital con un fuego relevante, esto es, que puede extenderse por el edificio”. La acusación pública gaditana ha avanzado ya que intervendrá “de oficio” en ese asunto.
Fuentes judiciales consultadas han indicado que el delito de incendio con riesgo para la vida de las personas, como ha sido el caso, es un delito “gravísimo” y el artículo 351 del Código Penal lo sanciona con penas de 10 a 20 años de prisión. Ello conlleva además que se tramite como sumario y no como un procedimiento común (abreviado), por lo que será un procedimiento más largo y complejo en cuanto a su tramitación.
Si el detenido padeciese problemas mentales, lo tendrían que examinar los forenses para valorar sus capacidades intelectivas. Ello puede suponer desde una simple atenuante que llevaría a imponerle la pena mínima, hasta una eximente que, si es incompleta, rebajaría uno o dos grados la pena, y si es completa, implicaría su absolución. En cualquier caso, se le aplicaría con casi toda seguridad, internamiento en un hospital psiquiátrico penitenciario.
La Fiscalía de Cádiz manifiesta que “es un delito, y grave, incendiar un hospital”