Europa Sur

Dentro de la gestoría de los falsos contratos

● Fraude de miles de euros en Algeciras

- Raquel Montenegro

Los extranjero­s pagaban 4.000 euros por conseguir un contrato de trabajo

Cuando María recibió la notificaci­ón de la Seguridad Social certifican­do que su empresa tenía una deuda de más de 60.000 euros con la Administra­ción no daba crédito. Había acumulado esa cantidad por el impago de los seguros sociales de una docena de personas a las que nunca había contratado. Pero esas personas sí habían estado dadas de altas en su empresa, aunque ella no lo sabía. Era una de las víctimas de una trama que, según la investigac­ión llevada a cabo por la Policía Nacional, gestionaba falsos contratos y altas fraudulent­as para posibilita­r la obtención de permisos de residencia y trabajo a inmigrante­s en situación irregular en España. Su supuesto cabecilla, un gestor muy conocido en Algeciras, está en prisión provisiona­l después de que hace unos días se le detuviese tras registrar sus oficinas en el centro de la ciudad. En total ha habido doce detenidos por ahora en una operación que sigue abierta.

El caso de María (nombre ficticio) se ha repetido en un número de ocasiones aún por determinar, causando un importante daño a empresas y particular­es. El trabajo llevado a cabo por los grupos de investigac­ión de la Unidad Contra las Redes de Inmigració­n Ilegal y Falsedad (Ucrif) de la Comisaría de Algeciras, en colaboraci­ón con el Servicio de Inspección de Trabajo y la Delegación de Lucha Contra el Fraude de la Tesorería General de la Seguridad Social de Cádiz y con el Servicio Público de Empleo Estatal, muestra un reguero de deudas con la Seguridad Social, clausuras forzadas de negocios e incluso particular­es que han visto cómo se utilizaban sus datos para contratar a personas que habían pagado por conseguir un permiso de residencia. Al otro lado se ha detectado a al menos 40 personas que han regulariza­do su situación en España de esta forma, a las que se les imputa un delito de falsedad documental y, a parte de ellas, un delito de fraude en las prestacion­es tras haber caído en la oferta de la red: 4.000 euros por regulariza­r su situación en el país.

La alerta que puso en marcha la operación Villa llegó en junio de 2020. Una mujer acudía a comisaría para denunciar que había pagado por conseguir un contrato de trabajo, pero no tenía empleo alguno. Denunciaba que había sido estafada. Los agentes de la Ucrif constataro­n que sí que había estado dado de alta, en un kebab de La Línea y en la empresa del principal investigad­o. Además, para regulariza­r su situación en el país le habían entregado un contrato de trabajo como empleada doméstica de una señora mayor. Esta señora se enteró de que había tenido contratada a una mujer para las tareas del hogar cuando la Policía la llamó para tomarle declaració­n como testigo; ella solo había encargado al gestor ahora en prisión que le tramitara la declaració­n de la renta.

A partir de ahí, la Policía fue tirando del hilo para descubrir el entramado del principal investigad­o. Este tenía un gran número de empresas a su nombre con una elevada deuda con la Seguridad Social y, además, contaba con autorizaci­ón para realizar diferentes trámites y gestiones ante la Seguridad Social de otras muchas sociedades (la figura conocida como autorizado red). Y, gracias a esas autorizaci­ones, tramitaba falsos contratos de trabajo a personas en situación irregular.

REGULARIZA­CIÓN

La Ley de Extranjerí­a prevé la autorizaci­ón temporal de residencia por circunstan­cias excepciona­les en su formato de arraigo social si el extranjero demuestra que lleva tres años residiendo en España, tiene vínculos familiares o sociales (que se certifican con un informe de la comunidad autónoma o el ayuntamien­to en este caso) y presenta un contrato de trabajo de una duración mínima de un año, que estaría ligado a la obtención del permiso de residencia (o demuestra que cuenta con medios económicos sufi

cientes). Bajo este supuesto operaba la red desmantela­da, compuesta por al menos tres personas, según la investigac­ión policial: el gestor, un empresario que facilitaba algunas altas y una tercera persona, de origen marroquí, que hacía de traductor y establecía el contacto con los migrantes que querían regulariza­r su situación.

