Europa Sur

Los ojos del Open Arms en la misión 82

El fotoperiod­ista Carlos Gil estuvo a bordo del barco de la oenegé catalana durante 40 días para documentar con su cámara lo ocurrido en el Mediterrán­eo y ayudar en el rescate de 219 personas

- Isabel Vargas

Miles de personas han perdido la vida intentando cruzar el mar Mediterrán­eo en busca de un porvenir mejor. Las cifras son escalofria­ntes: entre 2015 y 2019 murieron ahogados allí 15.600 seres humanos. La mayoría huía de la guerra en su país de origen, del hambre o de la pobreza extrema. En 2017 había 13 barcos humanitari­os en la zona. Ahora sólo operan cuatro: la nave Sea Watch 3 de la oenegé alemana homónima; el Ocean Viking de SOS Méditerran­ée; el Aita Mari de la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitari­o; y el Open Arms de la oenegé catalana con el mismo nombre.

Carlos Gil (Almoradí, 1988) ha sido durante 40 días los ojos del Open Arms. El fotoperiod­ista, afincado en Granada desde hace nueve años, estuvo a bordo del barco durante 40 días para documentar con su cámara lo ocurrido en el Mediterrán­eo y ayudar en el rescate de 219 personas. Lo llamaron el 12 de marzo y zarparon dos días después. Llevaba esperando esta oportunida­d cuatro años. Se hizo una PCR, compró un billete Málaga-Barcelona y se plantó allí. “Cuando surge una ocasión así no dudas ni un segundo”, asegura.

La experienci­a le ha permitido documentar el movimiento de las personas. “Es importante fotografia­rlo porque forma parte de la historia. Es importante fotografia­rlo todo. Igual que fotografia­r los muertos de la pandemia. En Andalucía no nos dejaron. La Junta ha sido muy opaca. Lo que no se ve, no se sabe. Cualquier cosa tiene derecho a ser mostrada. En el caso del Mediterrán­eo, actualment­e es algo que debe seguir mostrándos­e hasta que pare”, defiende. Eso mismo hizo durante seis semanas a bordo del barco de rescate.

“Allí en medio te puedes encontrar cualquier cosa. En el mar nunca se sabe. Es una lotería”, advierte. La travesía consta de varios periodos. “Durante el primero vamos a la zona SAR, la zona de rescate donde normalment­e suceden los naufragios. En la zona SAR de cada país. Nos movemos entre la zona SAR de Malta y de Libia. Todo ese trayecto se trata de adaptarse al barco. Haces lo que te dicen los marineros, curras con las personas del barco, te implicas un montón”, relata. De seis a nueve de la mañana y de la noche, el fotoperiod­ista tenía guardia en el puente durante la navegación. “El resto del día te centras en las tareas del barco: limpieza, ayudar en cocina. Luego tienes un día libre”, explica. También hacían simulacros constantem­ente para entrenar. Entre las cosas a destacar “ahí un montón que no tienen nada que ver con la misión: la convivenci­a con la tripulació­n y las personas rescatadas”. También le ha gustado mucho trabajar con la reportera Monica G. Prieto. “Ha sido un máster. Hizo unas piezas para la SER súper bonitas”, recalca.

Su misión fue “tranquila”. “Todo lo tranquilo que es sacar a 200 personas del mar, 15 o 20 niños, menores que iban solos”, admite. En la aplicación Alarm Phone acceden a las coordenada­s de las embarcacio­nes. “De pronto empiezan a aparecer alertas y te diriges a la más cercana. Avisas a la guardia maltesa. Si no responde, vamos. Cuando estamos a menos de veinte millas del barco en cuestión, lanzamos las lanchas y vamos a por ellos. He visto barcas de madera bastante grandes. Una especie de cayucos con motores. Suelen estar sobrecarga­das, fuera de rumbo y les falta agua. Hay una posibilida­d de fracaso del 90%”, cuenta. Después, proceden a asegurar a la gente: les dan chalecos, se avisa al Open Arms, les comunican quienes son y les dicen que los van a llevar a un puerto seguro.

“Muchos tienen miedo a que sea la guardia libia porque si los cogen, los devuelven. Si te coge la maltesa llaman a la guardia libia y se procede a una devolución en caliente. Hay una cantidad de irregulari­dades en el mar”, denuncia el profesiona­l que reconoce que el Open Arms suple, en muchos casos, los deberes de la UE en el mar. “Al principio pensaba que rescatar suponía subir al barco. Si el proceso funcionara, tú deberías comunicart­e con un Gobierno y en menos de 24 horas ellos deberían venir a por ellos y llevarlos a puerto seguro. Si ellos no pueden hacerse cargo, lo llevaríamo­s nosotros. Ahora todo son trabas para que los barcos de rescate no operen en el Mediterrán­eo”, reprocha.

El fotoperiod­ista lleva desde 2016 interesado en documentar estos temas. Ese mismo año se desplazó hasta Austria para fotografia­r unos campos de refugiados. “A partir de ahí empecé a desarrolla­r el interés por las rutas migratoria­s de África hasta Europa. Por otros trabajos, sólo he podido desarrolla­r

los temas que sucedían en tierra, lo que pasa después del mar. Tienes todo el rato la inquietud de fotografia­r lo que sucede en el mar”, declara.

Sobre la gestión de la Unión Europea respecto a la crisis migratoria, Gil habla abiertamen­te de “una crisis de gestión y de acogida”. “Piensa que Open Arms ha salvado más de 62.000 personas. Esas personas no son nada en comparació­n con el f lujo de personas que llegan al Aeropuerto de Mallorca. Deben proporcion­ar los recursos necesarios para asegurar los que vienen de países en conflicto tenga derecho a desarrolla­r su vida en paz. Es una mala gestión”, insiste. También se acuerdo de Salvini, al que le desea que “que pague lo suyo”. “Si tienes una responsabi­lidad y haces una omisión de socorro, tienes que pagar. Impedir que se salven vidas en el Mediterrán­eo es transigir con la muerte”, zanja.

El fotógrafo, colaborado­r en la agencia internacio­nal Getty Images, se despide con una reflexión: “La gente invierte la vida por salvarla. Los héroes son ellos por tratar de pelear por lo que les pertenece como seres humanos: el derecho a tener una vida digna”. Unos héroes que, gracias a Carlos, han dejado de ser números para convertirs­e en rostros humanos. Los rostros de la tragedia en el Mediterrán­eo.

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 ??  ?? 1. El fotoperiod­ista Carlos Gil. 2. Rescate a bordo del Open Arms. 3. Una fotografía hecha por Gil en el Puerto de Motril. 3
1. El fotoperiod­ista Carlos Gil. 2. Rescate a bordo del Open Arms. 3. Una fotografía hecha por Gil en el Puerto de Motril. 3
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