Europa Sur

ANA EXISTE

- MIKEL LEJARZA

ANA acabó harta de mover el dial por todas las emisoras de su radio comprada en Camden Town. Eran años en que se podía viajar al extranjero y en los que la criminal y gansteril ETA daban a las noticias provenient­es de Euskadi un protagonis­mo agobiante. Ana pasaba de una emisora a otra y nunca encontraba noticias de su región natal y pensaba para sus adentros que tanto dar espacio al terrorismo, le estaba haciendo la campaña de comunicaci­ón al terror, mientras que “la vida estaba en otra parte”, como dijera Kundera. Ana, como todas las personas de bien, recibió con alegría la derrota a manos de la democracia de los amigos de Otegi y pensó que, por fin, los medios abrirían los titulares a otras zonas menos problemáti­cas del país, en las que también pasaban cosas dignas de ocupar un espacio en la actualidad.

Pero llegó “el proceso”; Euskadi se convirtió en algo tan atractivo como la vida en Luxemburgo o un documental sobre focas tomando el sol en California, y los titulares se abrieron de lleno a los cuentos de la lechera ideados por unos cuantos lunáticos catalanes. Ana buscaba con avidez en la prensa, la radio, la televisión

Ahora, Ana ha dejado de buscar noticias sobre su tierra en los medios nacionales

e internet, pero de su lugar de origen continuaba sin decirse nada. Todo era la última estupidez de Puigdemont o incluso alguna teoría que defendía que Leonardo da Vinci era nacido en el Ampurdán y Colón en el Maresme. Y así continuó la cosa durante años, hasta que el hartazgo de la mayoría y sobre todo la pandemia, desplazaro­n a ese desastre llamado “proceso” de las páginas principale­s de los periódicos y de los titulares de los informativ­os de radio y televisión. Y Ana volvió a recuperar su ilusión y se dijo a sí misma:“Esta vez sí, esta vez hablaran de mi tierra”.

Y entonces surgió la versión madrileña de Agustina de Aragón, la presidenta Isabel Ayuso, quien en pocas semanas terminó siendo más conocida que su propio jefe, Pablo Casado. Del lugar de nacimiento de Ana nada de nada, pero en cualquier informativ­o de alcance nacional, la presidenta Ayuso y sus ocurrencia­s ocupaban más espacio que el mismísimo Joe Biden. Ahora, Ana ha dejado de buscar noticias sobre su tierra en los medios nacionales. hastiada de encontrars­e siempre con la Rociíto o el Can Yaman de turno, tanto como el interminab­le MadridBarç­a en que se ha convertido la política española. Cuando quiere saber algo, llama a sus padres y se lo pregunta, ya que, opina, a los medios nacionales sólo les interesa el jaleo y en su tierra son demasiado pobres como para perder el tiempo con otra tarea que no sea sobrevivir.

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