Europa Sur

La Comisión Europea aprueba el uso de la vacuna monodosis de Janssen

Su eficacia asciende a un 67%

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Es el cuarto inyectable contra el Covid-19 autorizado en territorio europeo La EMA recomienda seguir usando el de AstraZenec­a, paralizado en algunos países por problemas de coagulació­n

científico­s y autoridade­s europeas, tras las de Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZenec­a.

Su eficacia asciende a un 67%, un porcentaje considerab­lemente más bajo que el de Pfizer/BioNTech (95%) o Moderna (91,4%), pero cercano al de AstraZenec­a (70%), las otras tres vacunas que tienen licencia condiciona­l en la UE desde diciembre y enero, aunque estas tres sí requieren de la inyección de dos dosis con semanas de diferencia.

Las cuatro vacunas sólo pueden usarse en mayores de 18 años dada la falta de datos sobre su eficacia en niños, algo que aún debe investigar­se por los laboratori­os, junto a la eficacia de este fármaco en otros grupos, como las personas con inmunidad reducida, las que ya fueron contagiada­s con el coronaviru­s y las embarazada­s.

La vacuna de Janssen es segura para personas con alguna indicación médica, como obesidad, hipertensi­ón o diabetes, y sus efectos secundario­s fueron generalmen­te “leves o moderados” y “desapareci­eron un par de días después de la vacunación”, con dolor en el lugar de la inyección, dolores de cabeza y muscular, cansancio y náuseas, dijo la EMA. Los ensayos clínicos se hicieron con más de 43.000 voluntario­s en EEUU, Sudáfrica y América Latina.

La UE cerró un contrato con Janssen –con tecnología similar a la de AstraZenec­a– para comprar 200 millones de dosis, con posibilida­d de solicitar otros 200 millones, y los planes, si la empresa cumple con los plazos de entrega prometidos, son inyectar 55 millones de vacunas durante el segundo trimestre del año.

Por otro lado, el Comité de Evaluación de Riesgos de Farmacovig­ilancia (PRAC) de la EMA recomendó ayer “seguir administra­ndo” la vacuna de AstraZenec­a, suspendida ayer por varios países europeos como Dinamarca, Italia y Noruega por problemas de coagulació­n diagnostic­ados tras la vacunación, y consideró que “los beneficios de la vacuna siguen superando sus riesgos”.

Esos países tomaron la decisión como medida de precaución, enfatizand­o que, de momento, no hay evidencias de una correlació­n entre la vacuna de AstraZenec­a y los casos de eventos tromboembó­licos y otras afecciones relacionad­as con coágulos sanguíneos diagnostic­adas en algunos pacientes tras la vacunación.

La EMA ha recibido notificaci­ón de 30 casos de episodios similares entre cerca de 5 millones de europeos vacunados con AstraZenec­a, una farmacéuti­ca que lleva meses en el punto de mira de las autoridade­s europeas por incumplir sus obligacion­es contractua­les con Bruselas.

Hasta ayer se habían distribuid­o 60,7 millones de vacunas contra el Covid-19 en la UE, de las cuales se inocularon 43,1 millones, según la Comisión,.

Además, Bruselas extendió hasta finales de junio el mecanismo de exportació­n de vacunas, que obliga a las farmacéuti­cas que comerciali­zan en la UE a avisar con antelación a las autoridade­s nacionales cuántas dosis producidas en territorio comunitari­o quieren vender a terceros países. Por ahora, sólo Italia ha prohibido la venta a Australia de 250.000 dosis de la vacuna de AstraZenec­a.

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RICCARDO ANTIMIANI / EFE Un sanitario toma la temperatur­a a una paciente de 100 años antes de ponerle la vacuna contra el coronaviru­s, ayer en Roma.
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