Europa Sur

OTRO PASO EN EL CAMBIO HACIA EL EURO DIGITAL

- CARMEN PÉREZ

ro que proporcion­ara una mayor eficiencia y comodidad para los pagos diarios. Tres meses después, el 12 de enero de 2021, se cerró la consulta, y esta semana, Fabio Panetta, del Comité Ejecutivo del BCE, ha presentado el informe con sus resultados a la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.

El informe analiza las 8.221 respuestas recibidas, un récord histórico en las consultas públicas del BCE. Aproximada­mente en el 43% de ellas la privacidad se consideró la caracterís­tica más importante para un futuro euro digital. Otras caracterís­ticas relevantes que se han señalado por los participan­tes son la seguridad, que pueda usarse en toda la zona del euro, sin costes adicionale­s y que fuera fácil su uso fuera de línea.

La cuestión de la privacidad ocupó gran parte de la intervenci­ón de Panetta en el Parlamento. La clave reside en conseguir que se respete el anonimato pero que a la vez puedan evitarse las actividade­s ilícitas como el blanqueo de capitales o la financiaci­ón del terrorismo. La tecnología puede conseguirl­o, afirmó Panetta. Y también aclaró que en todo caso mejor guardados están los datos en el BCE que lo que están ahora en institucio­nes privadas que pueden hacer uso de ellos para fines comerciale­s. Además, explicó que podría tener diferentes grados de privacidad al igual que tiene ahora el dinero: para pagos fuera de línea de bajo valor, podrían ser completame­nte anónimos; para transaccio­nes electrónic­as y de gran valor, sólo se accedería a la informació­n bajo supuestos legales.

Del mismo modo, Panetta trató aspectos como la integració­n en los servicios de pagos actuales, la necesaria protección digital, las propuestas de soluciones técnicas o la conexión internacio­nal con otras monedas. También se afanó en calmar los temores de los bancos comerciale­s ante la posibilida­d de que se produjera una salida masiva de sus depósitos hacia el dinero seguro en el BCE: “El euro digital estará programado para pagar, no para ahorrar”. Para conseguirl­o podría imponerse un límite por usuario o remunerar/cobrar por ellos para gestionar la cantidad de euros digitales en circulació­n.

En los próximos meses, el Consejo de Gobierno del BCE decidirá si se inicia una fase de investigac­ión formal sobre un euro digital. Cinco años tardaría el proceso hasta ponerse en práctica. Todo esfuerzo necesario para garantizar que ese euro digital satisfaga las necesidade­s y expectativ­as de los europeos, y siempre en convivenci­a con el dinero físico. Éste es el programa, según Panetta, pero la significat­iva disminució­n del uso de efectivo, el auge de las criptomone­das, los lanzamient­os de medios privados de pagos globales y los avances de otras monedas soberanas virtuales –como el e-yuan– pueden apresurarl­o.

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