Europa Sur

Misma generación, dos trayectori­as

Rafael Nadal y Richard Gasquet reeditan un duelo que estaba llamado a convertirs­e en una de las grandes rivalidade­s del tenis, pero ambos tomaron caminos totalmente opuestos

- Luis Miguel Pascual (Efe)

La historia entre Rafa Nadal y Richard Gasquet es la de los dos más talentosos representa­ntes de una misma generación con dos trayectori­as diferentes: mientras el español ha sabido sacar mucho rendimient­o a su talento, el francés ha quedado por debajo de las expectativ­as que pesaban sobre él.

En vísperas de su tercer duelo en Roland Garros, el día en el que Nadal cumplirá 35 años –Gasquet tendrá que esperar quince días más–, el 17 en total en sus longevas carreras, las miradas del tenis se vuelven hacia aquel 27 de mayo de 2005, el día en el que la tierra batida de París vivió su primer enfrentami­ento.

El mundo del tenis se paralizó para mirar a dos chavales que todavía no habían cumplido los 18, pero que ya habían eclipsado a las otras estrellas, los Roger Federer, Gastón Gaudio –defendía el título–, Marat Safin o Andy Roddick.

André Agassi todavía daba sus últimos raquetazos en el circuito y la arcilla buscaba un dominador que sucediera a Gustavo Kuerten. En boca de todos estaban los nombres de Nadal y Gasquet. “Esos dos muchachos tienen un futuro brillante y creo que tendrán una rivalidad similar a Sampras-Agassi”, aseguraba Carlos Moyá, que unos años antes había ganado en París y que, unos más tarde, acabó convirtién­dose en el entrenador de Nadal.

El español llegaba con tres títulos sobre arcilla bajo el brazo, los de Montecarlo, Barcelona y Roma, una gesta para un adolescent­e que irrumpía en el circuito con sus pantalones de pirata, su media melena y su camiseta sin mangas demasiado osada para la época y para la ortodoxia del tenis.

Éric Deblicker, que entonces era el entrenador del tenista que toda Francia había designado ya como el sucesor de Yannick Noah, el último francés que, 22 años atrás, había ganado en Roland Garros, reconocía que Nadal había madurado físicament­e antes. Pero avisaba que su pupilo tenía entonces un juego más variado, capaz de subir a la red, aguantar desde el fondo de la pista, frente a un juego más previsible del español.

Toni Nadal, por su parte, alertaba de la presión que el público francés colocaba sobre Gasquet: “La gente espera demasiado de él, demasiado pronto”.

Se conocían a la perfección y desde hace años el tenis venía siguiendo sus trayectori­as condenadas a cruzarse en una rivalidad llena de poesía: el diestro contra el zurdo, el estilista contra el forzudo, el destructor golpe directo frente al plástico revés.

Con 12 años se midieron en Tarbes en un torneo de infantiles y ya entonces quedan huellas de aquella confrontac­ión que cayó del lado del francés. La primera profesiona­l llegó en 2004 en Estoril y al año siguiente en Montecarlo disputaron una semifinal que dejó cicatrices en ambos, pero que supuso el segundo triunfo de Nadal.

Guy Forget, que capitaneab­a al equipo galo de Copa Davis, también quedó maravillad­o por el duelo, aunque todavía no había llamado a Gasquet, mientras que Nadal se había convertido ya en el más joven ganador de la ensaladera. El duelo, disputado bajo un sol de justicia, 33 grados en la central

Moyá vaticinó en su día que se convertirí­an ambos en un duelo a lo Agassi-Sampras

parisiense, tuvo menos historia que la que prometían las previas.

Nadal pasó por encima del francés, 6-4, 6-3, 6-2, camino del que, a la postre, sería su primer título en París. “Lo recuerdo perfectame­nte, cuando salí de la pista le dije a mi padre: ‘este tío va a ganar el torneo’. Era un extraterre­stre, sabía que iba a marcar la historia de la tierra batida”, rememoraba el francés tras clasificar­se para la segunda ronda de este año, donde lo aguarda Nadal.

Aquel duelo marcó una disyuntiva en sus trayectori­as. La del español estuvo plagada de trofeos mientras que Gasquet ha quedado lejos de las esperanzas que se habían puesto sobre él.

La rivalidad a lo Sampras-Agassi que auguraba Moyá no se produjo y Nadal apuntó más alto, a Federer, que fue su gran oponente durante sus primeros años, hasta que Djokovic tomó el relevo.

Gasquet no logró colarse en la pelea con los mejores, nunca superó el puesto 7 del ranking. Camino de su decimocuar­to título en París, que lo colocarían con 21 grandes en la cima del tenis, Nadal vuelve a cruzarse con Gasquet, como si el destino quisiera hacer un guiño a dos trayectori­as llamadas a marcar el tenis.

Entre medias un total de 16 duelos, siempre con triunfo español, pero con algunas peleas brillantes, como la semifinal de 2013 en el Abierto de Estados Unidos.

 ?? CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE ?? El marbellí Alejandro Davidovich golpea una bola en su duelo con el holandés Botic van de Zandschulp.
CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE El marbellí Alejandro Davidovich golpea una bola en su duelo con el holandés Botic van de Zandschulp.

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