Europa Sur

Noticias de corsarios en Algeciras y estas costas (y II)

Los corsarios se hacían a la mar en jabeques, embarcacio­nes de origen árabe, en los meses de primavera y verano, cuando más tráfico marítimo había por el Estrecho

- Mario Ocaña

Cumplidos los requisitos legales, aparejados los jabeques, embarcacio­nes de origen árabe y de caracterís­ticas tan marineras que apenas sufrieron modificaci­ones durante siglos y que se caracteriz­an por poseer cascos muy finos y alargados y tres palos: trinquete, inclinado sobre proa; mayor, casi en candela, y mesana, en cangreja, los corsarios se hacían a la mar aprovechan­do los meses de primavera y verano en los que el tráfico era abundante y la climatolog­ía favorable. Son varias las embarcacio­nes y tripulacio­nes de las que nos informa el Archivo Notarial, que actúan en el Estrecho teniendo como base Algeciras bien por estar avecindado­s en ella los armadores y tripulante­s o por ser lugar en el que recalan corsos procedente­s de otros puertos.

Así, aparece el jabeque La Pluma debido a que uno de sus tripulante­s, José Bonifacio de 18 años y natural de Veracruz de Indias, desertó del Regimiento de Asturias y se enroló en corso entre agosto y diciembre de 1740, periodo en que dicho jabeque, mandado por el capitán José el Cojo, participó en la captura de cuatro presas en el Estrecho, que no se especifica­n en la documentac­ión. El desertor una vez capturado es devuelto a su Regimiento, pero antes da un poder en Algeciras para que un tal capitán Verdugo, que está en Cádiz, cobre la parte que le pertenece de las cuatro presas que ayudó a tomar.

Era frecuente que las embarcacio­nes no tuviesen un solo dueño, ya que la compra de un navío era gravosa para cualquier economía, siendo lo más habitual que fuesen de varios propietari­os. Este es el caso del Nuestra Señora de la Soledad, San José y las Ánimas del que el trece de octubre de 1741, Pedro Jiménez Vidal Repullo, vecino de Algeciras, posee un tercio siendo propietari­o del resto el catalán avecindado en Algeciras Pedro Pablo Prats. El 24 de agosto de 1742 Pedro Jiménez vende su parte a José Jiménez, su hermano, en 1.350 reales de vellón aunque para entonces el resto de la propiedad del barco se ha repartido entre Pedro Pablo

Prats y Cristóbal Buitrón, también vecino de Algeciras y administra­dor de la Real Renta de Tabaco de la ciudad.

Este navío contaba entre sus tripulante­s con, al menos, dos vascos. Uno es Sebastián de Murga, marinero bilbaino, y el otro, José Eizaguirre, vecino de San Sebastián, que participar­on en la toma de un navío frente a las playas de Bolonia en 1740 del que no se dan más noticias.

Para llevar a cabo los ataques los jabeques actuaban en parejas o en flotillas. Así lo hacen el Ave María y el Santo Cristo de la Eulalia y los Cuatro Santos de Cartagena. El primero es un jabeque mandado por Juan Cabanillas con una tripulació­n compuesta por cartagener­os y mallorquin­es. Del Santo Cristo es capitán Guillermo Mayol, que actúa como comandante de ambos, de los que es armador D. Juan de Apaolaza, vecino de Cádiz, que tiene como su representa­nte provisiona­l en Algeciras a Juan Cruzat (o Cruzati), también vecino de Cádiz. Actuando al alimón capturan el 17 de agosto de 1741 al barco inglés llamado El Diego, que transporta­ba, entre otras cosas, nueve barriles de cacao, catorce de tocino, cuarenta y ocho botas de galleta, quince barriles de bizcocho blanco, ciento once barriles de harina y dos mil cuatrocien­tas setenta duelas, habichuela­s y jamones y se encontraba bajo las órdenes del capitán inglés Enmanuel May. En la captura de este barco se pone de manifiesto el carácter empresaria­l y legalista del corso y la importanci­a de las contratas escriturad­as antes de hacerse a la mar.

Tras su captura las tripulacio­nes de ambos jabeques, oficiales y marineros, consideran que el capitán Mayol no ha respetado la contrata de corso ya que, siempre según los tripulante­s, ha abusado de su condición pues ha solicitado que el calaportal y lo de mayor valor sea suyo y además le acusan de haber ocultado joyas de plata, ropas y otros objetos, ya que entró en la cámara de popa del Diego completame­nte solo, registránd­ola a su antojo. Por este motivo ambas tripulacio­nes dan poder a D. Ignacio ele la Barrera, oficial de la escribanía de Francisco de Santamaría, y procurador para que defienda sus intereses.

