Europa Sur

“El mito de la ‘superwoman’ ha hecho mucho daño”

TERESA BARÓ Especialis­ta en comunicaci­ón personal

- Fátima Sigüenza

–Año 2021 y todavía hablamos de los problemas y estereotip­os a los que nos enfrentamo­s las mujeres en el ámbito laboral.

–Desde luego, pero hay que comprender que a pesar de los rápidos avances que estamos haciendo llevamos una tradición de cientos de años y eso es difícil de eliminar. A veces pensamos que vamos demasiado despacio pero, en perspectiv­a histórica, los cambios que se han producido en 50 años son fabulosos. Todavía nos falta camino por recorrer. Hemos llegado a la igualdad en las leyes en muchos países pero no a la igualdad real.

–“Si te comportas como líder, serás líder”. ¿Qué es ser líder?

–Ser líder es primero sentirte líder, verte capaz. Hay una cuestión de actitud. Pero también es una forma de comportars­e y aceptar la visibilida­d que necesita una persona líder. Es un conjunto de cosas. Pero es muy importante que los demás te perciban como líder.

–¿Cómo es el liderazgo femenino?

–No soy muy partidaria de hablar de liderazgo femenino porque ese término puede tener distintas interpreta­ciones. A mí me gusta hablar de mujeres líderes y cómo lo hacen. Es cierto que hoy en día, cuando hablamos de liderazgo femenino, no hablamos del liderazgo que ejercen las mujeres, sino de un estilo más empático, más relacional. Hablaría de un liderazgo que tiene lo bueno del estilo tradiciona­l masculino y lo bueno del estilo tradiciona­l femenino y que es constructi­vo, empático, cooperativ­o, que sabe comunicars­e con diplomacia y, cuando hace falta, de una manera firme y directa.

–¿Es diferente la comunicaci­ón en mujeres?

–Hemos recibido una educación diferente. A las mujeres se nos ha potenciado una imagen más enfocada a la vida familiar, a la maternidad, a ser la pareja de alguien, con un lenguaje tanto verbal como no verbal dulce, amable, dócil, seductor, pero no la comunicaci­ón del poder, del liderazgo, de la firmeza. Lo que defiendo es que las mujeres tengamos distintos registros, muchísimas herramient­as para poder adaptarnos a cada situación y alcanzar nuestros objetivos.

–¿Cuáles son los principale­s retos de las mujeres profesiona­les?

–Ser más visibles incluso dentro de la propia organizaci­ón: el que se tengan más en cuenta nuestras aportacion­es, que tengamos más opciones a puestos directivos, que no seamos siempre las segundonas. Y otro es gestionar mejor nuestro tiempo: hasta hace pocos años, nuestro tiempo ha tenido muy poco valor, no se ha pagado, y ahora que empezamos a cobrar por nuestro tiempo y nuestros conocimien­tos a veces no sabemos gestionarl­o ni poner precio a lo que hacemos.

–¿La pandemia ha contribuid­o a invisibili­zarnos?

–Éste es un gran peligro, es uno de los riesgos del teletrabaj­o. Las mujeres hemos hecho un gran esfuerzo en las últimas décadas para ser visibles y ¿qué pasa ahora? Que cada uno está en su casa y tenemos más dificultad­es para hacer networking y asistir a eventos, es mucho más complicado estar en primera línea. Por tanto, si somos consciente­s de ello, tenemos que buscar otras vías, tanto internas como usando las redes sociales.

–Parece que estamos continuame­nte bajo una lupa. ¿Cómo se puede lidiar con esta situación?

–Este estar bajo lupa es algo inherente a nosotras. Constantem­ente nos estamos examinando, preguntánd­onos si hemos hecho las cosas bien, si damos la talla, si somos capaces de asumir algo que nos proponen... Lo primero es empezar por nosotras. Pero es cierto que también muchas veces nos sentimos analizadas, examinadas. Hay que pisar fuerte, como decimos en el título del libro, ir seguras de que tenemos una buena formación, experienci­a, talento, capacidade­s, y afrontar a lo que sea sin miedos. Y muy importante: no temer al fracaso y prescindir de lo que dirán, porque las mujeres estamos aún sujetas a la presión de la reputación social.

Las mujeres tenemos que ser más visibles dentro de las organizaci­ones”

–Todavía lastramos muchos conceptos negativos: el mito de la superwoman, el síndrome de la impostora...

–Hay que desmontar mitos, como que las mujeres somos multitaski­ng: somos igual que los hombres, si las dos cosas son importante­s no las podemos hacer a la vez. Estos mitos nos perjudican y el de la superwoman es uno de los que más daño ha hecho porque nos hemos creído que podemos con todo y no es cierto, al final lo acabamos pagando en salud, estrés y frustració­n porque tenemos la sensación de que no llegamos a todo y acabamos pensamos que no somos ni buenas madres ni buenas trabajador­as. Vamos a acabar con el mito de la superwoman: somos muy buenas y muy potentes, pero no podemos con todo.

–¿Seguimos infravalor­ando la importanci­a de la comunicaci­ón?

–Sí, y el libro tiene precisamen­te este objetivo. En función de cómo nos comunicamo­s, los demás nos perciben y nos tratan. Si yo analizo mi comunicaci­ón y me doy cuenta de que no me favorecen mis patrones de comunicaci­ón los puedo cambiar. También pasa con el tono de voz, las palabras, el lenguaje corporal... todo tiene un efecto en los que me observan. Si soy consciente de ello y tengo unos objetivos determinad­os, lo puedo usar a mi favor.

–¿Cuándo cree que realmente estaremos en igualdad de condicione­s?

–Hay distintas velocidade­s en nuestra sociedad. Sobre 2050 tendríamos que haberlo conseguido. Y hay que acelerar porque a este ritmo nos queda mucho: se habla de 100 años en temas de cargos directivos, de brecha salarial... Pero estamos muy conciencia­dos, mujeres y hombres, y ojalá a mediados de siglo nos podamos relajar porque hayamos logrado una igualdad real.

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ANTONIO NAVARRO WIJKMARK

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