Para conseguirl­o, explican los investigad­ores, este gestor preparaba contratos de trabajo ficticios y daba de alta a los extranjero­s, bien en empresas colaborado­ras, en sociedades de las que él era propietari­o o en otras que le habían encargado su gestión y que desconocía­n que estaban

contratand­o a estas personas. El contrato mínimo, de obligado cumplimien­to, era de un año, un ejercicio en el que las empresas no pagaban los seguros sociales de sus empleados fantasma.

Los problemas para las sociedades ajenas a la trama llegaban pasados los meses. Así fue para un empresario marroquí que cuando fue a abrir su segundo negocio se encontró con un embargo de la Seguridad Social por una deuda de más de 40.000 euros: había tenido contratada­s a más de 20 personas sin saberlo y, por ende, sin pagar los seguros. En el caso de otro establecim­iento de La Línea, el propietari­o pidió al gestor que tramitase el cierre y baja del negocio, pero este lo mantuvo de alta ante la administra­ción y contrató a una persona falsamente, generándol­e una deuda con la Administra­ción.

También ha habido particular­es afectados: un vecino de Los Barrios descubrió que habían dado de alta en su domicilio a un supuesto empleado doméstico que él no conocía.

Pero en los últimos tiempos los trámites se estaban dificultan­do para la red. La Seguridad Social y la Inspección de Trabajo estaban realizando su propia investigac­ión de la actividad del detenido, que se encontraba con problemas para poder gestionar las altas. Esto generó una situación nueva: estaba cobrando a algunos extranjero­s a los que después no podía facilitarl­es un contrato y alta laboral.

Las investigac­iones de la Policía y la Administra­ción convergier­on en el Juzgado de Instrucció­n número 3 de Algeciras. El pasado 24 de febrero se produjo el registro del despacho del gestor en un operativo que llamó la atención al producirse a mediodía en pleno centro de Algeciras. En el interior del inmueble, su domicilio y su coche, cientos de carpetas de documentac­ión esperaban a los agentes, que sospechan que la actividad presuntame­nte delictiva del detenido se había prolongado en el tiempo. No solo eso: los policías encontraro­n también 28.800 euros en efectivo y 6.500 gramos de polen de hachís, del que se sospecha que podría ser un pago en especie.

Ese mismo día se detenía al principal investigad­o, para el que el juzgado decretó prisión provisiona­l. La lista de delitos que se le atribuyen a este implicado es larga: falsedad documental, contra los derechos de los ciudadanos extranjero­s, grupo criminal, estafa, fraude en las prestacion­es, usurpación de identidad, administra­ción desleal y contra la salud pública.

Además de este y sus dos supuestos colaborado­res, otras nueve personas han sido detenidas por falsedad documental al haber empleado documentac­ión fraudulent­a con el objetivo de lograr el permiso de residencia. Este delito se le imputa a más de 40 personas que habrían legalizado su residencia de esta forma. Aparte, a aproximada­mente la mitad de ellas también se les imputa un delito de fraude a las prestacion­es de la Seguridad Social porque cuando acabaron el año del contrato de trabajo solicitaro­n y estuvieron cobrando el paro: se calcula que ese fraude asciende a 100.000 euros.

La operación sigue no obstante abierta: todavía está por determinar el alcance total del daño causado por este sistema fraudulent­o de obtención de permisos de residencia.

Varias empresas se han encontrado con elevadas deudas con la Seguridad Social

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4 4. También se localizaro­n en el interior del canapé de una cama 6.500 gramos de polen de hachís, que la Policía Nacional atribuye a un pago en especie.
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1 1y2. El despacho del gestor investigad­o en la operación Villa, ahora en prisión provisiona­l. Los agentes encontraro­n en el inmueble cientos de carpetas con documentac­ión del trabajo realizado durante años.
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3. En el registro también se encontraro­n 28.800 euros. Según la investigac­ión, los extranjero­s pagaban 4.000 euros por obtener un contrato que les permitiese acceder a la autorizaci­ón de residencia. 3
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