Muere por Covid un sargento de La Isla tras un brote a bordo del ‘Hespérides’
● Francisco Rodríguez Sánchez, de 43 años, falleció en Las Palmas después de que el buque oceanográfico tuviera que cancelar su campaña antártica
El isleño Francisco Rodríguez Sánchez, sargento primero de la Armada de la dotación del buque de investigación oceanográfica Hespérides, falleció a los 43 años el pasado sábado por Covid-19, tras semanas ingresado en el hospital Doctor Negrín, en Las Palmas de Gran Canaria.
Así lo comunicó el Ministerio de Defensa a través de la cuenta oficial de Twitter, desde donde dieron el pésame a familiares y amigos y mandaron “todo el cariño” a la dotación del Hespérides.
El Hespérides atracó en el puerto de Las Palmas el 4 de enero tras ser detectado a bordo un foco de Covid-19 que llegó a afectar a 39 de sus 58 tripulantes cuando efectuaba su tránsito desde Cartagena a Punta Arenas (Chile) para participar en la Campaña Oceanográfica que cada año tiene lugar en la Antártida y que aúna a militares y científicos. Dadas sus particulares características, el Comité Polar Antártico elaboró un estricto protocolo para poder desarrollar su misión.
Veinticuatro días después, el 28 de enero, el buque zarpó de Las Palmas de Gran Canaria de regreso a su base en Cartagena tras superar el brote de coronavirus, según informó la Armada en un comunicado.
Desde la Armada siempre se ha afirmado que se actuó conforme a los protocolos de la Covid-19. Siguiendo con estos criterios, toda la dotación del buque, todavía en tierra, realizó una prueba PCR e inmediatamente después se sometió a un periodo de cuarentena. Tras él, volvió a realizarse una nueva prueba PCR antes de embarcar, como se venía realizando en otros buques de parten de misión. El buque “cumplía de forma rigurosa los protocolos sanitarios establecidos por la Inspección General de la Defensa y recomendaciones del Instituto de Medicina Preventiva de la Defensa (IMPDEF)”.
El 19 de enero, uno de los militares de la tripulación, que quiso mantener el anonimato, denunció que se sentían abandonados y que el confinamiento no se cumplía en el buque. Según su queja, algunos contagiados asintomáticos salían de sus camarotes a zonas comunes a fumar; los tripulantes sanos entregaban la comida a los positivos en sus camarotes sin EPI, solo provistos de mascarillas quirúrgicas y guantes; y las desinfecciones que se practicaron fueron insuficientes.
La Armada informó entonces de que se realizaron dos desinfecciones de los camarotes de los positivos y de todas las zonas comunes del buque; que se aisló a toda la dotación en cabinas individuales; y que los contagiados eran atendidos por el servicio médico y la comida, siguiendo los protocolos, se les servía con trajes EPI.
Un militar de la tripulación denunció que el confinamiento no se cumplía en el barco