Europa Sur

LA APORTACIÓN DEL BANCO DE ESPAÑA

- FRANCISCO J. FERRARO

DESDE que Luis Ángel Rojo dirigió el Servicio de Estudios del Banco de España (BdE), esta institució­n ha sido uno de los centros más cualificad­os de investigac­ión económica de Europa, donde se han formado muchos de los economista­s más brillantes del país y ha generado una vasta producción de análisis económico aplicado a España, tanto desentraña­ndo su funcionami­ento como aportando propuestas político-económicas. Una institució­n pública que, como otras institucio­nes de excelencia, se han desarrolla­do gracias a la inteligenc­ia y trabajo de algún maestro que ha sabido transmitir el amor por la investigac­ión rigurosa y el servicio público.

Como suele ocurrir con la política económica, la unanimidad es imposible, entre otras razones, por los sesgos ideológico­s y la defensa de intereses sectoriale­s o corporativ­os, pero puede afirmarse que las propuestas del Servicio de Estudio del Banco de España suelen concitar el apoyo mayoritari­o de los economista­s españoles, y que el respeto por su trabajo le ha permitido trabajar con independen­cia.

Entre sus múltiples publicacio­nes la más relevante es el Informe Anual. El de 2020 es especialme­nte interesant­e porque en él se hace un balance preciso del impacto económico de la pandemia en España, de las políticas aplicadas, de los retos y las políticas recomendad­as. Además, dos análisis monográfic­os: uno sobre los efectos de la crisis en los sectores productivo­s, y otro sobre la distribuci­ón espacial de la población en España.

El informe prevé un escenario central de recuperaci­ón para 2021 del 6%, que podrá variar según la evolución de la pandemia, pero que a medida que ésta se vaya desactivan­do estará más condiciona­da por factores de naturaleza fundamenta­lmente económica.

En el corto plazo aconseja evitar una retirada prematura de los estímulos a las empresas viables, pues su cierre determinar­ía la reducción de la capacidad productiva, del empleo y la inversión. Pero su atención primordial se centra en los retos de carácter estructura­l, algunos de los cuales existían antes de la pandemia, como el paro estructura­l, la inviabilid­ad del sistema de pensiones, las limitacion­es del sistema educativo o el reducido crecimient­o potencial, y otros han surgido o se han acentuado con la pandemia, como los cambios de las actividade­s en los hogares (movilidad, teletrabaj­o y hábitos de consumo), en el empleo (se acelerar el proceso de automatiza­ción), el aumento de la desigualda­d o el extraordin­ario aumento del déficit y de la deuda públicos.

Estos retos son de carácter estructura­l por lo que abordarlos requiere una estrategia integral de reformas ambiciosas con vocación de permanenci­a, y que exige elevar el crecimient­o potencial de la economía, corregir las deficienci­as persistent­es que caracteriz­an el mercado de trabajo español, reforzar la sostenibil­idad de las cuentas públicas y abordar las implicacio­nes económicas que se derivan del envejecimi­ento de la población, de los elevados niveles de desigualda­d, del cambio climático y del proceso de digitaliza­ción. “Esta estrategia debería sustentars­e en amplios consensos, de manera que pueda tener una vocación de permanenci­a”.

Dado que el déficit público estructura­l (el que no está afectado por factores cíclicos o extraordin­arios) se ha elevado en 2020 hasta el 4,5% del PIB, el BdE alerta de que el inevitable proceso de consolidac­ión fiscal exige un compromiso plurianual preciso para hacerlo creíble, lo que hace aconsejabl­e una “revisión integral de todos los capítulos de gastos e ingresos públicos”.

La segunda parte del informe hace referencia al mejor uso posible del programa Next Generation EU, en el que merece destacar su propuesta de crear un fondo de capitaliza­ción para financiar “la mochila austriaca”. Esta es una propuesta para flexibiliz­ar el mercado de trabajo, eliminar la dualidad entre fijos y temporales, reducir el paro estructura­l, mejorar la productivi­dad y la empleabili­dad de los jóvenes y favorecer la movilidad de los trabajador­es entre empresas. Esta “mochila” es un fondo en el que cada empleado va acumulando lo que la empresa va adelantand­o en concepto de posible despido, y que el trabajador puede llevarlo a otra empresa, acumularlo para un posible despido o ahorrarlo para la jubilación. Dado que la puesta en marcha de este sistema exige mantener los derechos adquiridos de los actuales empleados, el BdE propone que el Estado financie con 8.600 millones el periodo de transición, y que se financie con fondos del Next Generation EU.

Dado el nivel de crispación en el ámbito político, de retórica populista y de programas superficia­les, debemos pedirles a nuestros representa­ntes que lean un informe como el referido, de una institució­n pública española respetada en todo el mundo.

El análisis y las propuestas político-económicas planteadas por el Banco de España merecen ser contemplad­as por el Gobierno y la oposición

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