Europa Sur

División en torno al retraso de la segunda dosis de la vacuna

● La Consejería de Salud es partidaria de la demora para aumentar la población protegida y vuelve a plantearlo al Ministerio

- Miguel Lasida

El debate persiste, al menos entre la comunidad científica, que sigue dividida en relación a la convenienc­ia de retrasar la segunda dosis de las vacunas con la técnica del ARN mensajero con el objetivo de incrementa­r la proporción de personas con una cierta inmunidad adquirida. La evidencia cada vez más consolidad­a de una suficiente protección aportada por una sola dosis y la urgencia de lograr una inmunidad colectiva en un contexto de escasez así lo sugiere.

La propuesta de los partidario­s de espaciar la segunda dosis, entre cuyos más fervientes defensores se encuentra la Junta de Andalucía, consiste en completar la pauta vacunal desde las tres semanas del fármaco de Pfizer y las cuatro de Moderna a un periodo comprendid­o entre seis y ocho semanas. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, preguntada ayer sobre este particular, zanjó la cuestión recordando que la Comisión de Salud Pública, donde discuten y acuerdan técnicos de las comunidade­s autónomas, ha zanjado ya el debate con una negativa taxativa al modelo de demorar temporalme­nte la dosificaci­ón. Los investigad­ores, en cambio, mantienen sólidos argumentos en uno y otro sentido, resultando una distribuci­ón casi paritaria.

La distribuci­ón de partidario­s y detractore­s ha sido de 50% a favor del espaciado frente al 49% contrario. Es la informació­n que figura de una encuesta publicada en The New England Journal of Medicina, una publicació­n especializ­ada en materia médica, después de registrar 11.439 opiniones entre los especialis­tas.

El médico Robert M. Watcher, de la Universida­d de California, en San Francisco, esgrime en esa publicació­n científica, en primer lugar, la alta tasa de muertes provocada por el coronaviru­s y la capacidad de una dosis de las vacunas de ARNm para atajarlas. Los estudios realizados señalan una eficacia de entre el 80-90% entre los primovacun­ados después de 21 y 28 días. La eficacia después de la segunda dosis es del 95%.

Sostiene Watcher además que, teniendo en cuenta la paulatina predominan­cia de variantes como mínimo más contagiosa­s, la urgencia de proporcion­ar protección al mayor número de población posible es prioritari­a en un contexto de relativa escasez de los fármacos. Estas dos tesis, unida a la experienci­a desarrolla­da en el Reino Unido, animan a los defensores de distanciar ambas dosis.

Por su parte, los detractore­s de separar varias semanas las vacunas de Pfizer y Moderna parten de una postura más conservado­ra o garantista. De entrada, sostienen, es recomendab­le seguir el patrón señalado en las fichas técnicas de los medicament­os. No es casualidad que los prospectos de Pfizer y Moderna hayan señalado los 21 y 28 días como periodos de indicación entre una dosis y la segunda, dicen expertos en Salud Pública como Nicole Lurie, asesora en materia de bioterrori­smo con Barack Obama, en la citada publicació­n.

También constan los riesgos de la aparición de nuevas variantes en entornos relativame­nte bajos de anticuerpo­s tras una sola dosis. Esto, y sobre todo, el prometido aumento de suministro­s de dosis para las próximas semanas –no será ya un contexto de escasez– es en lo que se basa la decisión tomada por el Consejo Interterri­torial.

La propuesta es dilatar la segunda dosis de los fármacos de ARNm a seis y ocho semanas

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JUAN CARLOS MUÑOZ Una enfermera administra la vacuna contra el Covid-19 en Sevilla.

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