Bolsonaro nombra a su cuarto ministro de Salud desde el inicio de la pandemia
una reunión con el general Eduardo Pazuello, a quien sustituirá en el cargo oficialmente tras una “transición” de “unos pocos días”, dijo.
Explicó que su tarea será darle “continuidad al trabajo” del general, quien asumió el cargo en mayo de 2020 y lo deja con su gestión investigada por los tribunales por unas graves sospechas de “omisión” y “falta de transparencia” por las que aún debe responder.
Queiroga, hasta ahora presidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología (SBC), es un médico respetado en los medios científicos, que ha hecho su carrera profesional en el sector privado y no tiene experiencia alguna en la altamente burocratizada gestión pública. También está vinculado a la familia Bolsonaro e integró el equipo del gobernante durante la transición entre las elecciones de 2018 y su toma de posesión, el 1 de enero de 2019.
Asumirá el cargo en momentos en que el país está con toda la red hospitalaria al borde del colapso, lo que ha llevado a la mayoría de los gobernadores y alcaldes a cerrar comercios y adoptar medidas restrictivas a las que Bolsonaro se opone desde el inicio de la crisis por su impacto económico, del que dice que “también mata”.
Queiroga dijo ayer que medidas de esa naturaleza, como los confinamientos, sólo deben ser adoptadas en “situaciones extremas” y “no pueden ser una política de Gobierno”, aunque no aclaró si el actual momento de Brasil requiere de esas restricciones.
Sin embargo, una de sus últimas decisiones al frente de la SBC fue suspender por tiempo indeterminado las actividades presenciales en ese organismo privado debido al “momento actual de la pandemia”.
La salida del general Pazuello fue producto de la presión de unos partidos de centro y derecha que controlan el Parlamento e intentan dotar de mayor gobernabilidad al Ejecutivo de Bolsonaro, pero que no parecen haber recibido del todo bien el nombramiento de Queiroga.
El presidente de la Cámara baja, el diputado Arthur Lira, fue uno de quienes encabezaron esas presiones, pero apoyaba para el Ministerio de Salud a la cardióloga Ludhmila Hajjar, quien después de reunirse con Bolsonaro rechazó el puesto por entender que el mandatario combate al virus con la “ideología” por encima de “la ciencia”.
Un día después del nombramiento de Queiroga, Lira permanecía en silencio sobre el asunto, lo que fue interpretado como una forma de mostrar su disconformidad con la decisión de Bolsonaro.