Europa Sur

BARROCOS

- PABLO BUJALANCE

HACE algunas semanas, cuando Barcelona ardía con las revueltas organizada­s a cuenta de la detención de Pablo Hasel, Macarena Olona compartió en redes un meme en el que se veía a un agente antidistur­bios en plena acción y, bajo su figura, un lema bien visible: “Pedid y se os dará”. Para no dejar dudas respecto al origen del lema, el meme anotaba la cita exacta del Evangelio de San Lucas del que procedía. No hace falta señalar que semejante chiste, tan carente de gracia como una ortodoncia, entraña una degradació­n, una burla y una afrenta gratuita hacia el Evangelio con evidente intención

de ofender. Sería razonable pensar que para muchas personas creyentes que encuentran en las palabras de Cristo un consuelo, tal perversión puede constituir una agresión en la medida en que un mensaje claro de aliento y esperanza queda prostituid­o en una llamada a la agresión policial. Sin embargo, claro, no pasó nada: ninguno de los muchos católicos que hacen gala de su preocupaci­ón nacional y de su afinidad con Vox manifestó discrepanc­ia alguna, ni hubo llamadas de atención, ni quejas, ni siquiera el mínimo debate sobre tal degradació­n de símbolos, insisto, vitales para muchos. La Asociación de Abogados Cristianos tampoco emprendió acción legal de ningún tipo. Ningún obispo, por cierto, dijo nada. Nada.

Recuerdo el caso ahora que, con las procesione­s canceladas por imposición sanitaria,

las calles andaluzas se llenan de símbolos religiosos. En realidad, el paisaje es muy diverso: Cristos y Vírgenes compiten en capillas, hermandade­s, balcones y portales con enseñas rojigualda­s, crespones negros y lemas abiertamen­te políticos e incluso partidista­s. Ya se sabe que el santo y seña de Andalucía es el barroco, su sana tendencia a mezclarlo todo, lo divino y lo humano, lo más elevado y lo más efímero, y la Semana Santa ha sido tradiciona­lmente una manifestac­ión de esta algarabía. Hoy, sin embargo, un actor al que se le ocurra comparecer en un teatro disfrazado de la Virgen del Carmen puede llegar a ser citado por un juez, pero sabemos que Olona podrá seguir haciendo de las suyas sin tener que responder ante censuras ni comulgante­s airados. Vuelven las bulas de antaño: si juegas en la pandilla adecuada, uno puede faltar al respeto lo que le venga en gana. Pero si juegas en el bando contrario, la libertad de expresión empieza a ser un problema.

Todo esto nos lleva a la conclusión de que el nacional-catolicism­o cumplió a la perfección con la misión encomendad­a de liquidar el cristianis­mo. Así que nos quedamos con las torrijas. Y sálvese quien pueda.

Vuelven las bulas de antaño: si juegas en la pandilla adecuada, uno puede faltar al respeto cuanto le plazca

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