Europa Sur

De Algeciras a la meca de la música clásica

● Irene Delgado, directora de la orquesta Tonkünstle­r en Viena, relata su experienci­a

- Juanjo Rodríguez

Viena, la capital de Austria, es una de las cunas de la música clásica, por cuyas calles han pasado algunos de los más geniales compositor­es de la historia como Wolfang Amadeus Mozart, Johann Strauss o Beethoven. Allí se encuentra, desde hace casi tres años, la algecireña Irene Delgado Jiménez, con tan solo 30 años y que ha encontrado su pasión en la dirección de orquesta.

Como muchos en el Campo de Gibraltar, sus inicios fueron con el instrument­o con el que se hizo famoso el genial Paco de Lucía: “Mi primera experienci­a con la música fue en un garaje, con mi padre y unos amigos suyos que tenían guitarras eléctricas y yo me volví loca, cogí una de ellas y me puse a tocarla como si no hubiera un mañana. Me sangraban hasta las manos, pero no me importaba nada”, recuerda la directora.

“Luego empecé a tocar el piano y hasta los 12 años estuve entre el conservato­rio de Algeciras y el de La Línea, pero a esa edad me cansé mucho de la música”, continúa Delgado. “Cuando tenía 14 años murió mi madre y volví a necesitar la música otra vez, de una manera muy fuerte. A los 17 años tuve una llamada por el género clásico y llegué un día a casa y le dije a mi padre que quería ser directora de orquesta, porque creo que es la forma de música más rica que hay, la que tiene más colores, la más potente. Quería ordenar el sonido”, explica.

En eso consiste su profesión, en poner orden: “Soy el oído de la orquesta, colocada en medio, y mi función es reaccionar al sonido que los músicos me dan, ordenarlo y darle sentido. Aunque parezca que solo muevo los brazos, doy muchísima informació­n a las personas que dirijo y unifico lo que hace cada uno de ellos individual­mente”.

La directora abandonó Algeciras a los 19 años para estudiar en Barcelona, y desde entonces ha trabajado en Cataluña, Austria, Alemania, Argentina, Italia, Reino Unido y Suecia: “No he parado de moverme porque es lo que implica esta profesión. Si eres músico puedes conseguir una plaza en una orquesta y vivir todo el año en el mismo sitio, pero en mi caso, hasta que no eres bastante mayor no te dan la titularida­d y la mayoría estamos de invitados y vamos viajando de orquesta en orquesta”.

Irene resalta que la dirección es una carrera de largo recorrido: “Hasta los 45 años te consideran un director joven y a partir de ahí te empiezan a decir de mediana edad. A partir de los 60 es cuando ya se te considera un director maduro”.

Delgado habla español, catalán, inglés, alemán, “un poco de francés y me defiendo para ensayar en italiano. Bueno, para ensayar y echar broncas”, comenta con un carcajada. “Ahora tengo que aprender a leer en ruso, el idioma original de Mavra de Stravinsky (obra que dirigirá en mayo)”.

La algecireña considera que se encuentra en un buen momento de su trayectori­a profesiona­l: “Estoy en un punto de mi carrera al que tenía ganas de llegar, con una de las mejores orquestas de Austria, la Tonkünstle­r de Viena. Me gusta trabajar con profesiona­les y a un nivel muy alto”.

“Si pudiese dirigir una orquesta como la Filarmónic­a de Berlín, no me quejaría. Pero si trabajara en España y me lo valoraran bien, también sería más que feliz”, afirma Delgado, que el 27 de marzo dirigirá el Réquiem de Mozart en el teatro La Fábrica de Sant Pere de Vilamajor (Barcelona).

Irene no olvida la tierra que la vio nacer: “Intento ir con frecuencia a Algeciras. Antes de venir a Viena iba mucho más, pero siempre volvía por Navidad, Semana Santa, verano y alguna fecha más. Me gustaría ir más. Lo que más hecho de menos es a mi familia y amigos... Y el mar... He llegado a llorar echando de menos el mar, su olor, el sonido de los barcos... Y por supuesto la comida”, añade.

El pasado agosto hizo su última visita a la ciudad: “Estuve bastante encerrada porque no quería poner en riesgo a nadie con el coronaviru­s. No le di ni un abrazo a mi padre. Me di un paseo por la playa y vi a dos personas”.

“Me gustan tanto Getares como El Rinconcill­o. Me gusta esta última porque iba mucho de pequeña con mi madre y mi padre, pero Getares también es especial. Cerca del faro están las cenizas de mi madre, así que tengo hueco para las dos”, puntualiza.

El mar es importantí­simo para Irene y su proyecto Thalassa Project Music, con el que quiere poner en contacto a profesiona­les y amantes de la música en el Campo de Gibraltar, y que está muy relacionad­o con él: “Thalassa significa mar en griego, porque el mar tiene ese vaivén que la música también posee. Las personas que nacemos cerca del mar tenemos una manera de sentir y una pasión muy especiales, nunca mejor dicho. Quiero que sea un proyecto muy ligado al lugar del que sale”.

En la página de Facebook que lleva el nombre del proyecto, habrá informació­n periódica acerca de grandes y desconocid­os de la historia del arte sonoro. El pasado viernes tuvo lugar la primera charla-coloquio telemática, cuya intención es repetir una vez al mes: “Pondremos un tema sobre la mesa y cada uno dará su opinión. La idea es juntar a profesiona­les con gente a la que le guste la música. No es condición saber de música para participar”, explica Delgado sobre el proyecto, en el que colaboran los también directores Laura de Arenzana (Barcelona) y Rodrigo Cob (Burgos), además de su padre, Ignacio Delgado.

Directora de orquesta

Irene Delgado

Los que nacemos cerca del mar tenemos una manera de sentir y una pasión muy especiales”

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Irene Delgado, durante un ensayo.
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E.S. La directora algecireña, con su batuta.

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