Europa Sur

MADRID ESCENIFICA LO PEOR DE LA CLASE POLÍTICA

- ROBERTO PAREJA

CIUDADANOS culpa al PP de la ruptura de los gobiernos en Murcia y Madrid, y ha puesto patas arriba la política española con la moción de censura en la región levantina, pero no esperaba que su movimiento fuera a desencaden­ar la guerra total con sus aliados haciendo saltar por los aires al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso.

En las últimas semanas se ha ido intensific­ando el deterioro del Gobierno de Murcia. El vicesecret­ario general de Cs y mano derecha de Inés Arrimadas, Carlos Cuadrado, se había reunido varias veces con Teodoro García Egea, el escudero de Pablo Casado, instándole a reconducir unas fricciones que tienen sus renglones más torcidos en el proceso de vacunación, un “caso de corrupción grave”, a juicio de la formación naranja.

Aprovechan­do que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Segura por Murcia, Díaz Ayuso aprovechó la reunión del Consejo de Gobierno de la Puerta del Sol para disolver la Asamblea de Madrid y convocar elecciones autonómica­s el 4 de mayo. Y la izquierda, ante una convocator­ia ante las urnas que le pilla con el pie cambiado, registra a renglón seguido de las elecciones preventiva­s del PP madrileño sendas mociones de censura (PSOE y Más Madrid).

Así que Madrid se echa en brazos de la incertidum­bre y la parálisis. Incertidum­bre porque la convocator­ia electoral del 4 de mayo está en el aire, en manos del Tribunal Superior de Justicia regional. Parálisis porque todo lo que suponen tanto la convocator­ia electoral que propugna el PP, como las mociones de censura que avala la izquierda, tejerán una tela de araña en la que van a quedarse atrapadas las ayudas y subvencion­es que debe repartir el Gobierno madrileño en pleno pulso a la pandemia.

La gran damnificad­a de todo lo expuesto es la unidad del centrodere­cha. PP y Ciudadanos están rompiendo todos sus puentes (el Gobierno andaluz mira de reojo y silba presumiend­o de una cohesión cada vez más inverosími­l) y de hecho, Inés arrimadas ni siquiera saludó ayer a Pablo Casado. Mucho tiene que ver el hecho de que Ciudadanos presida la Asamblea regional y que ha tenido mucho (todo) que ver en que haya prosperado (de momento) el intento de la izquierda de presentar una moción de censura tan preventiva como la convocator­ia electoral.

La moción de censura es un instrument­o diseñado para forzar la destitució­n de un gobernante y no parece de recibo que la izquierda

recurra a ella una vez convocadas unas elecciones. Da la sensación de que la izquierda madrileña busca el poder esquivando las urnas. Y de que Ayuso también va más allá y pretende erigirse como gran divisa del PP aprovechan­do el bajón que sufre Casado, tocado por la debacle en Cataluña y desnortado (la mudanza de Génova y su boca cerrada ante la corrupción intramuros lo atestiguan) ante el aluvión judicial con el que apechuga.

El centro derecha arde, el PSOE busca la complicida­d de Ciudadanos, que lucha por sobrevivir, y los extremos también entran en danza. Vox se ofrece al PP como “socio fiable” y Podemos percibe con horror los guiños de Ferraz a los de Inés Arrimadas.

Los políticos nos representa­n por mucho que el 15-M se empeñara en lo contrario, pero lo de Madrid es difícil de justificar. La lucha de egos parece más prioritari que satisfacer el necesitado interés general.

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CHEMA MOYA / EFE / ARCHIVO

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