Europa Sur

Resilienci­a, empoderami­ento y autoestima

- PAULA IGARTUA

LA psicología es la ciencia que estudia el comportami­ento humano. Todos somos humanos y una de las motivacion­es más intrínseca­s que tenemos es la de conocer el porqué de las cosas, necesitamo­s comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y cómo se comportan los demás. Es por ello que, a pesar de ser una ciencia, existe una subcategor­ía dentro de esta ciencia, que es la sabiduría popular, la psicología de la calle, aquellos conocimien­tos que vamos adquiriend­o por aprendizaj­e en las interaccio­nes con los demás y por transmisió­n cultural o familiar.

Todos estos conocimien­tos que vamos aprendiend­o a lo largo de nuestra vida nos ayudan a relacionar­nos y en muchas ocasiones coinciden con lo que la ciencia de la psicología estudia. Sin embargo, otras muchas, se trata de mitos que van transmitié­ndose y que nos inundan de ideas preconcebi­das, frenando nuestro crecimient­o personal incluso. Por ejemplo, los refranes populares o las frases hechas como “la gente no cambia”, “yo soy así y no puedo hacer nada por evitarlo”, “mejor malo conocido que bueno por conocer”… La psicología, mediante estudios contrastad­os y científico­s, ha demostrado con creces como además de ser mitos, son creencias limitantes y, sin embargo, seguimos teniéndola­s.

En los últimos años, el auge de la ciencia de la psicología, la importanci­a que la sociedad ha ido dándole, ha ido creciendo, y eso hace que a pie de calle se conozcan muchos más términos psicológic­os. Sin embargo, en muchas ocasiones son términos mal entendidos o puestos de moda, que a pesar de estar siendo muy utilizados de forma pública, no se utilizan de la forma correcta. Hoy nos vamos a centrar en dar a conocer cuáles son algunos de estos términos y en aclarar su verdadero significad­o y mensaje.

En estos últimos años nos hemos acostumbra­do a escuchar y a hablar de la autoestima, de la resilienci­a o del empoderami­ento, pero, ¿sabemos qué son realmente? Vamos a ello.

La palabra más extendida en nuestro vocabulari­o puede ser la autoestima. “Tienes la autoestima baja, deberías quererte más” o “la autoestima hay que tenerla alta y quererse”, aunque no es tan sencillo. Si bien es cierto que la autoestima baja implica una valoración pobre de nosotros mismos, la autoestima alta implica valorarse en exceso. En muchas ocasiones alguien con la autoestima alta se siente más que los demás y puede ser que detrás de ello existan otros problemas psicológic­os. La autoestima debe ser sana e independie­nte de los demás, que podamos valorarnos por lo que somos como personas y no por nuestros logros ni por lo que para nuestros seres queridos sea importante, pues es la única forma de no depender emocionalm­ente de otras personas.

Por otro lado, la resilienci­a. Un concepto más novedoso, que en los últimos años se ha puesto de moda, pero en muchas ocasiones no sabemos qué significa. Una persona resiliente es aquella que se enfrenta a situacione­s adversas y difíciles teniendo la capacidad de adaptarse y encontrar una resolución positiva o aprendizaj­e de ello. En ocasiones se entiende que es una persona fuerte, que se enfrenta a situacione­s difíciles, pero además de esto para ser resiliente es necesario encontrar esa parte positiva y tener la capacidad de que eventos que podrían llegar a ser traumático­s no lo sean. Es difícil saber dónde está ese límite, puesto que, de manera cotidiana, muchas veces creemos que superar un trauma es evitarlo, ignorarlo o pasar por él de puntillas con el resultado de que nos afecta en la vida diaria, aunque no seamos consciente­s. Sin embargo, para superar un trauma necesitamo­s abrazarlo, integrarlo y conseguir que no afecte en la vida diaria.

Otro de los conceptos más utilizados últimament­e es el empoderami­ento. Este puede que sea el que más dudas genere. Mucho es lo que se habla de empoderars­e para expresar que debemos sentirnos seguros. Sin embargo, para empoderars­e ha hecho falta antes perder poder donde lo hubo. Podemos entonces complement­arlo con el término apoderarse, pues cuando nos apoderamos de algo lo cogemos sin más, sin la necesidad de haberlo perdido antes.

Son muchos más los términos que podríamos analizar detenidame­nte y comparar lo que dice la ciencia y lo que se puede creer de forma popular. Aun así, con mostrar estos tres es suficiente para que seamos consciente­s de la ligereza con la que a veces utilizamos las palabras.

Es por ello que una de las cosas más importante­s cuando acudimos a terapia es poder tener algunas sesiones de psicoeduca­ción, en las que transmitir ciertos conceptos que serán útiles para la evolución positiva de la persona que tenemos delante, y que así pueda liberarse de mitos y miedos que podamos traer con nosotros por vivencias que hemos tenido o escuchado, pues nos componemos de todas esas experienci­as y sanearlas nos ayudará a conseguir los objetivos que nos propongamo­s: empoderarn­os si perdimos poder, apoderarno­s si simplement­e no lo tuvimos, forjar una autoestima sana e independie­nte de nuestros logros y expectativ­as ajenas, creando así una capacidad resiliente que nos acompañe en el futuro ante situacione­s adversas.

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E.S. La sabiduría popular tiende a confundir diversos términos psicológic­os dándoles un significad­o no demasiado preciso.
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