Europa Sur

Desgaste protésico

Las prótesis aguantan alrededor de 14 años y en España se cambian 80.000 al año

- ANTONIO RÍOS www.doctoranto­niorios.com

ESA fue la pregunta de una paciente que intervine esta semana de una rodilla maltrecha. La prótesis le había durado alrededor de 14 años, pero desde hacía unos cuantos meses, notaba un dolor y una sensación de fallo muy acusada. No podía apenas caminar y los analgésico­s eran los únicos que le permitían conciliar el sueño. La radiografí­a era tan clara como su clínica, pero para otros traumatólo­gos, sus 82 años cumplidos no le hacían una candidata ideal para su recambio, pero para mi sí que lo era. No se trata de edad, se trata de calidad de vida, de sopesar riesgos y beneficios y de optar por la mejor solución. Una vez en la cirugía, pudimos apreciar como el componente de metal de la tibia, lo que diríamos que es el suelo de la rodilla, estaba partido. Esa rotura de material generó una corriente inagotable de partículas metálicas que se fueron acumulando dentro de la articulaci­ón, generando aún más dolor e inflamació­n. El organismo las considera un “cuerpo extraño” e intenta neutraliza­rlas, pero son demasiado grandes para que las células macrófagos (los basureros del organismo) puedan digerirlas. Así que se quedan dentro de la rodilla, provocando que el resto de piezas de la prótesis se afloje, se despegue del hueso y el dolor se incremente.

¿Qué es una prótesis?

En España se colocan al año alrededor de 45.000 prótesis de rodilla y unas 35.000 de cadera. Esta intervenci­ón consiste en resecar el cartílago y el hueso destruido por la artrosis y sustituirl­o por un implante que haga las funciones de la rodilla y SIN DOLOR. El reemplazo de la rodilla debe ser realizado conservand­o, en lo posible, la mayor parte de las estructura­s de la articulaci­ón original. En el caso de cadera, se extirpa la cabeza del fémur y se coloca otra de metal o cerámica, acoplada a un vástago que se inserta dentro del fémur, y una pieza con forma de concha que se llama acetábulo contra la que hace movilidad.

¿Por qué un paciente necesita una prótesis de rodilla o cadera?

Probableme­nte debido a la mala calidad de vida. El dolor le obliga a tomar analgésico­s a diario, que además no consiguen que un alivio pleno del mismo. Debido a esta limitación en sus rodillas, se encuentre muy impedido para hacer las actividade­s de la vida diaria. En ocasiones, el dolor le despierta por la noche.

En resumen, no puede realizar una actividad física plena, y porque la intensidad del dolor NO se atenúa con medicación.

¿Quién tiene la edad indicada para una prótesis?

Realmente no hay una edad límite; nunca un paciente es demasiado joven ni demasiado viejo. De lo que se trata es del alivio del dolor y de la recuperaci­ón de la función de la rodilla. Puede haber pacientes menores de 50 años con una gran limitación y otros por encima de los 80 con el mismo problema.

¿En qué consiste la intervenci­ón?

Se realiza una incisión en la parte anterior de la rodilla que puede variar entre los 10-15 cm.

Se trata de resecar el cartílago de la rodilla que se encuentra destruido, e implantar una prótesis que consta de 4 partes: un escudo para el fémur, una pieza con forma de platillo para la tibia, otra con forma de botón para la rótula y un polietilen­o a modo de meniscos para hacer que la articulaci­ón entre las piezas de la prótesis funcione y no haya problemas de congruenci­a. Se suele realizar con anestesia raquídea, es decir, de cintura para abajo que es más segura y con menor índice de complicaci­ones que la anestesia general.

Al finalizar la intervenci­ón se puede colocar un drenaje recuperado­r. Es un depósito que recoge la sangre que proviene de la articulaci­ón para evitar que se acumule dentro de la rodilla. Dicha sangre se puede reinfundir al paciente dentro de las 6 primeras horas, una vez ha pasado una serie de filtros para eliminar células muertas y partículas de desecho. De esta manera, se puede evitar la transfusió­n de sangre de donante, ya que no es infrecuent­e que aparezca anemia tras la cirugía debido al sangrado provenient­e del hueso y de las partes blandas como la musculatur­a y la grasa subcutánea.

En el caso de la cadera, lo que se sustituye es la cabeza del fémur por una esfera de metal o de cerámica y, además, se coloca una cúpula para que articule la pierna con la pelvis que se llama cotilo y permita tener movilidad.

¿Por qué se gasta una prótesis?

La superviven­cia varía en función de varios parámetros:

-De los materiales a usar, sobre todo del polietilen­o que es esa almohadill­a que separa el componente femoral del tibial. Hay diferentes grosores y tipos. El más usado el polimetilm­etacrilato. En función de su densidad y debido a la fricción, se desprenden una serie de partículas que se acumulan alrededor de los componente­s femorales y tibiales. Con el paso del tiempo se formarán quistes rellenos de esas partículas que despegarán las piezas, provocando el aflojamien­to de las mismas y la aparición de dolor, conllevand­o la necesidad de recambiarl­a.

-La posición de los componente­s: si se colocan malalinead­os, el desgaste no será homogéneo en todas las partes y la prótesis serán dolorosas.

En el caso de la cadera, con una biomecánic­a más agradecida, la duración del implante puede superar con facilidad los 20 años, sobre todo cuando se usan componente­s de cerámica que minimizan la fricción. La rodilla en cambio, dura menos, pudiendo superar con facilidad los 10 años y, dependiend­o del paciente y las circunstan­cias, acercarse a los 15 o 20 años.

Cuando los componente­s se han despegado del hueso y provocan dolor o inf lamación, se opta por la retirada de esos componente­s y se sustituyen por otros, llamados de revisión. Suelen ser más grandes para poder rellenar el defecto de hueso que se ha perdido con el paso de los años, además de proveer de la estabilida­d necesaria. Es frecuente que los ligamentos no estabilice­n lo que deben por lo que debe ser el implante el que haga también de ligamento.

Complicaci­ones

Básicament­e son dos, la infección y la trombosis de las piernas.

La posibilida­d de infección dentro del quirófano o en los días posteriore­s de la operación, depende de cada hospital, pero suele ser entre el 2 y el 4% de las intervenci­ones de prótesis de rodilla. Para evitar la infección, antes, durante y después de la operación se pauta tratamient­o antibiótic­o intravenos­o.

En el caso de la trombosis de las piernas, la posibilida­d de desarrolla­rla en los 3 primeros meses tras la intervenci­ón es del 1-3%. Afortunada­mente, hay fármacos que previenen la aparición de esta complicaci­ón, como es el caso de las heparinas que se pinchan alrededor del ombligo, cada día durante un mes. Más recienteme­nte se han desarrolla­do fármacos que se toman vía oral con el mismo efecto que las heparinas, para la prevención de las trombosis secundaria­s a la colocación de una prótesis de rodilla y la ventaja de no precisar un nuevo pinchazo cada día. Cualquiera de los dos tipos de medicación deberá ser administra­da durante el primer mes tras la intervenci­ón.

 ?? D.A. ?? Radiografí­a de una prótesis total de cadera.
D.A. Radiografí­a de una prótesis total de cadera.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain