El fin de la chabola o la ruina del campo
● Clamor en Almería para dar una vida digna a los inmigrantes jornaleros y mejorar la imagen ante un mercado que mira con reticencia el producto local
El domingo amaneció quemado el asentamiento de trabajadores del campo de Los Nietos, en Níjar (Almería), uno de los más grandes de la provincia, donde viven entre 500 y 800 personas. El sábado, casi de madrugada, comenzó el fuego que dejó 250 infraviviendas reducidas a cenizas. De nuevo son las mismas personas afectadas las que tienen que volver a construir todo para no sólo recuperar lo material, como documentación, ahorros y vivienda, sino para recuperarse como personas.
Otro poblado más en ruinas. Y otra vez en Níjar. Este último incendio, sin embargo, nada tuvo que ver con el racismo. Fuentes de la Comandancia de Almería informaron a Efe de que la investigación sigue abierta, pero que en estos momentos hay dos posibles móviles, relacionados con un supuesto conflicto por la negativa de unas mujeres a mantener relaciones sexuales.
La imagen de Almería es pésima en el mundo. La mayoría de los inmigrantes que viven en los poblados chabolistas se dedican al mundo de la agricultura, así que culpar al sector de ello tampoco sería equivocarse. Y hay que ponerle freno. Europa mira, observa, vigila. O te adaptas o mueres. Y si la exportaciones agrícolas almerienses no se adaptan sufrirán un daño irreparable. Y no se trata ya del producto, sino del hombre. Y no por cómo cultiva, sino por cómo vive.
Los temporeros del campo almeriense son en una buena parte inmigrantes. Llegan buscando otra vida, pero se encuentran con una realidad que, en casos, dista de lo pretendido. Se asientan en poblados chabolistas. Y a veces la realidad brota ya sea en forma de incendios o porque algún colectivo levante la voz.
El producto está ligado a la imagen: “Almería no cuida a sus trabajadores”. Esto genera que grandes cadenas de distribución recelen de los productos almerienses. Los Países Bajos se han convertido en los principales competidores de Almería y de ahí parten los documentales en los que se pone de manifiesto la vida de los inmigrantes en los asentamientos chabolistas de Almería.
El problema requiere de colaboración: empresas, municipios, Junta, Gobierno y Europa tienen los medios para procurar unas condiciones de vida dignas para los temporeros. Los primeros pasos ya se están dando. La Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), que agrupa a 83 empresas hortofrutícolas y representa el 70% en exportación y el 65% en producción hortofrutícola, está presionando al Gobierno en busca de una solución. “La imagen que deja el chabolismo no beneficia para nada al sector”, dice Juan Antonio González, presidente de Coexphal, que dialoga con los municipios implicados.
Y la avanzadilla ha sido tomada por el Ayuntamiento de Níjar. Esta semana ha aprobado en pleno la hoja de ruta que debe terminar con los asentamientos de infraviviendas localizados en la comarca. El documento ha sido elaborado por un equipo de catedráticos, profesores e investigadores de la Universidad de Granada y, tras un largo proceso de puesta en común, se ha convertido en el primer plan de trabajo que cuenta con el consenso de empresarios agrarios y las ONG que trabajan a pie de campo con el fenómeno de los asentamientos.
El Ayuntamiento nijareño va a poner a disposición 3.000 metros cuadrados de suelo con el fin de “erradicar” uno de los asentamientos chabolistas de la comarca. “El suelo tiene acceso al alumbrado público, al abastecimiento y al saneamiento urbano, por lo que reúne las condiciones para alojamiento”, explica la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez.
La actuación programada recoge no sólo un diagnóstico, sino que incorpora una intervención concreta con “soluciones habitacionales” para los trabajadores que campaña tras campaña buscan un empleo.
El estudio de la Universidad de Granada propone instar a la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias de la Junta a que consigne una partida de subvenciones específicas para la edificación de viviendas en las fincas agrícolas del Campo de Níjar que sean destinadas a alojar trabajadores inmigrantes.
Estas subvenciones, en lugar de articularse mediante procedimientos de concurrencia competitiva, deberían ser concedidas “en función de las necesidades socioeconómicas y humanitarias particulares de la zona y de la de urgencia e impacto de su cobertura”, dice el texto.
También contempla convenios de colaboración con la Consejería de Fomento de la Junta, con la finalidad de eliminar las infraviviendas, y la colaboración con la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias en la captación y canalización de fondos procedentes de instituciones
Más de 200 viviendas de un asentamiento de Níjar fueron arrasadas el pasado domingo
de la Unión Europea.
Los investigadores recomiendan que antes de acreditar la segregación social, la marginación y la exclusión en los asentamientos se formule al Gobierno andaluz una propuesta motivada para que las extensiones territoriales del Campo de Níjar donde se ubican los asentamientos sean formalmente reconocidas y declaradas como Zona con Necesidades de Transformación Social.