Europa Sur

A toda máquina hacia la Liga Pro

● La Balona defiende su segunda plaza con un triunfo ante el Murcia, al que aleja de la pelea ● Óscar Arroyo anota el tanto de los casa después de que los pimentoner­os fallasen un penalti y se quedasen con diez hombres

- Rubén Almagro

GOL: (1-0) Óscar Arroyo (48’) con un fortísimo disparo casi desde la línea de fondo. la salida de córner. INCIDENCIA­S: Encuentro de la primera jornada del grupo IV-D de la Segunda división B (fase de ascenso a la Liga Pro), disputado en el Municipal de La Línea, cuyo aforo estaba reducido a 800 espectador­es. Antes del comienzo se guardó un minuto de silencio en memoria del exfutbolis­ta Cristóbal Castro.

Otro pasito –y algo más, mucho más- hacia la Liga Pro. Angustioso a ratos, porque en esta Segunda B que da sus últimos coletazos casi nada resulta sencillo, pero pasito –y algo más, mucho más- al fin y al cabo. La Balompédic­a arrancó la segunda fase con un triunfo sobre el Real Murcia que vale su peso en oro. No solo porque le deja en el grupo de los tres que parecen llamados a pelear por el premio gordo, sino porque ajusticia –o casi- a un rival al que cualquier otro marcador hubiese dado vida. Los albinegros ganaron un partido en el que sucedieron muchas cosas y que, como casi siempre que se da esa circunstan­cia, pudo tener cualquier desenlace. Un gol de Óscar Arroyo, que antes había cometido un penalti, esa pena máxima marrada por un veterano con galones como Verza, una expulsión, una lesión… dieron como fruto tres puntos que provocaron que los mismos aficionado­s que hace 21 días abandonaba­n el Municipal entre lágrimas esperasen en las gradas para despedir a los suyos como héroes.

La Balona se encontró con el primer obstáculo incluso antes de empezar. Paco Candela, que había sentido molestias en el entrenamie­nto del sábado, se veía obligado a renunciar porque se resentía de su lesión de abductores. Mal día para que faltase uno de los referentes. Calderón rehízo su equipo, Por ésa o por cualquier otra causa, a los locales les costó entrar en el partido. Esta puñetera manía que tiene la Balona de madurar los primeros tiempos que un día se va a llevar a alguno de sus aficionado­s por delante.

Esta vez no le estalló en las manos de verdadero milagro. No había pasado el conjunto de La Línea del centro del campo con un mínimo de criterio cuando el Murcia tuvo el tiro de gracia. Carrasco se entretuvo más de la cuenta en la línea de fondo, se dejó robar por Fuentes y lo que pretendía ser un centro de éste acabó dando en la

mano de Óscar Arroyo. Un penalti de esos de tiempos de la pandemia, pero que ahora se pitan. Las cosas, como son.

Tomó el balón Verza. Con todos los galones del mundo. Y quiso ajustar tanto que el balón se fue al poste. El rebote se fue a la cara de Nacho Miras, que anduvo tan avispado que le pegó como si se quitase una mosca de encima. Lo justo para apartarlo de la trayectori­a de los atacantes. Es la demostraci­ón de que el cielo, en forma de la nueva categoría, está decidido a esperar a esta Balona.

Andaba aún tambaleánd­ose la escuadra de Calderón después del susto cuando Carrillo soltó un pistoletaz­o desde la frontal del área cargado de intención. Y apareció, otra vez, Nacho Miras, para hacer un paradón abajo. Ya nadie se acuerda de cuando algunos –y la mayoría ni siquiera lo había visto entrenarse- se llevaron las manos a la cabeza porque se le entregaba la responsabi­lidad de defender el marco esta temporada. Los mismos

que ahora rezan para que sea alguna más.

El partido, intenso, era de esos en los que no hay un minuto de sosiego. Ya antes del penalti Antoñito se había tenido que retirar, lesionado, dejando su sitio a Loren. El motivo del relevo es muy preocupant­e. La consecuenc­ia es que la Balona salió ganando con el cambio.

Poco después de la media hora Antonio López cometió una imprudenci­a temeraria, impropia de su currículum, con resultado de expulsión. Ya tenía una amarilla y además por una acción bastante similar cuando se tiró a por Koroma para obstaculiz­arle... en el centro del campo. Y dejó a su equipo con diez.

La roja fue determinan­te. La Balona comenzó a mirar hacia la portería contraria y un rematito de Coulibaly y un disparo de Óscar Arroyo por lo menos empezaron a dejar ver al veterano Champagne,

hasta entonces inédito en el encuentro.

Nada más comenzar la segunda parte Óscar Arroyo expió la [hipotética] culpa por aquel penalti sin consecuenc­ias del primer periodo. Casi en la línea de fondo soltó un chupinazo que superó a Champagne, que se había arrodillad­o demasiado pronto. Un tanto que recuerda, y mucho, al que logró Coulibaly en Marbella, el que comenzó a poner a este equipo en la senda de la Liga Pro.

En el 61’ el partido debió quedar visto para sentencia. Pero se ve que a esta Balona y a su gente les gusta eso de que se les seque el paladar. Pito Camacho peleó como un jabato por un balón y se lo puso a Luis Alcalde en el borde del área pequeña como dice el tópico que se la ponían a Felipe II. Pero la lanzó fuera. Pito tuvo que ir a consolarle porque ni el propio autor del disparo lo podía entender.

El Murcia, con todo perdido y con diez hombres, buscó la heroica y a la Balona le tamblaron una mijilla las piernas. En dos acciones a balón parado metió el miedo en el cuerpo el conjunto pimentoner­o a una afición que llegó al estadio decidida a ejercer de jugador número 12. En la primera, después de que peinase Younes, Rognny hizo de Luis Alcalde y casi se tropezó con el balón cuando estaba solo a un metro del marco. Y en la segunda un remate de Verza lo tuvo que amansar Pito Camacho casi sobre la línea de gol.

En lo que quedaba, por una vez, la Balona supo utilizar esa picaresca que los cúrsiles llaman otro fútbol como si las artimañas no formase parte de este deporte desde que lo parieron los ingleses. Y aun tuvo dos. Una de Din desde el borde del área y otra de Cham, tras un jugadón, ésta ya sobre la campana.

La Balona gana y sigue segunda. Y se reconcilia con su afición que les despidió a todos, pero muy especialme­nte a Nacho Miras, como solo se rinde tributo a quienes han conseguido un triunfo realmente importante, porque lo es lograrlo sobre un rival que solo había perdido en dos desplazami­entos y que con Loreto no sabía lo que era perder. Y es que una de las grandezas de este bendito deporte es lo pronto que las lágrimas se tornan sonrisas.

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ERASMO FENOY Antoñito se lamenta en el suelo, antes de ser sustituido por lesión.
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 ?? ERASMO FENOY ?? Óscar Arroyo empieza a festejar su gol mientras el balón se adentra en la meta de Champagne.
ERASMO FENOY Óscar Arroyo empieza a festejar su gol mientras el balón se adentra en la meta de Champagne.
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ERASMO FENOY Nacho Miras se lanza en pos del penalti ejecutado por Verza, que acabaría en el poste.

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