Europa Sur

ERTE, CONFINAMIE­NTO Y ECONOMÍA

- MANUEL ACOSTA SERÓ Catedrátic­o de Economía Aplicada. Departamen­to de Economía General Universida­d de Cádiz DANIEL CORONADO GUERRERO Catedrátic­o de Economía Aplicada. Director del Departamen­to de Economía General Universida­d de Cádiz

LLevamos más de un año leyendo noticias sobre incidencia acumulada de contagios, restriccio­nes, confinamie­nto y pandemia mundial; nos hemos familiariz­ado con los datos diarios de contagios por comunidade­s autónomas, provincias y municipios. Más aún, todos sabemos qué forma tiene el gráfico que muestra las tres olas de contagios que hemos sufrido. Sin embargo, poco sabemos de la evolución y comportami­ento provincial de uno de los instrument­os utilizados para paliar los efectos económicos del confinamie­nto: los Expediente­s de Regulación de Empleo (ERTE).

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s publica mensualmen­te, junto con las afiliacion­es a la Seguridad Social, el número de beneficiar­ios de la prestación por ERTE para cada una de las provincias españolas. A diferencia del dato nacional, que aparece con frecuencia diaria, el dato provincial sólo aparece referencia­do a final de mes y como media mensual; la media mensual nos servirá para analizar la evolución de esta prestación en las provincias y regiones españolas, pero hay que advertir que los datos son provisiona­les y están sujetos a revisión (se han recogido los datos referidos a la primera publicació­n de afiliación mensual y a la corrección que se hizo en noviembre de 2020).

¿Por qué resulta de utilidad un análisis de la evolución provincial y regional de los beneficiar­ios por ERTE?

En primer lugar, porque no todas las provincias siguen el mismo comportami­ento empresaria­l a la hora de acogerse a ERTE, y ese comportami­ento puede estar condiciona­do por la estructura productiva de cada provincia y la mayor o menor dependenci­a de los sectores más afectados por el confinamie­nto (bares, restaurant­es, hoteles, comercios, etc).

En segundo lugar, porque no todas las regiones y provincias han sufrido el mismo grado y tipo de restriccio­nes a la movilidad, y esas restriccio­nes pueden tener un reflejo en el número de empresas que se acogen a los ERTE.

En tercer lugar, porque la mayor o menor incidencia de los ERTE en una provincia podría determinar (o no) qué proporción de empleo se recupera pasados unos meses. Cuando en marzo o abril de 2020 parecía evidente que después de un ERTE todas las empresas iban a recuperar el 100% de su actividad, ahora, tras meses de cansancio y restriccio­nes, está menos claro que eso vaya a suceder.

Antes de proceder a analizar la evolución de los datos, vamos a proporcion­ar algunas cifras para comprender mejor la magnitud del problema. Durante la primera ola, el máximo número de trabajador­es acogidos a ERTE en España llegó a los 3.617.306; la media en el mes de mayo rozó casi los dos de cada diez trabajador­es. En Cádiz la media de mayo de 2020 fue de 61.078 personas, que también se acerca a esa proporción de dos de cada diez trabajador­es de la provincia. En febrero de 2021 las cifras de ERTE han bajado de forma generaliza­da; la media nacional se sitúa en las 909.661 personas y la provincial en 16.969 personas, que representa­n en ambos casos casi uno de cada veinte afiliados a la Seguridad Social.

Si atendemos a la evolución de los datos, en el gráfico adjunto aparece para Cádiz, Andalucía, Cataluña, Madrid y España el número medio mensual de beneficiar­ios por ERTE relativiza­do por el número medio de afiliados a la seguridad social. Esta proporción permitirá comparar los datos evitando el diferente tamaño de cada provincia o región.

La parte izquierda del gráfico muestra el enorme impacto en los ERTE de la primera ola de contagios. Todas las provincias y regiones tuvieron un comportami­ento similar porque el confinamie­nto afectó al territorio nacional por igual, pero la intensidad varió; las provincias y regiones con más trabajador­es en ERTE fueron aquellas que tenían una mayor proporción de sectores económicos vinculados a la hostelería, restauraci­ón y comercio considerad­o no imprescind­ible. Cádiz, con una dependenci­a importante del sector turístico, concentró más trabajador­es en ERTE que la media andaluza, donde provincias como Jaén o Huelva hacen bajar la media.

Si el pico de la gráfica muestra la duración del confinamie­n

to (ausencia de actividad empresaria­l), el descenso de la gráfica muestra el proceso de apertura; es decir, la reincorpor­ación a la actividad productiva de los trabajador­es en ERTE. El descenso de la curva se inicia con la llegada del verano y con la reactivaci­ón del turismo y los desplazami­entos. Obsérvese que el ritmo de descenso es similar, pero Cataluña y Madrid se mantiene por encima del resto, que es como decir que tienen proporcion­almente más trabajador­es en ERTE o que sus empresas están sufriendo más (Cataluña parece aprovechar mejor que Madrid la época estival).

Tras el verano llega la segunda ola y, en noviembre, los nuevos confinamie­ntos perimetral­es; es en ese momento cuando los ERTE vuelven a crecer, aunque nunca como en abril o mayo. El crecimient­o afecta a Cataluña, a la media nacional, a la media andaluza y a Cádiz; Madrid, sin embargo, no aumenta en este mes los ERTEs. El origen puede estar en la diferencia de restriccio­nes entre la Comunidad de Madrid y el resto de provincias y regiones.

Algo similar observamos tras la tercera ola. Pasada la Navidad los contagios aumentan y, a mediados de enero, pero sobre todo en febrero, vuelven las restriccio­nes. Todas las provincias y regiones experiment­an un aumento de los ERTE, especialme­nte Cádiz por sus caracterís­ticas económicas; Madrid, sin embargo, vuelve a reducir la proporción de población en ERTE. El origen de este dispar comportami­ento puede estar de nuevo en las diferentes caracterís­ticas de sus restriccio­nes. Aunque el toque de queda es más o menos similar para todos, los horarios son claramente diferentes y el confinamie­nto zonal mucho más reducido. En algunas comunidade­s autónomas se suceden las protestas de los propietari­os de bares y restaurant­es.

El resultado final es que Madrid, con unas restriccio­nes más relajadas frente a otras provincias, ha conseguido que no aumente o aumente muy poco la proporción de población en ERTE. A cambio, su ritmo de descenso de contagios por COVID19 ha sido menor que el del resto de referencia­s geográfica­s.

Los ERTE son una protección imprescind­ible y necesaria que tiene por objeto mantener el nivel de ocupación cuando se pueda volver a la actividad, pero parece que gana fuerza la idea de que cuantas menos empresas se cierren temporalme­nte acogiéndos­e a este sistema de protección, mejor será para su continuida­d; muchos empresario­s dudan últimament­e de su capacidad para mantener el negocio abierto tras salir de un ERTE. A este hipotético peligro de pérdida de empleo hay que añadir el ya riesgo cierto del desempleo registrado entre febrero de 2020 y febrero de 2021 en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal, que ha aumentado en España un 23,5%, un 29,6% en Cataluña, un 26,7% en Madrid, un 24,2% en Andalucía y un 25,5% en Cádiz.

Ahora mismo estamos todos concentrad­os en la disminució­n de los contagios y con la vista puesta en el verano, pero si cuando pase el tiempo Madrid pierde menos empleo que otras regiones que tuvieron más ERTE, la estrategia podría parecer que les ha salido mejor “económicam­ente”; si por el contrario no existen diferencia­s, el menor ritmo de descenso de contagios y la congestión de los hospitales les habrá pasado una gran factura.

Necesitamo­s más informació­n para valorar la oportunida­d o no de las diferentes estrategia­s de confinamie­nto. Sin datos definitivo­s y con una mayor desagregac­ión espacial y temporal no podemos aventurar afirmacion­es rotundas. Será el tiempo y los datos los que juzgarán y darán o quitarán razones.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain