Verboom, padre fundador de la Algeciras moderna (II)
YA nos hemos referido a la singular historia urbana de Algeciras, (ver Europa Sur, 13/11/2020) una ciudad cuyo destino insólito originó un proceso de formación, muerte y resurrección del cual formaron parte acontecimientos poco comunes y giros históricos tan dramáticos como inesperados. Esto supone un apasionante encadenamiento de sucesos y circunstancias, del cual deseamos ir dejando gradualmente constancia en estos modestos artículos, pobre reflejo de una realidad histórica tan interesante como poco divulgada.
En la anterior entrega, (8/2/2021) nos referíamos al Marques de Verboom como al más importante gestor de la resurrección de Algeciras, destruida y arrasada en 1375 y que fue un campo de ruinas durante 329 años. Es tras la pérdida de Gibraltar en 1704, cuando sus habitantes se dispersan por la comarca y algunos pequeños grupos se acogen a los cortijos que explotaban los campos de la vieja Algeciras. En esos siglos casi vacíos de recuerdos se habían registrado, no obstante, ciertos acontecimientos históricos insólitos (ver Europa Sur 18/12/2021 y 29/01/2021) así como algunos fallidos intentos de reconstrucción (véase Europa Sur 8/1/2021).
La necesidad de asegurar los suministros para Ceuta dio visibilidad al fondeadero de Algeciras, como el más apropiado para continuar la mencionada función de embarcadero para suministros, que había sido cubierta hasta 1704 por Gibraltar, sin que se hubiera podido encontrar un sustituto más adecuado, hasta que una gran expedición de socorro militar a Ceuta obliga a utilizar Algeciras. El más importante ingeniero militar de España
Sus proyectos son un antecedente de la política borbónica de repoblación
y su imperio, el marqués de Verboom, inspecciona la bahía y se convence de la urgente necesidad de habilitar en Algeciras un puerto y una ciudad de apoyo al mismo, con triple objetivo: garantizar los suministros a Ceuta, evitar el peligro de la expansión inglesa en la bahía, contribuyendo a controlar el Estrecho y al mismo tiempo, crear un foco de producción y riqueza en la nueva ciudad y su entorno. Sobre esto último, hay que tener en cuenta que, debido a un complejo proceso histórico, esta era una de las zonas más agrestes y despobladas de España, por lo que los proyectos de Verboom son un antecedente de la política borbónica de repoblación para zonas desérticas, que se plasmaría años más tarde en las “nuevas poblaciones” de Sierra
Morena, creadas por el gran rey Carlos III a través de los ilustrados (y eficaces) hombres de estado Campomanes y Olavide.
Para Verboom, el punto de partida era garantizar la capacidad portuaria y para ello tenía que atender a tres necesidades primordiales:
Disponer de un espacio con aguas limpias de obstáculos submarinos y con adecuada
Cómoda accesibilidad desde la ribera. Eso era facilitado por la topografía de la parte baja de la ciudad. El espacio comprendido entre el arco medieval del ojo del Muelle y la desembocadura del río de la Miel era una playa y la plataforma aluvial a sus espaldas (el actual barrio de la Caridad) tenía escasa altura sobre el nivel del mar. El pequeño estuario del río de la Miel, navegable hasta el puente del Matadero por embarcaciones ligeras, fue una buena base para estas hasta entrado el siglo XX, permitiendo incluso la creación de carpinterías de ribera o pequeños astilleros.
Se podían disponer embarcaderos provisionales de madera, pero los de obra fueron escasos y muy tardíos. Por lo tanto, la carga y descarga de