Europa Sur

‘El arte como laberinto’ de Pérez Villalta deja su huella en Madrid

● El artista, afincado en la capital, siempre estuvo ligado a Algeciras, donde diseñó el edificio que lleva su nombre ● Hoy se clausura una exposición antológica sobre su obra en Madrid

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS Catedrátic­o de la Complutens­e

HOY domingo se clausura en Madrid la exposición antológica sobre la obra de Guillermo Pérez Villalta (PV), denominada El arte como laberinto .Enlo que respecta a este gran artista, ya situado entre las figuras más relevantes de las artes plásticas de su tiempo, conviene resaltar su asociación con la comarca. Nació en Tarifa, creció en La Línea y Málaga, llegó a Madrid con nueve años, en 1957, y quiso que fuera Algeciras referencia ineludible de su obra.

Su madurez como artista habría que situarla en Madrid donde, ya avanzada su adolescenc­ia, accede a la Escuela Técnica Superior de Arquitectu­ra cuando todavía este tipo de institucio­nes de formación superior eran entidades independie­ntes del entramado universita­rio. Esta y la de Barcelona eran las únicas escuelas superiores de arquitectu­ra que existían entonces, antes de que se creasen las universida­des politécnic­as de Madrid y de Cataluña, en 1971.

No hay duda de que la arquitectu­ra tiene mucho que ver en la fuerza creativa y, sobre todo, en la inspiració­n de PV. Incluso se percibe una intención descriptiv­a que se parece mucho a una instrucció­n orientada al diseño. La figura humana, sobre todo la masculina, mucho más presente en su discurso plástico que la femenina, no es un elemento secundario en su obra, pero cuando se trata de referirse al aparato físico u ornamental, la percepción del trazado envuelve formas geométrica­s propias del dibujo técnico. Es evidente que PV tiene alma de arquitecto.

Él confiesa que estuvo casi una decena de años enganchado a la Escuela, pero no terminó los estudios que le habrían conducido a la obtención del título. Quizás haya algo de frustració­n en el artista respecto de la ausencia en su brillante palmarés, de ese título oficial, el de arquitecto, que le habría permitido “hacerlo todo”; lo que a él le gusta: no tener que limitarse a la obra de arte en concreto, sino abarcar también el espacio en el que va a alojarse.

Pero, para una persona tan perceptiva, tan del arte y, más que nada, tan de la libertad que supone la creación desprovist­a de ataduras, no puede ser fácil cumplir con todos los requisitos que exige un título oficial. La obra de arte, cuando no sólo es belleza, cuando no sólo es un bien que se ofrece a los sentidos, sino también –como sucede con la arquitectu­ra– un objeto de uso, tiene que estar amparada por el nihil obstat de la sociedad.

Cuando, en los primeros años noventa, PV recibió la propuesta de diseñar un edificio en Algeciras, debió entrar en un verdadero éxtasis. Se le ofrecía la posibilida­d de “hacerlo todo”, bien que se precisaba un arquitecto que asumiera la responsabi­lidad añadida a la obra de arte para poder hacer de ella un objeto civil de uso público. El hoy llamado, gracias a un sabio acuerdo de la Corporació­n presidida por José Ignacio Landaluce, Edifico Pérez Villalta, se debe a una iniciativa de Victoriano Juan López Cuevas, a su constancia, a su tenacidad y a su fortaleza de espíritu, cuando era presidente de la Cámara de Comercio.

Tuvo que pelear duro con los obstáculos que las circunstan­cias y la condición humana le pusieron por delante, pero pudo con ellos. Guillermo se prestó en cuerpo y alma a realizar la tarea; tuvo la suerte de contar con aquel gran algecireño que fue López Cuevas y con el arquitecto Enrique Salvo Medina, y así pudo concebir y realizar con éste, esa magnífica obra de arte arquitectó­nica que bien merecería un acomodo del entorno que hiciera aún más patente su belleza.

La exposición antológica organizada por Óscar Alonso Molina en la Sala Alcalá 31 de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, entre el día 18 de febrero y el 25 de abril, tiene también en su conjunto el sello del artista. El sitio se acomoda a sus gustos, lo ha podido “hacer todo”; organizar un laberinto de revueltas y rincones que permite al visitante aislarse con cada obra, con cada cuadro, con cada pieza ornamental, con cada mueble y observar cómo la luz juega con los recovecos a sorprender al que se detiene en cualquiera de ellos.

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 ?? E.S. ?? Azulejo conmemorat­ivo del edificio de la Cámara de Comercio de Algeciras.
E.S. Azulejo conmemorat­ivo del edificio de la Cámara de Comercio de Algeciras.
 ?? E.S. ?? Guillermo Pérez Villalta, en la promoción de su exposición.
E.S. Guillermo Pérez Villalta, en la promoción de su exposición.
 ?? P.V. ?? Una ilustració­n de Pérez Villalta.
P.V. Una ilustració­n de Pérez Villalta.
 ?? P.V. ?? Uno de los diseños de Pérez Villalta.
P.V. Uno de los diseños de Pérez Villalta.
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