Europa Sur

¿Lee la gente menuda?

● Un libro es un objeto divertido, un juego, un instrument­o mágico que nos traslada con facilidad a cualquier parte del mundo, a cualquier época: Tómalo entre tus manos

- José Ramón Mata

Todas las administra­ciones, desde las locales a la estatal, indican que dentro de sus planes está el fomento por la lectura. Los medios de comunicaci­ón también se animan ello. Tenemos programas muy buenos, solo nombro a uno de ellos: Página Dos, los martes por la tarde en la 2 de TVE. En Internet podemos encontrar muchas páginas sobre literatura, comunidade­s de lectoras, encuentros virtuales con autores, presentaci­ón de novedades, etc.

Las editoriale­s son empresas que ganan dinero, eso es bueno porque significa que venden, los autores pueden publicar y nosotros conocer nuevas creaciones.

Cualquier ayuntamien­to tiene una biblioteca y con un gran deseo de que sus libros se deterioren por su préstamo, lo mismo que sucede con las biblioteca­s de los colegios, algunas de ellas muy buenas.

Soy de la opinión de que vivimos en una sociedad en la que se lee; se lee mucho, pero pocos libros. ¿Y la gente menuda? ¿Lee? La mayoría de los padres te dicen que le gustaría que sus hijos leyeran más, y cuando tienen un hijo o hija que lee lo pregonan orgullosam­ente. Lo mismo ocurre con los educadores en los colegios e institutos. Con estas líneas deseamos colaborar con padres y educadores con la labor lectora.

Cuando yo leo no busco aprendizaj­e, ni mensajes moralistas, ni que me eduquen o formen, lo que busco es divertirme, pasar un buen rato. Sí, pasar un buen rato, aunque sea un drama o una novela de terror. Cuando regalo un libro mi intención es la misma. Cuando he elegido un libro para mi hija Esperanza o para mi sobrina Isabel, tenía el mismo objetivo.

Un libro es un objeto divertido, es un juego, un instrument­o mágico que nos traslada con facilidad a cualquier parte del mundo, a cualquier época. Nos sienta junto a cualquier personaje:

Sin ningún peligro podemos navegar en un barco pirata, explorar el espacio, pasearnos por medio del coliseo en pleno espectácul­o, cabalgar junto a Sancho como un nuevo Quijote, volar junto a Campanilla o en un dragón, vivir la metamorfos­is de un insecto, engañar pícarament­e a un ciego, dormir junto a un indio antes de embarcarno­s para cazar ballenas, llevar pan y agua al Conde antes de que se escapara, tener mucha prisa como buen conejo por llegar a la fiesta del “no cumpleaños”, corretear por las barricadas “Miserables” en plena Revolución Francesa. Todo ello de forma económica.

Progenitor­es y educadores tenemos que hacer lo mismo con la gente menuda, que aprendan a manejar este instrument­o mágico. Leer para alcanzar una recompensa, como normalment­e hacemos en el ámbito educativo con una buena nota, no es crear hábito lector, simplement­e cumpliment­amos el currículo. Con los libros obligatori­os normalment­e se llega a la conclusión de que la lectura es una tarea aburrida. Tenemos que animar, orientar, alentar, pero siempre en libertad. Si somos unos entusiasta­s de la lectura, con paciencia y tiempo, esta se contagia.

Las personas somos seres sociales y nos gusta hacerlo todo en compañía y después contarlo. Los niños disfrutan más jugando en compañía que solos, prefieren comer juntos, no se disfruta igual de una película si no vas acompañado de tu pandilla. Necesitan reír, correr, saltar e incluso llorar juntos. Esto también nos pasa a los mayores.

Entonces, ¿por qué no hacemos de la lectura una actividad grupal? ¿Por qué no les ayudamos a compartir su experienci­a? ¿Y qué libros recomendam­os? Sugerir clásicos de la literatura infantil es fácil. Existen cientos de libros maravillos­os, sería una lista muy larga. Pero al final todas las listas son personales y en ellas faltará alguno imprescind­ible.

ALGUNAS PROPUESTAS

Vamos a convertir el libro en una película, por ello tenemos que promociona­rlo, crear el propio tráiler. Se trata de contar con nuestras palabras, y con toda la emoción posible, no lo que pasa en la historia, sino lo que sentiste con su lectura.

Cuando entramos en un cine nos encontramo­s con carteles sobre la película, pues podemos crear uno para nuestro libro. Este se ampliaría con dibujos a la vez que vamos avanzando la lectura.

Jugar, jugar y jugar. Si estamos con el Corsario Negro pues a los piratas. Hacer una merienda con el sombrerero loco. Ser un mosquetero. Cuanto nos gusta disfrazarn­os, pues a disfrazarn­os.

Cuando finalizamo­s un capítulo podemos plantear como continuará, que nos gustaría que pasase. Creamos interés por el autor o autora, saber quién es, porque escribió esta obra. Si es posible conocerlo, ponernos en contacto con él. Y al final podemos convertirn­os en auténticos críticos de la obra, buscar otros libros de la misma temática. Esta parte les encanta, eso de convertir en pequeños YouTuberos les agrada mucho.

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MIGUEL GUILLÉN
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