Andalucía lidera la tasa de fraude a los seguros en España
Un estudio de Axa señala que es del 3,41%, cuando la media nacional está en el 2,2%
Andalucía es la comunidad autónoma con mayor tasa de fraude al seguro (siniestros fraudulentos entre el total de siniestros declarados) detectada en España, y supera ampliamente la media nacional. Sólo Melilla, que es ciudad autónoma, supera el dato andaluz.
El frude al seguro en España mantuvo su tendencia ascendente de los últimos años y creció desde el 1,9% hasta el 2,2% en 2020, en un contexto marcado por la pandemia del coronavirus, según recoge el VIII Mapa AXA de Fraude al Seguro.
Andalucía supera en 1,2 puntos porcentuales esa media nacional, pues el fraude a las compañías de seguros se sitúa en el 3,4%, según señala el mismo estudio. Por encima del dato andaluz sólo está una ciudad autónoma. Entre las comunidades a Andalucía le sigue Cantabria (3,39%). Por debajo de la media se sitúan Madrid (1,21%), País
Vasco (1,45%), Castilla-La Mancha (1,79%) y Cataluña (1,79%).
El informe advierte de que la crisis económica creará unas condiciones que podrían generar un aumento de los casos de fraude al seguro. De hecho, en los años posteriores a la última crisis económica los intentos de fraude al seguro se duplicaron, algo que “podría volver a intentarse en los últimos meses”.
El director de siniestros de AXA España, Arturo López-Linares, considera que, “aunque la inmensa mayoría de los clientes son honestos”, algunas personas que atraviesan dificultades económicas “pueden verse tentadas a cometer un fraude al seguro, algo que, debido a las técnicas periciales, es hoy más difícil que nunca”.
Los pagos indemnizatorios fraudulentos evitados en todos los ramos ascendieron un 2%, hasta 67 millones de euros en 2020.
El mayor porcentaje de fraude lo sigue aglutinando el seguro de auto, con más de la mitad de los casos. Más del 87% de los casos de este ramo estuvieron relacionados con supuestos siniestros que tuvieron lugar durante la circulación del vehículo (20 millones de euros), por lo que la reducción de la movilidad durante el confinamiento de la primera ola de Covid-19 no tuvo un gran efecto, como cabría esperar.