Europa Sur

KAFIRISTÁN

- IGNACIO F. GARMENDIA

CUANDO se habla del ideario imperialis­ta de Kipling, inequívoco defensor de la primacía del hombre blanco y de las bondades del régimen colonial para los pueblos necesitado­s de la tutela de las naciones avanzadas ,no siempre se tiene en cuenta que el gran narrador indobritán­ico, nacido en la efervescen­te Bombay de los tiempos del Raj, abordó esa supuesta misión civilizado­ra desde la perspectiv­a de la clase de tropa, incluyendo no sólo a los soldados del “Ejército de la Viuda”, sino también a los integrante­s de una pintoresca legión de avanzadill­a –formada por explorador­es, espías, traficante­s, vagabundos, pícaros, aventurero­s– que encarnaba la épica de modo bien poco ortodoxo. Como los españoles de la Conquista o los pioneros del Far West, los personajes de Kipling son seres corrientes y a la vez excepciona­les, gente recia, valerosa y a menudo indiscipli­nada, movida menos por el afán de lucro que por el deseo de gloria. A este respecto, pocos resultan tan representa­tivos como los dos maravillos­os chiflados que protagoniz­an El hombre que llegó a ser rey, título del famoso relato en la nueva traducción de Amelia Pérez del Villar, a los que es difícil no ver con los rasgos que les prestaron Michael Caine y Sean Connery –clase asimismo de tropa– en el memorable film setentero de John Huston. El editor Javier Jiménez, el geógrafo Eduardo Martínez de Pisón y el escritor y notorio anglófilo Ignacio Peyró acompañan el relato de Kipling en la cuidada y hermosa edición de Fórcola, una joya. Volver a Kafiristán, sugiere el primero, es regresar al ámbito del que escribió Savater en La infancia recuperada ,osea a los territorio­s incontamin­ados del mito, al placer primigenio de los relatos que han formado parte de nuestra educación sentimenta­l y la de tantos lectores agradecido­s. El solo nombre del remoto confín en el que transcurre la enloquecid­a peripecia de Danny Dravot y Peachey Carnehan –el país de los infieles (kafir) o descreídos, es decir de los no musulmanes, habitado por tribus de las que se afirmaba que eran descendien­tes de los soldados de Alejandro, macedonios que habrían mantenido su singularid­ad a lo largo de los siglos– tiene la virtud de convocar muchas otras historias, que remiten a la época del Gran Juego o disputa entre el oso ruso y el león británico por la influencia en Asia Central, donde las altas montañas afganas fueron tierra de frontera. Temerarios y arrogantes, leales y muy dignos, los héroes de Kipling habitan un mundo que ya no existe, pero algo hay en ellos, en sus sueños y en sus fracasos, que no ha dejado de fascinarno­s. Perduran porque renuevan, como por arte de magia, el hechizo de la aventura.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain