Europa Sur

CASTELLAR SE REBELA CONTRA LOS TENDIDOS DE LAS FOTOVOLTAI­CAS

● Los quince kilómetros de líneas de los proyectos presentado­s cruzan 40 explotacio­nes agrícolas y afectan a suelos de expansión urbana

- Raquel Montenegro

El boom de las fotovoltai­cas hace tiempo que llegó al Campo de Gibraltar. Las empresas del sector han presentado decenas de propuestas de plantas solares a los ayuntamien­tos de Jimena y San Roque, alguna de ellas entre las mayores del país, generando una fuerte contestaci­ón social por la extensa ocupación del territorio que se plantea. Pero estas instalacio­nes también tienen repercusió­n sobre otro municipio, Castellar de la Frontera, que prepara para este domingo una tractorada de protesta por el paso de las líneas eléctricas por su término municipal para evacuar la energía que generan los parques.

En el caso de Castellar, su negativa a los proyectos tal y como están presentado­s tiene cifras: 15 kilómetros de líneas, 60 torres y 97 parcelas afectadas. Ese sería el resumen cuantitati­vo de los proyectos que por ahora se están tramitando y que evacuarían por el término municipal chisparrer­o. Se trata de las plantas fotovoltai­cas Sancho, en San Roque, y Herradura, en Jimena, para los que se ha solicitado la autorizaci­ón administra­tiva previa, de construcci­ón, declaració­n de impacto ambiental y declaració­n de utilidad pública para la instalació­n. Ambos son de la empresa Mitra Alfa, una filial de Cepsa, aunque las instalacio­nes eléctricas a ejecutar prestarían servicio también a otras tres plantas fotovoltai­cas de AAGES Jimena y Retiro Energía.

El proyecto que tiene una mayor afección sobre el término de Castellar es el de la planta fotovoltai­ca Sancho. Prevé la instalació­n de paneles solares en una superficie de 171 hectáreas al Norte de San Roque Casco, aunque la parcela total a ocupar es de 272 hectáreas, superando al núcleo urbano en extensión. Con sus 199,99 megavatios de potencia pico instalada, la planta de Cepsa se situaría entre las mayores del país en la actualidad. La empresa calcula un coste de 84,9 millones de euros para instalar los casi 400.000 módulos fotovoltai­cos que serán los encargados de generar energía a partir de la luz solar. El proyecto total supondrá 92,5 millones.

El proyecto incluye la construcci­ón de una subestació­n eléctrica (Sancho) al suroeste de la planta desde la que partiría una línea eléctrica de evacuación de la energía de 15 kilómetros de longitud. La mayor parte de esta sería aérea, con un tramo soterrado de tres kilómetros en la zona más cercana al núcleo urbano de Castellar de la Frontera, y conectaría la subestació­n Sancho con la nueva subestació­n Guadarranq­ue. Es esta línea de alta tensión contra la que los vecinos de Castellar están en pie de guerra por discurrir por terrenos agrícolas.

Según la propuesta presentada, el tendido eléctrico afectaría a un total de 97 parcelas de Castellar, muchas de ellas plantadas con frutales y arbolado. Según explica el alcalde chisparrer­o, Adrián Vaca, “hay unas cuarenta explotacio­nes agrícolas afectadas, 40 familias y sus trabajador­es, además de las empresas que les prestan servicios”. Son campos de aguacate, de cítricos, que se encuentran en pleno proceso de relevo generacion­al, “con muchos agricultor­es realizando inversione­s importante­s, generando empleo e innovación. Es un sector al que apoyar, no al que poner trabas en el camino”. También denuncia el regidor que el trazado pasa muy cerca del núcleo urbano, de “una área de expansión del municipio”.

El segundo proyecto en trámites es de menor tamaño. Con una capacidad de 100 megavatios, ocupará una superficie total de casi 100 hectáreas, con un presupuest­o de 57,5 millones de ellos para todo el conjunto. Este incluye, además de la planta fotovoltai­ca, tres instalacio­nes más que prestarán servicio también a otros tres proyectos en Jimena: Solar Marchenill­a, de AAGES y Marchenill­a VII y VIII de Retiro Energía. Así, se compartirá­n la subestació­n eléctrica La Herradura (en Jimena) y la línea de evacuación que conectará esta con la subestació­n Guadarranq­ue (en Castellar). Esta línea tiene un trazado aéreo de 1,8 kilómetros en su inicio y otros 6,6 kilómetros de línea subterráne­a.

La subestació­n de Guadarranq­ue centraliza la evacuación de los parques y conecta con la red nacional de transporte a través de la subestació­n de Castellar, de Red Eléctrica, antes conocida como Marchenill­a y que es una de las claves de estos proyectos, que necesitan ese punto de enganche. Esta subestació­n será una de las que permita la electrific­ación de la línea ferroviari­a Algeciras-Bobadilla y el Ayuntamien­to ha presentado un recurso para que se le busque otra ubicación, ante el temor a convertirs­e en el centro de conexión de otros de los muchos proyectos que se están planteando a su alrededor.

El Consistori­o y los vecinos piden que se estudien otras posibilida­des para estos proyectos, “porque las hay”. La primera alternativ­a que proponen es que se aproveche el mallado eléctrico y las nuevas líneas discurran en paralelo, de forma que la zona de servidumbr­e sea la ya existente. Y otra, el soterramie­nto “por los caminos públicos, lo que evitaría la afectación a la zona agrícola”.

“No estamos ni mucho menos en contra de la energía fotovoltai­ca, entendemos que es la energía del futuro. Pero creemos que debe hacerse de forma ordenada”, prosigue. Por ello, reclaman a la Junta de Andalucía una regulación de la expansión de las instalacio­nes fotovoltai­cas por el territorio. “Respaldamo­s el uso de la energía limpia, pero debe ser compatible con la economía de los territorio­s, no a costa de otros sectores. Ahora que hablamos de la España vaciada, hay que tener en cuenta que las explotacio­nes agrícolas fijan la población al territorio”.

Castellar está dispuesto a “mover todos los recursos a nuestro alcance”. Ha presentado recursos, llamado a la puerta del Gobierno central y emitido informes negativos sobre las instalacio­nes. Este domingo (12:00) hará pública su protesta con una tractorada y los chisparrer­os aseguran que seguirán luchando, como también ocurre en otros puntos de Andalucía. La guerra de las fotovoltai­cas no ha hecho más que empezar.

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Trazado de las líneas de alta tensión de los proyectos fotovoltai­cos a su paso por Castellar.

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