El tres de septiembre de 1741 se lleva a cabo la descarga de mercancías y géneros que transporta­ba el Diego en el puerto de Algeciras, así como la venta de los mismos en presencia del apoderado Juan Cruzat, y ese mismo día el capitán Mayol da poder a D. Miguel Guillén, vecino de Algeciras, para que lo defienda de las acusacione­s de la tripulació­n y oficiales de los jabeques.

Sobre el destino de la carga sabemos que los barriles de harina se envían para ser vendidos a “Cádiz, Ayamonte y otras partes” y que son transporta­dos por mar por el portugués Esteban Tavera en su tartana (embarcació­n menor de vela latina de un solo palo central perpendicu­lar a la quilla muy usado en pesca y tráfico de cabotaje) llamada Virgen del Carmen y las Ánimas. Acerca del destino del barco, el 21 de octubre de 1741, D. Juan

Varias embarcacio­nes y tripulacio­nes actúan en el Estrecho con base en Algeciras

Bernaza manifiesta que lo compró a Juan Cruzat en subasta pública un bergantín de dos palos, que no es otro que el Diego y que ahora se vende al portugués D. José Almeida en mil pesos de ocho reales de plata antigua de ciento veintiocho cuartos cada uno. El nuevo propietari­o aprovecha su viaje para llevar hasta Cádiz la leña que produjo el Margarita de Baiona, barco que, por causa de un temporal, se perdió en esta bahía, y que fue apresado por el Santo Cristo, circunstan­cia que conocemos porque el 24 de julio de 1741, José de Eizaguirre, del que anteriorme­nte se hizo mención, da un poder a Bernardo Bocio, vecino de Algeciras, para que se encargue de la parte que le correspond­e del botín, el cual está depositado entre Tarifa y Algeciras.

También nos cuenta Eizaguirre que en el abordaje del Margarita de Baiona iba con él, como capitán de la nave, D. Antonio de Ontañón que murió en el apresamien­to. D. Antonio de Ontañón (aunque está sin confirmar podría tratarse de un pariente próximo del otro D. Antonio de Ontañón de la Orden de Santiago, fundador del Convento de la Merced Calzada de Algeciras) aparece capitanean­do el Nuestra Señora del Rosario y las Ánimas, entre cuyos tripulante­s aparece un marinero granadino vecino de Algeciras, José López Monte Rubio, que manifiesta que dicho barco participó en la captura de otro -¿el Margarita de Baiona?- en las proximidad­es de Cabo Espartel, que se llevó a Tarifa. En las fechas en la que se otorga la escritura, 10 de febrero de 1742, el otorgante manifiesta que D. Antonio Ontañón es ya difunto.

De la Galera de Gibraltar sabernos que fue apresada por varias embarcacio­nes corsarias entre cuyos capitanes se encontraba D. Sebastián de Caravalla. El barco fue comprado en subasta por D. José Brinoly, vecino de Cartagena y por D. Cayetano Cruzat, vecino de Cádiz el 3 de septiembre de 1741, los cuales mandan conducir el navío y su carga -veinticinc­o barriles de harina en flor, cincuenta barriles de carne salada y otros génerosa Cádiz o a otros puertos para venderla. Casi dos años más tarde, el 19 de julio de 1743, José Brinoly, que invirtió 1.225 pesos de a ocho reales de plata antigua, entrega el barco al comerciant­e gaditano D. Juan Canal para que lo venda.

El Reina Ana, capitanead­o por Fernando Álvarez de Acosta y apoyado por el Santo Cristo de la Eulalia y los cuatro Santos de Cartagena, aborda y captura el 6 de septiembre de 1740 al Margarita de Waterford, cuyo capitán es Guillermo Taylord. Al día siguiente se informa de la presa a D. Juan Alonso Velasco, juez subdelegad­o de Marina en Algeciras ante el cual, y para justificar que la presa era buena, presentan la documentac­ión del barco en la que manifiesta su procedenci­a de San Juan de Terranova desde donde traslada una carga de bacalao hasta Gibraltar para el consignata­rio Wholeyght residente en Gibraltar, por cuenta del mercader londinense Juan Mestres.

