Europa Sur

APOLTRONAD­OS EN EL SOFÁ

- MARÍA ANTONIA PEÑA

NO sabemos si se llamaba Filípides, Eucles o Tersipo, pero se cuenta que un ateniense recorrió velozmente la distancia entre Maratón y Atenas para anunciar que el ejército griego había vencido a los persas. Parece que, después de correr los míticos 42.195 metros de distancia entre las dos ciudades, el mensajero exhaló su último aliento pasando inmediatam­ente a la Historia, aunque haciéndolo tan tímidament­e que ni siquiera tenemos claro su nombre, ni si realmente corrió y ni si en verdad lo hizo entre Maratón y Atenas o entre Atenas y Esparta. Detalles aparte, este humilde y casi anónimo individuo consiguió dar nombre tanto a una prueba deportiva basada en la preparació­n concienzud­a y el esfuerzo como, por sorprenden­te que resulte, a todo lo contrario, es decir, a pasarse un buen número de horas apoltronad­o en el sofá, debajo de una manta, para zamparse de sopetón varias temporadas de una misma serie.

El maratón de series o el binge-watching define un nuevo comportami­ento sociocultu­ral de importantí­simas consecuenc­ias. La primera y que más debe preocuparn­os es que el consumo de series es inversamen­te proporcion­al a la mejora de los niveles de compra de libros y lectura de la población. Es muy sencillo: no hay tiempo para todo y las imágenes se comen las letras a puñados sin que el cerebro se inmute. La segunda es que, realmente, se trata de una forma de consumo algorítmic­a y de masas: las plataforma­s eligen los temas más populares, organizan los contenidos con un exclusivo sentido comercial, diseñan las series para que no haya solución de continuida­d entre los capítulos e, incluso, generan un significat­ivo rubro personaliz­ado en el que se supone que ya han adivinado lo que más le va a gustar al espectador. Por haber visto dos noches seguidas un capítulo de Unorthodox, Netflix comenzó a meterme en esa sección todo tipo de series y películas de pésima calidad sobre religiones, papas y sectas, lo que denotaba, desde luego, que la propia plataforma no se había enterado de qué iba, en el fondo, su propia serie.

Tantas ganas de prever y cosificar a las personas me ponen en guardia. Más aún saber que este tipo de plataforma­s proponen acelerar el visionado para que se puedan ver más series en menos tiempo: me suena a comida rápida o a ropa de usar y tirar. Para colmo, estos atracones generan en mucha gente efectos tremendame­nte temerarios: por ejemplo, la estulticia de aquellos que hoy día ya están seguros de que conocen a fondo la historia de los zares, del thatcheris­mo o de Marco Polo porque se han tragado tres temporadas de serie en un fin de semana. Es para tentarse la ropa.

Una cosa es tomarse de higo a breva una hamburgues­a de la marca del payaso y otra muy distinta alimentars­e solo con lo que suministra el payaso y, sobre todo, comiendo siete veces al día.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain