Europa Sur

La Explosión de 1947, la otra “pandemia” de Cádiz

Murieron 151 personas y otras 5.000 resultaron heridas El coste de los daños se elevó a 33 millones de euros actuales, suficiente para terminar hoy la rehabilita­ción del casco antiguo de la ciudad

- José A. Hidalgo

La pandemia provocada por la mal llamada gripe española se llevó por delante la vida de unos 300 gaditanos hace un siglo. La pandemia provocada por el coronaviru­s se acerca ya al centenar de víctimas en la capital gaditana. Dos tragedias unidas en el dolor de la gente pero muy diferentes entre si en cuanto a la repercusió­n en la economía, en el día a día de los ciudadanos. Hoy ha tocado de lleno a una sociedad avanzada, con un relativo buen nivel de vida y, en parte de ella, en pleno crecimient­o. En 1918 Cádiz era una ciudad en crisis, con una elevada tasa de analfabeti­smo, sufriendo ya la lacra de la infravivie­nda.

No fue una pandemia médica pero provocó una profunda herida en toda la ciudad

Un año después más del 15% de los vecinos necesitan ayuda de la Beneficenc­ia

Entre medio, la ciudad vivió otra tragedia que, si bien no puede catalogars­e como una pandemia médica, sí fue una pandemia social, por la dureza de lo sufrido y por cómo impactó duramente en el devenir de la ciudad. Más o menos como hoy con el covid.

Fue la Explosión de 1947, cuando estalló buena parte de la Base de Defensas Submarinas enclavada en un extramuros aún por desarrolla­r. No fue un virus, pero sí tubo una letalidad similar y tocó de lleno, también, a la economía de la ciudad.

La tragedia humana de la Explosión tiene dos datos: los 151 fallecidos y los más de 5.000 heridos, de ellos 350 graves. Hoy, la pandemia de coronaviru­s ha afectado ya a más de 6.000 gaditanos.

Junto a ella, la tragedia urbana. Las casas destrozada­s en San Severiano, la mayoría chalés; los centros asistencia­les hundidos por efecto de la explosión (con la muerte de decenas de pequeños); la desaparici­ón del astillero; los centros públicos afectados... En extramuros se cuantifica­ron más de 200 inmuebles dañados en diversos grados mientras que en intramuros fueron más de 2.000. En algunos las grietas incluso permanecie­ron durante décadas.

La Comisión General para la Reconstruc­ción de Cádiz hizo una valoración de los daños atendiendo a los pagos reclamados a la empresas de seguros, aunque sin duda aquí se quedaron fuera las pérdidas sufridas por familias de escasos recursos y la de muchos comerciant­es de la ciudad, que, como los de hoy, vieron sus negocios decaer durante meses. Al fin y al cabo un año después de la tragedia la Beneficenc­ia Municipal atendía a 12.263 personas sin recursos, un 15% de la población de la época, 98.482 habitantes.

Tampoco se hace referencia a los destrozos en el astilleros, en aquel momento propiedad del industrial vasco Horacio Echevarrie­ta. El descalabro económico fue tal que cuatro años más tarde el Estado nacionaliz­aría la industria naval de Cádiz.

El informe publicado entonces elevó a cerca de 70 millones de pesetas la cuantía de las pérdidas. Millones de la época, cuando el periódico costaba 50 céntimos y los gastos anuales medios de una familia rondaban las 2.000 pesetas. 70 millones que triplicaba el presupuest­o anuel del Ayuntamien­to de la ciudad.

Un estudio realizado por el Colegio de Economista­s para Diario

de Cádiz cuantifica que estos 70 millones de pesetas serían unos 33,7 millones de euros en la actualidad.

Dejando a un lado la evidencia de que esta cifra no incluye todos los daños físicos sufridos por la ciudad, aunque también es cierto que la explosión afectó a una zona de chalés, con una ausencia casi total de grandes edificacio­nes (las propias dependenci­as militares donde se produjo la tragedia nada tienen que ver con el complejo de edificios que conforman hoy el Instituto Hidrográfi­co) y de costosas infraestru­cturas, el coste económico fue enorme.

Un ejemplo: ese mismo año se había elaborado el Plan de Ordenación Económico y Social de la Provincia (que apenas se cumplió). En el mismo se proyectaba toda la desecación de las marismas de La Janda. Su coste era apenas superior a las pérdidas cuantifica­das en Cádiz por la explosión de la base militar.

Con todo, esos más de 30 millones de euros hoy hubiesen permitido completar la rehabilita­ción del parque de viviendas del casco antiguo de la ciudad.

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D.C. Una herida, ayudada por dos mujeres en la plaza de San Juan de Dios.

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