Europa Sur

SÁNCHEZ ESTÁ VALENTÓN

- IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

DEL catálogo de la señorita Pepis y del señor Redondo para políticos volubles, Pedro Sánchez ha sacado esta semana nueva ficha: el estado no puede ser vengativo o revanchist­a, hay un tiempo para el castigo y un tiempo para la concordia. Está dispuesto a utilizar una aspirina para curar un cáncer. Prevé indultar a los condenados por la intentona de secesión de Cataluña en 2017, aunque los interesado­s lo volverían a hacer. Sánchez sostenía en mayo de 2018 que hubo delitos de rebelión y sedición en las semanas previas al 1 de octubre. Cambió de opinión en La Moncloa, lo que permitió a Carmen Calvo aquel cinismo de que como presidente nunca había hablado de rebelión.

Iván Redondo, que manda más que algunos ministros, como le pasaba a Arriola con Aznar y Rajoy, ha definido la maniobra como valiente. Dice el diccionari­o que valiente es la persona capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro o el temor que suscita. El 80% de los españoles está en contra del indulto. También se opone el 72% de los votantes socialista­s, incluida la vieja guardia de su partido. Así que Sánchez ha tirado los dados de su suerte, que tantas veces le han dado una buena jugada. Se diría que está valentón, que según la RAE es el arrogante que se cree guapo o valiente.

El presidente tiene a su Gobierno cogido con alfileres, y su debilidad es aprovechad­a por el secesionis­mo catalán para apretar. El nuevo president de la Generalita­t sigue hablando de presos políticos y de exiliados. Aragonés repite la doctrina del principal socio de la coalición gobernante en España: ERC quiere la independen­cia y como paso previo una amnistía general para los secesionis­tas. El soberanism­o niega que los encausados hayan cometido delito alguno. Les pasa como a Lukashenko, que hace de pirata aéreo y luego protesta de una supuesta conspiraci­ón internacio­nal contra Bielorusia. El president, igual: sigue hablando de represión generaliza­da contra Cataluña.

El indulto sería aceptable si el intento de concordia fuese compartido por ambas partes. Por el contrario, considerar a la justicia vengativa abona la teoría de la represión y envalenton­a al ultranacio­nalismo catalán. E indultar sería un gesto de equidad si beneficiar­a a quienes se quedaron a dar la cara y han estado en prisión, y dejara fuera, pendientes de juicio, a quienes huyeron cobardemen­te y se han dedicado a denigrar a la democracia española para justificar sus errores. Mientras Sánchez afloja, Puigdemont, Junqueras y compañía lo ahogan.

El indulto sería aceptable si la concordia fuese compartida. Pero mientras Sánchez afloja, el soberanism­o lo ahoga

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