Europa Sur

“El Valle de los Caídos cuesta tanto demolerlo que restaurarl­o”

JOSEP SERRA. DIRECTOR DE ‘MEGAESTRUC­TURAS FRANQUISTA­S’

- Francisco Andrés Gallardo -En un régimen que tuvo épocas

● DMax estrena mañana lunes una docuserie de seis capítulos sobre hitos de ingeniería y arquitectu­ra durante la dictadura ● Es una extensión del equipo de ‘La Guerra Civil en color’

Tras La Guerra Civil en color o Franco, la vida del dictador en color, que se han visto en todo el mundo en los canales de Discovery, la productora Minoría Absoluta describe las etapas de la dictadura franquista a través de sus proyectos más faraónicos y delirante. Megaestruc­turas franquista­s llega este lunes a las 22.30 a DMax para recorrer la gestión de los gobiernos de Franco a través de seis proyectos, del Valle de los Caídos a los construcci­ones nucleares. Josep Serra, director de la docuserie, explica a este periódico cómo se ha abordado esta faceta de la época

–¿Vuelven a ‘colorear’ la Historia, a actualizar su aspecto para los espectador­es de hoy?

–Tenemos la experienci­a pero los documentos históricos los dejamos en esta ocasión en blanco y negro para que sean el contraste con el presente, en color, una forma de contar y unir ambas épocas. Hemos seguido en esta ocasión el estilo de los espacios de megaconstr­ucciones. Para mostrar lo grandioso de los lugares de los que hablamos hemos utilizado drones, estabiliza­dores. Buscamos así imágenes espectacul­ares para explicar la grandilocu­encia.

–Delirios de grandeza.

–Por supuesto, y no es sólo asombrarno­s, o no, con las dimensione­s, sino el simbolismo que rezuman muchas de estas obras, desde la basílica del Valle de los Caídos a la nueva Arcadia del Plan Badajoz para crear una sociedad afín al régimen.

–¿Hay un denominado­r común en lo artístico y en la ingeniería?

–No hay un una unidad estilístic­a. Es un régimen cuyo poder se impone por la fuerza de las armas por lo que aspira a definirse con sus actos y sus obras. En general estas obras son visualment­e muy potentes, con funcionali­dad y gran carga simbólica. No hay un estilo común pero sí una filosofía común: la de sacar pecho.

diferencia­das ¿También hay períodos diferencia­dos en la obra pública?

–La aventura nuclear alcanza hasta los años 70, como las presas. La guerra contra la guerra busca sacar provecho de la contienda mundial y se olvida en los 50. Los astilleros era una manera de ejemplific­ar el espíritu del INI. Se inician en los 40 y llegan hasta la reconversi­ón naval. El punto álgido fue en los 60 con la construcci­ón de superpetro­leros. España se convirtió en la cuarta potencia mundial en construcci­ón de barcos.

–¿Viajan en la serie hasta los astilleros andaluces?

–Fuimos a los de Sevilla. Guardan relación con los de Ferrol y La Coruña. En Andalucía también recorremos las líneas ofensivas-defensivas de La Línea en torno a Gibraltar. Hay un momento de la guerra en el que Franco se plantea entrar para recuperar algo del imperio perdido, en Gibraltar y Marruecos. Las construcci­ones defensivas se convierten así en ofensivas; y al revés cuando se da un paso atrás respecto a Alemania. Es entonces cuando se construyen nichos para colocar cargas de dinamita en carreteras y puentes del Campo de Gibraltar para obstaculiz­ar una hipotética invasión de los aliados.

–¿Lo más llamativo de todas estas construcci­ones?

–Por supuesto, el Valle de los Caídos. Es el Top 1 por todo. Por cómo es y lo que significa. Los expertos desgranan su simbolismo hiperbólic­o. Ahora está en un grado de deterioro porque son muy complicada­s de restaurar las colosales esculturas de Juan de Ávalos. El Valle de los Caídos cuesta tanto demolerlo que restaurarl­o.

–De las obras públicas se nos sobreviene­n dos tópicos: pantanos y el Plan Badajoz.

–La construcci­ón de pantanos y de centrales hidroeléct­ricas fue una escuela de investigac­ión. La evolución en la construcci­ón de presas nos habla del talento español. Había una necesidad de energía para el despegue económico y se hicieron muchos esfuerzos durante décadas. El Plan Badajoz quería convertir miles de hectáreas de secano en regadío, con pueblos de colonizado­res que se convertían en un campo de experiment­ación. Pero de los 800.000 habitantes que tenía la provincia de Badajoz en aquella época sólo fue beneficios­o para unos 20.000 en comparació­n con los 250.000 que emigraron. Fue mucho ruido y poco fruto.

–¿El INI fue la punta de lanza de la autarquía?

–En el sexto capítulo analizamos la labor de su director durante sus primeros veinte años, Juan Antonio Suanzes. El instituto nace con la intención de reamar el país y controlar la industria pesada. Tras la guerra mundial España está condenada a la autarquía.

–¿Merecieron la pena esas inversione­s?

Tras el paso atrás, se construyen nichos para colocar dinamita paa obstaculiz­ar una invasión de los aliados”

Las estructura­s en los Pirineos y el Campo de Gibraltar costaron un dineral sin posar allí una ametrallad­ora”

–En general son grandes construcci­ones pero el resultado no está a la altura de las expectativ­as. Las estructura­s militares en los Pirineos y el Campo de Gibraltar costaron un dineral y al final no se posó allí ni una ametrallad­ora. A lo largo de los Pirineos hay 10.000 construcci­ones defensivas, a lo largo de 500 kilómetros. Se quiso hacer una especie de Línea Maginot para evitar una invasión desde Europa y todo quedó sin terminarse y en desuso.

–¿Y qué obra destaca por el ingenio autárquico?

–La presa de Aldedávila. En ella se perfeccion­an los saltos de esquí para que el agua se pulverice en su caída. Iberduero creó un laboratori­o para perfeccion­ar el sistema y evitar roturas. Es lo más destacado y a día de hoy esas presas siguen asombrando.

 ?? EFE ?? Los llamados saltos de esquí para evitar roturas de la presa de Aldeadávil­a.
EFE Los llamados saltos de esquí para evitar roturas de la presa de Aldeadávil­a.

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