DEL ROJO TARTÁN, ¿AL PLANETA ROJO?
Dice Guillermo Rojo (Madrid, 1992) que su sueño cuando era pequeño era participar en unos Juegos Olímpicos, pero desde entonces mira de reojo al espacio, a su otra vocación que, como reconoce, veía más lejana. El sueño lo cumplirá en agosto, ya que se ha clasificado para los 400 metros junto con el atleta ciego Gerard Descarrega, a quien guía en la pista y con el que logró el oro en los Europeos de 2018. Mientras tanto, se prepara para su otra vocación, la de ser astronauta. Se presenta a la convocatoria de la ESA para 2022 con experiencia como preparador físico para las agencias israelí y austriaca.
deportiva con la preparación física de astronautas.
–Sí, en un proyecto de misiones análogas, que son simulaciones que se hacen en la Tierra de misiones a Marte y la La Luna. Estoy preparando a astronautas de las agencias espaciales austriaca e israelí, que van a pasar varios meses aislados en el desierto de Néguev, en Israel, desde octubre de este año.
–Será justo después de los Juegos Paralímpicos de Tokio. ¿Cómo combina la preparación con este trabajo y la preparación para el puesto de astronauta?
–Es cuestión de organizase el día. Dedico la mañana al entrenamiento, aunque no me gusta madrugar muchísimo. Por la tarde elaboro los planes de entrenamiento y tengo las videollamadas con los astronautas del proyecto en Israel. Ha habido épocas peores. Hasta octubre estuve haciendo mi tercer
máster y era una locura, aunque ahora empiezo el doctorado...
–Se clasificó, con su compañero Gerard Descarrega, para 2020, pero han tenido que volver a sacar la mínima por la pandemia.
–La pandemia nos paró en seco los entrenamientos, la dinámica se rompió un poco. Al volver, Gerard tuvo un problema en un pie y pasó por una cirugía. Fue un proceso un poco lento, pero hemos