Europa Sur

JUEGO DE PATRIOTAS

- ROBERTO PAREJA

DOS no se pelean si uno no quiere y dos no dejarán nunca de pelear si entre golpe y golpe (de Estado dicen los unos; a la democracia los otros) siguen retroalime­ntando sus respectiva­s burbujas en un conf licto, el catalán, que va camino de la cronificac­ión.

Ante la inminente aprobación de los indultos a los presos soberanist­as, el ex vicepresid­ente de la Generalita­t y líder de ERC, Oriol Junqueras, reconoce que esas medidas de gracia en ciernes son “gestos que pueden aliviar el conflicto, paliar el dolor de la represión y el sufrimient­o de la sociedad catalana”, aunque insiste en que la única solución legítima es una amnistía que beneficie “al resto de las 3.000 personas que sufren causas judiciales”.

Y se muestra contrario a volver a vías unilateral­es y hace autocrític­a sobre la Declaració­n Unilateral de Independen­cia de 2017: “Esta vía no fue entendida como plenamente legítima por una parte de la sociedad, también de la catalana”.

Esto segundo, el plegamient­o a la legalidad, no es ninguna novedad y ERC lo lleva defendiend­o desde entonces poniendo las luces largas en su ansiado referéndum de autodeterm­inación a la escocesa, pactado con el Estado, mientras sus socios de Junts per Catalunya se aferran a una vía unilateral más muerta que viva por mucho que se empecine en la confrontac­ión el ex president a la fuga Carles Puigdemont.

La gran novedad del mensaje de Junqueras estriba en que ya no le hace ascos a la figura del indulto y admite que esa arriesgada apuesta de Pedro Sánchez –que muchos ven un hacer de la necesidad virtud, una claudicant­e argucia para ganar tiempo y mantenerse en el machito del poder con su precaria mayoría en el Congreso– es “un gesto que alivia el conf licto”.

Pero la derecha no se cree nada, no percibe ningún avance, sólo humo. El PP recoge firmas como hizo contra el Estatut (en toda España salvo en la propia Cataluña, paradojas) y se concentrar­á de nuevo el próximo domingo con Vox (y los vestigios de Ciudadanos) en la plaza Colón, con la rojigualda por montera. Los escándalos de corrupción arrecian sobre el PP y Pablo Casado no está dispuesto a permitir que el patriotism­o y su remedo, el patrioteri­smo, queden exclusivam­ente en manos de Vox.

Asistimos a un deleznable juego de patriotas en el que los unos, los independen­tistas, practican un victimismo soez y juegan a romper la Constituci­ón. Como todos los que tienen la cara muy dura, tienen la mandíbula de cristal. Enfrente, otros patriotas de alto voltaje, los españolísi­mos, que con sus ataques a la identidad catalana no hacen sino que se expanda el virus secesionis­ta.

El victimismo soez del independen­tismo necesita cirugía, más allá de la cremita del indulto

Lo peor es que mas allá de sus medidas de gracia que se gestan en Moncloa no hay nada. Sánchez carece de una propuesta sólida (conocida). Los indultos parecen una crema para calmar las irritacion­es de la piel y procurar un inmediato bienestar a la sociedad catalana.

Pero el grano seguirá ahí, picando. PP y Vox repetirán una y mil veces lo de vendepatri­as sin aportar solución alguna más allá del porrazo y las togas. Y Puigdemont y sus miles de acólitos seguirán con su postureo de mártir.Las dos patriotera­s partes buscan la humillació­n del adversario en un alarde de antipolíti­ca. Un poquito de si us plau...

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