Europa Sur

Sus cenizas podrían trasladars­e al sur

- A. Cala

La Fundación Bonald guardó ayer un minuto de silencio por el fallecimie­nto el domingo de José Manuel Caballero Bonald, a los 94 años de edad, en Madrid. La institució­n abrió un libro de condolenci­as para que quien lo desee pueda firmarlo.

Una bandera de Jerez (sin crespón negro, por expreso deseo de Bonald), una fotografía del autor y un aplauso. Y tras el silencio, las palabras, las reacciones. La alcaldesa, Mamen Sánchez, dijo que esta ciudad y esta Fundación “le rinden un homenaje sencillo, tal como era él. Abrir su casa, la de esta Fundación, para que la gente firme en el libro de condolenci­as, va a cerrar una etapa, un tiempo en el que Caballero Bonald la presidía, para volver a abrir una nueva en la que su legado literario permanecer­á. Y también hemos querido mantener la actividad de la Fundación, que es lo que a Pepe le hubiera gustado, y es el mejor homenaje que le podemos hacer, con la palabra, con las letras”.

La directora de la Fundación, Josefa Parra, dijo de Bonald que era un hombre “irrepetibl­e e insobornab­le. Quien haya estado junto a él, aunque sea unos minutos, habrá notado su huella. Intentamos no pensar que no lo vamos a escuchar más. Ahora está la casa sin el padre, pero debemos seguir ahí, y todo el legado que ha puesto en nuestras manos lo tenemos que postergar. Sabemos que su nombre no se va a perder, pero sí que debe ser cada vez más importante. Es un grande, casi fue Premio Nobel, fue Premio Cervantes, Premio de las Letras, de la Crítica... No ha habido en Jerez, ni habrá, otro escritor como él. Y en España pocos”.

Parra recordaba aquella anécdota cuando Bonald recogió el Cervantes el 23 de abril de 2013, en Alcalá de Henares. “Vino con el Premio, de bronce, me lo entregó y me dijo: “toma, llévatelo para Jerez”. Y aquí lo tenemos. Y me paseé por todos los jardines con el premio, me lo traje en mi maleta y hasta me tuvieron que abrir el equipaje para ver qué llevaba ahí, tan grande, tan pesado y de forma redonda. Fue un bonito y divertido recuerdo”.

Bonald fue incinerado ayer en Madrid, aunque desde la Fundación creen que sus cenizas serán trasladada­s al sur.

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