“La velocidad mata en el periodismo, lo hace superfluo”
on line. Cuando la velocidad prima sobre el resto vamos por el mal camino. En CNN solemos tener una máxima en la redacción: speed kill (la velocidad mata) y eso es algo que yo noto en el caso específico de España. Veo que hay un periodismo muchas veces superfluo, centrado en a ver quién llega primero, sin apostar por el trago largo, sin pisar el freno para contar esta historia bien y con todas sus aristas. Por todo eso pienso que sí, que hay una pequeña crisis de calidad en España.
–¿Fuera es distinto?
–No lo veo tanto en Estados Unidos, allí los medios han sabido afrontar el desafío de la digitalización con las ideas más claras, apostando por formatos largos, por la innovación tecnológica. En el New York Times se ven documentales con mucha inversión, hay una osadía mucho mayor .
–Y en las redes sociales.
–Ahora vas a cualquier cobertura en la calle y ves más periodistas espontáneos, los que llaman periodistas ciudadanos, que periodistas en el ejercicio legítimo de la profesión. Y eso nos hace mal a todos. En ese cajón de sastre que son las redes sociales todos los gatos son pardos, es imposible saber qué legitimidad tiene lo que difunden, saber si está manipulado o no... Es un ejercicio diario de estar achicando aguas, de intentar sacar la bandera para decir que los periodistas estamos aquí. Marcar la diferencia es muy complicado y ya vamos a tener que convivir con eso y buscar fórmulas para que la audiencia sepa distinguir el grano de la paja.
–En medio de las revueltas independentistas de Barcelona en octubre de 2019, haciendo el periodismo de
–Aquello fue un ejemplo de cómo construir un premio Emmy desde cero. Llegamos a un sitio por intuición y nos encontramos con el pastel en la Vía Laetana. Sobre la marcha tomamos una decisión para trasladar a la audiencia lo que estaba pasando, meter a la gente en la historia. Pasamos siete horas intentando mantener el pulso, con el cerebro achicharrado desde la tercera hora. Fue algo con un grado muy elevado de improvisación y terminó en un Emmy. Ahí es donde está el periodismo. Al final nos rebanamos los sesos con coberturas multiplataformas, métodos transmedia... El mérito fue que hablamos a la gente
En ese cajón de sastre que son las redes sociales todos los gatos son pardos y eso nos hace mal a todos”