EL PP DEJARÁ SU SEDE DE GÉNOVA PARA ROMPER CON LA CORRUPCIÓN
● El batacazo electoral en Cataluña ha precipitado una decisión que estaba sobre la mesa y una convención nacional en otoño ● García Egea se encargará de buscar una nueva sede
El presidente del PP, Pablo Casado, quiere simbolizar su ruptura con el pasado desprendiéndose de la sede de Génova, casa del partido desde tiempos de Alianza Popular, y buscará una nueva ubicación para relanzar al PP como un proyecto de centro que recupere la unidad en ese ámbito ideológico.
Casado ha ofrecido a los suyos un revulsivo en forma de mudanza tras el mal resultado obtenido en Cataluña, donde los populares han sido incapaces de rentabilizar la caída de Ciudadanos y han visto como Vox les adelantaba y les doblaba en votos.
Ante sus dirigentes y barones, reunidos ayer en el Comité Ejecutivo Nacional, escenificó un nuevo divorcio con los casos de corrupción pretéritos, de los que no volverá hablar y a los que, junto al PSOE, culpa del retroceso electoral en Cataluña.
El PP ha sufrido una tormenta perfecta en la campaña, donde las acusaciones de su ex tesorero Luis Bárcenas les hicieron “caer a plomo”, pero el rumbo fijado en la moción de censura contra Vox es el correcto y es la hoja de ruta que seguirá guiando al PP, argumentó Casado.
El líder del PP reprendió a quienes le han reclamado autocrítica porque “nadie” lo hizo después de que el PP pasara en cinco años de 19 a 4 diputados en Cataluña.
Y ofertó a los suyos debate con la celebración de una convención nacional en otoño, la primera desde la celebrada en 2018 en Sevilla, anterior a la moción de censura que sacó a Mariano Rajoy de La Moncloa.
Casado sí ha corregido la estrategia de su dirección respecto a los casos de corrupción. Tras ofrecer múltiples entrevistas desvinculándose de Bárcenas y de sus antecesores, dice ahora que no dará más explicaciones “sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicarle”.
El coste electoral es “tremendo” y el PP no se puede permitir ese “daño inasumible” ante el calendario judicial.
Y es que en los próximos meses y semanas el PP verá como sus ex presidentes Mariano Rajoy y José
María Aznar acuden como testigos al juicio sobre la caja B, el Congreso investiga la supuesta operación parapolicial para destruir pruebas y sigue la instrucción de Púnica sobre el PP madrileño, cuna política de Casado.
Casado enmarcó en una “regeneración sin actitudes inquisitoriales” la marcha de Génova porque lo que está juzgando la Audiencia Nacional es la reforma de la sede con dinero de la caja B.
Adiós a la vinculación con casos de corrupción, pero también a las imágenes de populares celebrando en el balcón victorias electorales.
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, será el encargado de buscar una nueva casa para el PP, cuya localización es todavía una incógnita.
La decisión ha recibido el respaldo de barones como Isabel Díaz Ayuso o el extremeño José Antonio Monago, que tomaron la palabra en el Comité, y también es “adecuada” a juicio del portavoz nacional, el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida.
Los adversarios del PP, como En Comú Podem y Cs, coinciden en considerar que Casado huye de Bárcenas. “Es como si Alibabá cambia de cueva”, ironizó el diputado morado Jaume Asens.
“Unir para ganar” y “ganar para gobernar”. Es la receta de Casado para que vuelvan al PP quienes se han marchado y que lleguen “muchos más”. Sin elecciones recientes a la vista, el punto de partida del relanzamiento del PP será la convención nacional.
El objetivo es aglutinar en sus siglas al centro político, lejos de la “radicalidad” y movilizar a una mayoría silenciosa, moderada y reformista”, contraria a la “disolución” del PSOE, el secesionismo y la “involución populista”.
Más allá de Casado fue la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, quien invitó a impulsar “nuevas ideas” y concretar “fusiones”
Jaume Asens Diputado de Unidas Podemos
Es como si Ali Babá cambia de cueva y no contesta a las preguntas de los 40 ladrones”
con el PP como la casa común de quienes quieran “vivir en paz y en libertad en España”.
El discurso de Casado también estuvo trufado de mensajes velados a la interna, aunque sólo la ex portavoz del PP en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo censuró a cara descubierta la estrategia del PP.
Casado negó que la campaña de Alejandro Fernández estuviese comandada desde Madrid, como aseguraba la exportavoz en El Mundo, y apoyó que el PPC optase por ofrecer “soluciones reales” para “pasar página del procés”.