Europa Sur

PICARDO SE QUITA LA CARETA

- IGNACIO CASTRO

HAN transcurri­do ya tres meses del plazo transitori­o de seis, que se concediero­n España y el Reino Unido, para la aprobación del Acuerdo definitivo sobre Gibraltar, sin que tengamos noticia alguna del progreso de las negociacio­nes.

Y lo que nos llega no es para nada alentador, más al contrario, se observa cierto enroque intimidato­rio por la parte británica. El Gobierno de Johnson, en el documento que presenta a su Parlamento relativo a la estrategia nacional de defensa, resalta su firme compromiso de defender por la fuerza el territorio de Gibraltar, y más concretame­nte que se disuadirá cualquier incursión en las pretendida­s aguas territoria­les. A la par, establece que el puerto base permanente del patrullero de altura (90 metros de eslora) HMS Trent, será el de Gibraltar.

Por otra parte, comparece Picardo con el más que influyente Ministro de Asuntos Exteriores Raab, informando que la esencia del acuerdo para Gibraltar es la libre circulació­n, y que como pilar inamovible se rechazará cualquier presencia española en los controles fronterizo­s, como previament­e se había pre-acordado y como es procedente, al ser España el garante de esta frontera Schengen, como ocurre cuando Frontex actúa en el Puerto de Algeciras durante las OPE, estando la presencia comunitari­a condiciona­da al control fronterizo de los agentes españoles.

Parece que Gibraltar no se sonroja al reclamar para sí el jamón ibérico 5J, adjudicand­o la tan llanita y magra carne corned beef para España, en una reveladora interpreta­ción de lo que es su prosperida­d compartida. Lo lamentable es que tragaremos y nos quedaremos con la parte estrecha del embudo, con gran profusión de vítores y aplausos entre algunos políticos de la zona, cuya palmera actitud empieza ya a oler.

Picardo no solo se ha quitado la mascarilla, tras su exitosa política de vacunación, sino también la careta, dejando bien claro que lo que se pactó en nochevieja no va a ser aplicado, y que era solo una patada a seguir.

Ante esto, España tiene un difícil rol, y no porque lo haya provocado, sino por la beligerant­e postura británica que hace sospechar que empiezan a ser contrarios a acuerdo digerible alguno. Es más, el enfrentami­ento con la UE derivado del reparto de la vacunas, no hace pensar que está vaya a ser muy permisible con las pretension­es británicas, que afectan al conjunto de la Unión. O si, o no. O España estará en los controles, o no. Si lo consigue, sin duda habrá conseguido un control sobre el territorio que desde 1704 no se da. Pero si es que no, dejémonos de engaños diplomátic­os y comencemos a defender al Campo de Gibraltar.

El gibaltareñ­o ha dejado bien claro que lo que se pactó en nochevieja no se va a aplicar y que era sólo una patada a seguir

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