SÁNCHEZ ENTRE 1931 Y 2050
DANTE sitúa en el octavo círculo del infierno a los falsos profetas condenados a llevar la cara en la espalda en castigo por anunciar futuros engañosos. ¿Es el caso de Sánchez? Un día antes de presentar sus propuestas para 2050 viajó a 1931 en la clausura del 43º Congreso Confederal de UGT, proponiendo a Largo Caballero como modelo del PSOE de hoy. Afirmó que es “fundamental en la historia del PSOE y de UGT” y que “promulgó como ministro de Trabajo la legislación social más avanzada de su época”. Ciertas ambas cosas, aunque hay que preguntarse si ese carácter fundamental fue positivo para el PSOE, la Segunda República y España; y si su actuación como ministro de Trabajo, de las más avanzadas de la Europa de principios de los 30, no se vio comprometida tanto por el extremismo revolucionario como por la cerrazón de la patronal. Muy distinto fue el caso de los Acuerdos de Martignon firmados en 1936 por el Gobierno del Frente Popular francés bajo la presidencia del socialista Leon Blum, definidos en un artículo que pueden leer en la web de PSOE como “modelo de pacto social mediante acuerdos tripartitos entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno”. Lo que no puede decirse, y repartan las culpas entre los tres agentes como gusten, de España durante la Segunda República que Largo Caballero tachó de república burguesa que había que derribar.
Porque lo más preocupante de las palabras de Sánchez fue afirmar que Largo Caballero “actuó como hoy queremos actuar (…) reaccionando ante la adversidad con más democracia… Eso es lo que hizo y lo que quiere hacer ahora la izquierda política”. ¿De verdad? No creo que Sánchez ignore estas muy conocidas palabras de Largo Caballero pronunciadas en 1933: “Vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente. Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. (…) Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”. ¿Esto es lo que según Sánchez “quiere hacer la izquierda política” y el modelo del actual PSOE?
Según Sánchez, Largo Caballero, que invitó a luchar contra la República, “actuó como hoy queremos actuar”