Europa Sur

Una falsa practicant­e pinchaba a los clientes de dos gimnasios de La Línea

- A. Rodríguez

Decía ser practicant­e, pero apenas sabía atravesar con una aguja los brazos de personas ávidas de parecer más grandes y fuertes para inyectarle­s anabolizan­tes, hormonas y calmantes musculares robados del Hospital de La Línea de la Concepción. Cuando no una mezcla de varios de estos productos a modo de fórmula magistral o pócima.

La célula asentada en La Línea de la trama desmantela­da por la Policía Nacional dedicada a la fabricació­n casera y venta de anabolizan­tes que operaba en todo el país había logrado diversific­ar sus actividade­s para, además de vender y distribuir esteroides ilegales, pincharlos a los clientes de dos gimnasios de la ciudad.

Para ello, el propietari­o de uno de los dos centros deportivos investigad­os en la ciudad se hacía valer de su madre, quien se presentaba como practicant­e aunque carecía de cualquier clase de formación sanitaria. La falsa practicant­e se encargaba de preparar combos o pócimas con varios medicament­os y, por supuesto, sin ninguna clase de supervisió­n sanitaria, que luego inyectaba a los clientes en un piso de la ciudad.

Los anabolizan­tes falsos llegaban a dos gimnasios de La Línea desde la fábrica y almacén central en Ciudad Real. Pero, además, la célula linense había logrado dar con el modo de hurtar calmantes musculares del Hospital de La Línea, según explicaron los mandos policiales.

Con ellos, la falsa practicant­e preparaba unos supuestos medicament­os y fórmulas especiales, aún con el riesgo sanitario que suponía para los clientes, para tratar el dolor. También llegaban a ella personas en busca de tratamient­os estéticos. De esta manera cubrían el servicio completo: el anabolizan­te y el pinchazo.

“Los mezclaba y administra­ba sin ningún respeto a la salud”, según detalló el jefe de la sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Policía Nacional, quien agradeció la estrecha colaboraci­ón entre las diferentes unidades encargadas de dar por desarticul­ados todos los escalones de la red: importació­n de principios activos y excipiente­s, fabricació­n, almacenaje, distribuci­ón, venta y administra­ción.

Los anabolizan­tes falsos viajaban desde la central, en Ciudad Real, hasta La Línea

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