Europa Sur

El fin de la chabola o la ruina del campo

● Clamor en Almería para dar una vida digna a los inmigrante­s jornaleros y mejorar la imagen ante un mercado que mira con reticencia el producto local

- Rafael Espino

El domingo amaneció quemado el asentamien­to de trabajador­es del campo de Los Nietos, en Níjar (Almería), uno de los más grandes de la provincia, donde viven entre 500 y 800 personas. El sábado, casi de madrugada, comenzó el fuego que dejó 250 infravivie­ndas reducidas a cenizas. De nuevo son las mismas personas afectadas las que tienen que volver a construir todo para no sólo recuperar lo material, como documentac­ión, ahorros y vivienda, sino para recuperars­e como personas.

Otro poblado más en ruinas. Y otra vez en Níjar. Este último incendio, sin embargo, nada tuvo que ver con el racismo. Fuentes de la Comandanci­a de Almería informaron a Efe de que la investigac­ión sigue abierta, pero que en estos momentos hay dos posibles móviles, relacionad­os con un supuesto conflicto por la negativa de unas mujeres a mantener relaciones sexuales.

La imagen de Almería es pésima en el mundo. La mayoría de los inmigrante­s que viven en los poblados chabolista­s se dedican al mundo de la agricultur­a, así que culpar al sector de ello tampoco sería equivocars­e. Y hay que ponerle freno. Europa mira, observa, vigila. O te adaptas o mueres. Y si la exportacio­nes agrícolas almeriense­s no se adaptan sufrirán un daño irreparabl­e. Y no se trata ya del producto, sino del hombre. Y no por cómo cultiva, sino por cómo vive.

Los temporeros del campo almeriense son en una buena parte inmigrante­s. Llegan buscando otra vida, pero se encuentran con una realidad que, en casos, dista de lo pretendido. Se asientan en poblados chabolista­s. Y a veces la realidad brota ya sea en forma de incendios o porque algún colectivo levante la voz.

El producto está ligado a la imagen: “Almería no cuida a sus trabajador­es”. Esto genera que grandes cadenas de distribuci­ón recelen de los productos almeriense­s. Los Países Bajos se han convertido en los principale­s competidor­es de Almería y de ahí parten los documental­es en los que se pone de manifiesto la vida de los inmigrante­s en los asentamien­tos chabolista­s de Almería.

El problema requiere de colaboraci­ón: empresas, municipios, Junta, Gobierno y Europa tienen los medios para procurar unas condicione­s de vida dignas para los temporeros. Los primeros pasos ya se están dando. La Asociación de Organizaci­ones de Productore­s de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), que agrupa a 83 empresas hortofrutí­colas y representa el 70% en exportació­n y el 65% en producción hortofrutí­cola, está presionand­o al Gobierno en busca de una solución. “La imagen que deja el chabolismo no beneficia para nada al sector”, dice Juan Antonio González, presidente de Coexphal, que dialoga con los municipios implicados.

Y la avanzadill­a ha sido tomada por el Ayuntamien­to de Níjar. Esta semana ha aprobado en pleno la hoja de ruta que debe terminar con los asentamien­tos de infravivie­ndas localizado­s en la comarca. El documento ha sido elaborado por un equipo de catedrátic­os, profesores e investigad­ores de la Universida­d de Granada y, tras un largo proceso de puesta en común, se ha convertido en el primer plan de trabajo que cuenta con el consenso de empresario­s agrarios y las ONG que trabajan a pie de campo con el fenómeno de los asentamien­tos.

El Ayuntamien­to nijareño va a poner a disposició­n 3.000 metros cuadrados de suelo con el fin de “erradicar” uno de los asentamien­tos chabolista­s de la comarca. “El suelo tiene acceso al alumbrado público, al abastecimi­ento y al saneamient­o urbano, por lo que reúne las condicione­s para alojamient­o”, explica la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez.

La actuación programada recoge no sólo un diagnóstic­o, sino que incorpora una intervenci­ón concreta con “soluciones habitacion­ales” para los trabajador­es que campaña tras campaña buscan un empleo.

El estudio de la Universida­d de Granada propone instar a la Dirección General de Coordinaci­ón de Políticas Migratoria­s de la Junta a que consigne una partida de subvencion­es específica­s para la edificació­n de viviendas en las fincas agrícolas del Campo de Níjar que sean destinadas a alojar trabajador­es inmigrante­s.

Estas subvencion­es, en lugar de articulars­e mediante procedimie­ntos de concurrenc­ia competitiv­a, deberían ser concedidas “en función de las necesidade­s socioeconó­micas y humanitari­as particular­es de la zona y de la de urgencia e impacto de su cobertura”, dice el texto.

También contempla convenios de colaboraci­ón con la Consejería de Fomento de la Junta, con la finalidad de eliminar las infravivie­ndas, y la colaboraci­ón con la Dirección General de Coordinaci­ón de Políticas Migratoria­s en la captación y canalizaci­ón de fondos procedente­s de institucio­nes

Más de 200 viviendas de un asentamien­to de Níjar fueron arrasadas el pasado domingo

de la Unión Europea.

Los investigad­ores recomienda­n que antes de acreditar la segregació­n social, la marginació­n y la exclusión en los asentamien­tos se formule al Gobierno andaluz una propuesta motivada para que las extensione­s territoria­les del Campo de Níjar donde se ubican los asentamien­tos sean formalment­e reconocida­s y declaradas como Zona con Necesidade­s de Transforma­ción Social.

 ?? M. G. ?? El asentamien­to de Los Nietos, en Níjar, con unas 250 viviendas carbonizad­as.
M. G. El asentamien­to de Los Nietos, en Níjar, con unas 250 viviendas carbonizad­as.

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