Orgullo algecirista y algecireño
SIEMPRE digo que la grandeza de una ciudad no se mide por la cantidad ni el tamaño de sus edificios, ni por la cantidad de monumentos que albergan sus calles y plazas. La grandeza de una ciudad se calibra por sus gentes, por el espíritu de entrega, por el compromiso, por el esfuerzo que ejercen a diario quienes viven, sienten y laten al unísono con el corazón de la tierra que se ha convertido en su razón de ser.
Algunos dicen que Algeciras, que es ciudad de aluvión, carece de señas de identidad propias, y con todo el respeto del mundo les digo a quienes piensan eso que se equivocan, que los algecireños, ya lo seamos de nacimiento, adopción o convencimiento, tenemos elementos más que suficientes para sentirnos orgullosos de todo lo que nos rodea.
Solo hay que detenerse un momento y reflexionar sobre los momentos de alegría que desde el pasado domingo hemos vuelto a vivir gracias a la más veterana entidad deportiva no solo de nuestra ciudad, sino del conjunto de la comarca del Campo de Gibraltar. El Algeciras Club de Fútbol escribió hace ahora una semana una de las páginas más brillantes de su historia, logrando clasificarse para la disputa de la segunda fase de la competición, con la vista y la ilusión puestas en el ascenso a la Segunda División, un sueño largamente perseguido y ahora ojalá que se pueda hacer realidad.
No ha sido una temporada fácil para el club albirrojo. Desde la incertidumbre que se acumuló al principio de la campaña con la demora del inicio de la competición; las limitaciones de aforo, que desembocaron dolorosamente en el cierre del estadio municipal Nuevo Mirador al público; la esperanza de los socios y abonados de que cada semana fuesen sus localidades las elegidas para acudir a las gradas del coliseo algecirista cuando solo eran 400 u 800 las personas que podían presenciar un encuentro, y a pesar de eso, la nave seguía navegando con rumbo firme.
Todas estas adversidades, derivadas de la situación pandémica que nos sigue azotando, no han hecho más que fortalecer a la entidad, capitaneada como presidente por Nicolás Martínez Andión, quien también ha tenido que enfrentarse a cambios en su junta directiva, pero que ha sabido moverse y lograr atraer la atención inversora que el club necesita para seguir adelante, a través del proceso de conversión en sociedad anónima deportiva que ya se ha puesto en marcha.
Mención aparte merece quien llegó a la dirección del banquillo algecirista en enero de 2020, y que se ha convertido ya, por méritos propios, en una referencia para la historia del algecirismo. Me refiero a Salva Ballesta, el primer entrenador, el artífice de la confección de un equipo ganador, el que ha sabido canalizar los esfuerzos y la preparación de una plantilla que ha devuelto la ilusión a la afición. El míster, un apasionado de la aviación y como buen piloto que es, ha sabido ejercer a la perfección su papel de comandante de vuelo completando la primera parte de la travesía con total éxito. El técnico zaragozano se ha convertido en un algecireño más, y si ya era un orgullo tener un entrenador que fue jugador en equipos de Primera División e internacional con la selección española, conseguir lo que ha logrado le hace merecedor del reconocimiento público.
Chico Valdivia, autor del himno del centenario de la entidad, escribió que el Algeciras “es un equipo especial”, y no puede ser más cierto
Pero el músculo, la intensidad y el corazón lo ponen sobre el césped, ya sea natural o sintético, quienes se enfundan cada fin de semana la elástica albirroja: los jugadores. Semana tras semana han dado lecciones de pundonor, y cuando se ha dado un resultado adverso, que han sido las menos veces, han sabido reponerse de manera inmediata para continuar por la senda de la suma de puntos. A todos ellos, a los que empezaron la temporada, a los que han logrado este hito y a los que ya han dejado el club, gracias.
Al igual que hay que agradecer el esfuerzo del cuerpo técnico, de los preparadores, fisios, utilleros, de todos los empleados del club, de la junta directiva, y como no, de la afición, de esos seguidores que a veces desde la obligada distancia, han seguido ejerciendo de jugador número doce y hecho llegar su aliento a una plantilla entregada. Esos aficionados hacen gala de un enorme orgullo algecirista y algecireño del que todos nos hacemos partícipes.
Aún queda trabajo por hacer, y lo primero es lograr ganar hoy en casa a un rival duro como es el Atlético Sanluqueño, puesto que es necesario seguir sumando puntos para que la segunda fase nos sea aún más propicia. Estoy plenamente convencido de que el Algeciras Club de Fútbol nos va a dar muchas más alegrías, pero es necesario que las celebremos y disfrutemos con responsabilidad, siguiendo siempre las medidas higiénico-sanitarias establecidas, y dando ejemplo como ciudad que somos.
El gran músico algecireño y reconocido algecirista Chico Valdivia, autor del himno del centenario de la entidad, escribió que el Algeciras “es un equipo especial”, y no puede ser más cierto. Nosotros, como Ayuntamiento, también queremos ser parte de ese sueño albirrojo, ayudar en lo que sea posible y compartir una ilusión que se ha extendido entre toda la sociedad.
Segunda B PRO ¡allá vamos!
Chico Valdivia, autor del himno del centenario de la entidad, escribió que el Algeciras “es un equipo especial”, y no puede ser más cierto