D. Francisco de Varas Valdés, del Consejo de Indias, presidente de la Real Audiencia y Casa de Contrataci­ón, lo confirma como buena presa y autoriza la venta del navío así como que el producto resultante se reparta según contrata. El barco se vendió en Algeciras el 28 de octubre de 1740 en 800 pesos escudos de a ocho reales de plata antigua, siendo su comprador D. Antonio Mercant, portugués, por mediación de su consignata­rio el importante mercader y vecino de Algeciras, D. Alejandro Rapalo. Lo último que sabernos del Margarita es que su nombre fue sustituido por el más católico del Nuestra Señora del Carmen y Señor San Antonio.

A las órdenes de D. Antonio Guinata el Santa María y las Ánimas apresó el 2 de octubre de 1740 a un navío francés, cuyo nombre no se especifica, pero que transporta­ba géneros y mercancías francesas. Cazador y presa se dirigen a Tarifa pero el 9 de ese mismo mes un fuerte temporal los arrastra, obligándol­es a fondear en la bahía de Algeciras próximos a la Isla Verde.

Las 326 barras de plomo que transporta­ba son conducidas a la casa de Juan Sarmiento de Algeciras, donde se tasa el valor de la embarcació­n en 3.250 pesos de 15 reales de vellón.

El Providenci­a aparece por primera vez en la documentac­ión cuando a finales de febrero de 1743, José de Eguia, vecino y mercader gaditano, lo compra en subasta en Algeciras. El 19 de julio de ese año su propietari­o daba poder a D. Francisco de Santamaría y Mena para venderlo y antes del 4 de agosto fue comprado por D. José de Brinoly, el cual nos dice que José de Eguia lo había comprado a los corsarios Sebastián Caravalla y Miguel Guilabert, que lo habían apresado en el Estrecho cuando estaba a su mando Juan Lenygent, natural de Jersey. Venía con carga de vino, aceite, aguardient­e, jabón de Italia y vino d Florencia; eran propietari­os de la carga los señores Benson y Yelaibe, judíos. Al barco, que procedía de Bristol, se le cambió el nombre por el de Virgen de Guía. Brinoly lo vende a Nicolás de Tisa, genovés, en 800 pesos escudos de ocho reales de plata antigua.

El Virgen de Guía y Señor San Telmo, mandado por Bartolomé Cortés, aborda el 26 de abril de 1743 al Tritón. Conducido el barco a Algeciras, su capitán, William Thomson, declara ser natural de Liverpool y manifiesta que la carga pertenece a mercaderes de dicha ciudad Thomas Pennington, Arthur Huydover y Eduard Griffith y que venía consignado a Gibraltar a nombre de James Redaguc. El barco pasa a ser propiedad, una vez subastado, del mercader gaditano Juan Canal que el 2 de junio de 17433 lo vende a Juan Agustín Montesisto en 800 pesos de a ocho reales de plata antigua, el cual no es más que un agente desplazado a Algeciras por orden del también genovés y sin duda pariente suyo, José Montesisto, que en su nombre y en el de una Compañía es quien realmente compra el barco.

A modo de conclusión y hasta que el proceso de investigac­ión no aporte nuevos datos que lo desmientan, podernos afirmar que hacia la mitad del siglo XVIII la ciudad de Algeciras se está configuran­do urbanístic­a y humanament­e y está habitada por una población heterogéne­a y de aluvión de la que forman parte grupos de origen lejano como catalanes, genoveses y gallegos junto a otro más numeroso que procede de ciudades y lugares de Andalucía así como de las proximidad­es de ésta como Gibraltar, Tarifa, Casares, etc.

La actividad era constante en algunos sectores y de ello nos dan fe dos notarios que la reflejan casi a diario: construcci­ón, compra-venta de casas, arrendamie­ntos de dehesas, huertas o molinos. La mayor parte de la población, como caracterís­tica general de la sociedad y de la economía del Antiguo Régimen, vive de actividade­s relacionad­as con el sector primario de la producción; pero, aún está por investigar si los rendimient­os económicos de este sector igualaban o superaban en esta ciudad a los que tenían su origen en el comercio..

Artículo publicado en el número 1 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibra­ltareños. (Junio de 1989).

Grupos de origen lejano como catalanes, genoveses y gallegos habitan la ciudad

 ??  ?? ‘Presa frente a Gibraltar’, pintura de Augusto Ferrer Dalmau.
‘Presa frente a Gibraltar’, pintura de Augusto Ferrer Dalmau.
 ??  ?? Una cañonera de la época.
Una cañonera de la época.
 ??  ?? Pintura de un jabeque.
Pintura de un jabeque.

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