Tirar la casa por la ventana
Pienso que serán pocos quienes no hayan escuchado en alguna ocasión el coloquial dicho que da título a la presente Carta al Director. El hecho en sí contempla tanto la realización de un desmesurado gasto, quizás de manera esporádica, como el disparatado despilfarro de dinero o bienes materiales de forma habitual. Cualquiera de ambos dispendios pudiera dar al traste con el presupuesto elaborado, por desahogado que este fuera, e incluso llevar a la ruina a la economía más saneada. Pues bien, a mi juicio, no son pocos los años en los que el Gobierno, éste y otros anteriores, actúan de forma irresponsable a la hora de gestionar el dinero público que, visto el aire que se le da, vaya usted a saber si ciertamente no es de nadie. Ya hubo hace algo más de un lustro una ministra de Cultura, hoy vicepresidenta del Ejecutivo, quien así lo aseguró con firmeza. Quizás sus arbitrarias palabras dieron pie a un progresivo incremento del número de asesores, parientes, recomendados y allegados en general, comiendo todos ellos de la olla grande, alcanzando el injustificable derroche cotas realmente preocupantes.
Pienso, y nada me gustaría más que no estar en lo cierto, que el país camina hacia una alarmante ruina económica. Espectacular engorde en los últimos tiempos de una ya de por sí elevada deuda pública que continúa al alza creciendo día a día vertiginosamente. Cuantiosos gastos perfectamente eludibles en Gobierno, instituciones y partidos políticos así como en organismos y empresas públicas con escasa o nula razón de ser. Inexcusables duplicidades entre administraciones, gravosas subvenciones a improductivas mareas, así se les ha dado en llamar, e ineficaces chiringuitos políticos, contratación de temporeros a pesar del elevado número de desempleados agrícolas, periódicas y costosas encuestas que nada aportan, economía sumergida al alza o elevadas inversiones en aeropuertos donde ni se despega ni se aterriza e inacabable tranvía, deficitario si es que llegara a circular. Pactos con partidos nacionalistas e independentistas que no son sino sacacuartos como compensación a apoyos electoralistas.
Dos noticias recientes corroboran el referido despropósito económico; la concesión de un préstamo a una estratégica aerolínea, cuenta con un único avión, por importe de unos 50 millones de euros y el sorprendente gasto en asesores de la Diputación de Cádiz, la mitad de ellos no pisa siquiera por allí, con un incremento del 75% en 6 años. Esto, lo otro y lo de más allá es tirar la casa por la ventana. Rafael Aguirre Grijalvo (El Puerto)
● Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.