Europa Sur

2.- Pablo Iglesias

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“Madrid no es una serie de Netf lix”, dijo la candidata de Más Madrid con desdén hacia Pablo Iglesias, casi superando la mala leche oceánica de Sánchez que había despedido al vicepresid­ente elogiado su gestión de las residencia­s, precisamen­te su gestión de las residencia­s, una catástrofe nacional con millares se muertos. Pero Iglesias sí parece convencido de que la campaña es una serie de Netf lix, y además él ya tiene título: Volver a la Guerra Civil .En su primer cartel se lee antifascis­moy No pasarán. (Sí, dice “no pasarán” a los que ya gobiernan, porque sólo es un fetiche ideológico). En el primer mitin habló de “hacer frente a la derecha criminal”. Se viene una campaña realmente salvaje; y ni siquiera se necesita a Vox para polarizar, porque Ayuso se vale por sí misma: “Comunismo o libertad”. Ese duelo personal será bárbaro. Otros candidatos, y en particular Gabilondo, van a parecer palomas posadas en un tanque Jagdpanthe­r en la Batalla de Normandía todo es campaña. Tras Casado, intervino Rufián con un discurso contra la democracia española marca de la casa: provocador, altisonant­e, mezquino y hueco. Sánchez, sin embargo, eludió darle una respuesta para defender la dignidad de una democracia catalogada como plena en todos los grandes rankings globales, y se enredó en evocacione­s de Azaña. Va de suyo que el discurso de Rufián era exagerado hasta el ridículo, con el lastre de hacerlo en nombre de una Cataluña cuya política es cada vez más bananera, y además en boca de un tipo con tan poco crédito como él; pero, en definitiva, Sánchez prefirió defender su relación con Rufián antes que defender la democracia

Ciudadanos trata de resistirse a algo: un partido que surge por un estado de necesidad para cumplir una función, es inviable si no cumple esa función. Fallaron cuando se les necesitaba, y ahora se percibe que no son necesarios. En ese contexto de debilidad crítica, cometieron un error mayúsculo en Murcia: ir a una moción sin fuerza y sin unidad en sus filas. Ese fracaso ha roto y debilitado más a Ciudadanos, y el PP y Vox han olido la sangre. Vox quiere adelantos electorale­s, aunque

En Andalucía, el verbo en auge es encapsular: PP y Ciudadanos tratan de aislarse de las presiones exteriores, pero Vox, efectivame­nte, ha olido la sangre y Abascal pasó aparatosam­ente por Sevilla para tratar de pinchar la cápsula, o al menos insistir en que ésta una cápsula de estabilida­d sensata y serenidad, pero la realidad es que Ciudadanos, su aliado natural en el centrodere­cha, está bastante roto y en situación de algo riesgo; Vox, con quien querría marcar distancia, es una fuerza efervescen­te cuyos órdagos ya debe asumir como mensajes de una futura negociació­n; e incluso su propio partido irrumpe desde Génova para imponer una solución en Sevilla como mensaje vertical de que el mando está en Madrid. La realidad, más allá del deseo.

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