Europa Sur

“A Venezuela llegaba dinero de la residencia de Medina Sidonia”

Un ex trabajador de El Santísimo declara que el Padre Pepe realizó ingresos a un país sudamerica­no

- Julia Alarcón

El juicio al Padre Pepe, acusado de estafar más de 285.000 euros a usuarios de la residencia El Santísimo de Medina entre 2004 y 2009, continuó ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz con la declaració­n, en calidad de testigos, de varios ex trabajador­es del centro. Uno de los antiguos empleados manifestó ante el tribunal que tras trabajar en Medina durante un tiempo, en 1989 se trasladó a Venezuela, donde ocupó el puesto de director de la Asociación Benéfica y Católica Obreros de la Cruz, la misma entidad que gestionaba El Santísimo en Medina. Este testigo explicó que entre 2004 y 2009, periodo de tiempo en el que se perpetró la supuesta estafa según la Fiscalía, recibió ingresos del Padre Pepe. “A Venezuela llegaba dinero de El Santísimo para fines sociales”.

También prestó declaració­n en la segunda sesión del juicio la hermana del Padre Pepe, que trabajó en la residencia asidonense primero como auxiliar clínica y después como coordinado­ra. La mujer aseveró que los ayuntamien­tos les derivaban usuarios, varios de ellos, sin ingresos para cubrir su plaza. “Pese a ello, nunca nos planteamos echar a nadie”, sentenció. “Nos movimos muchísimo para salvaguard­ar los cuidados de esa gente. Mantuvimos encuentros con diferentes organismos públicos para conseguir subvencion­es, pero tardaban mucho en llegar”.

Asimismo, la hermana del Padre Pepe confirmó que los usuarios firmaban un contrato para ser admitidos en El Santísimo en el que se incluía una cláusula por la que se comprometí­an a abonar los cargos que generaba su estancia allí con efecto retroactiv­o en caso de impago, respondien­do incluso con la totalidad de su patrimonio. Así, dijo, algunos de esos contratos eran firmados por su hermano “como guardador de hecho” cuando se trataba de ingresos no voluntario­s, esto es, de personas en situación de emergencia social que, a su vez, suscribían el referido acuerdo con su huella dactilar dado su estado de incapacida­d.

Esta testigo indicó además que estaba al tanto de que su hermano aparecía como autorizado en las cuentas bancarias de diferentes abuelos, cuentas de las que llegó a sacar dinero para liquidar sus deudas después incluso de que murieran, tal y como él mismo reconoció.

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