Desescalada: Autonomías, 2; Sanidad, 0
A medida que la pandemia ha ido perdiendo la virulencia, el Estado de las Autonomías ha sido presa de una exigente prueba de esfuerzo a lo largo de los últimos 15 meses. Y ha sido el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el órgano en el que los consejeros autonómicos y los titulares del Ministerio de Sanidad han ido definiendo con más o menos acuerdo la contención y la estrategia vacunal, donde con más evidencia se han revelado las disputas por el control de una pandemia histórica producido por un virus del que nadie conoce aún el manual de instrucciones exacto. En las lides de las últimas semanas, con el SARS-CoV-2 en declive, las autonomías, con la andaluza como ariete, aventajan en dos goles al Gobierno central.
Las reuniones semanales del Consejo Interterritorial sustituyeron con el tiempo a las de los presidentes. Esos tiempos pandémicos se perciben hoy en blanco y negro. Eran aquéllos momentos de incertidumbre y de temor y el Gobierno era el único prescriptor. Las autonomías, inermes normativamente en materia de salud pública durante el estado de alarma, se limitaban a acatar. La pandemia había explotado como si hubiera llegado una invasión extraterrestre. Había presidentes que lo preferían. Pero ya todo es distinto.
El último hito ha tenido que ver con la desescalada, la definitiva gracias al todavía poco ponderado hallazgo de las vacunas. Las autonomías han retomado el control de sus veranos y, después de la trifulca de las últimas dos semanas, ya pueden seguir con las reapertura del ocio nocturno y la flexibilización de las restricciones en la hostelería. Ha sido el 20 después del primer gol de la vacunación de los profesionales esenciales con menos de 60 años a los que se les administró Astrazeneca. La Junta de Andalucía se ha erigido como protagonista de los dos embrollos.
La comunidad andaluza se posicionó desde el primer momento contrario al documento aprobado en un reñido resultado. Junto a la Junta, los gobiernos de Madrid, Cataluña, Galicia y Murcia, aparte de la abstención de Castilla y León, proponían reabrir el ocio nocturno hasta las 02:00, ampliable a las 03:00 en aquellos territorios en los niveles 1 y 2 de alerta. En la vuelta al pub fue además pionera Andalucía, que el 9 de mayo planteó una atrevida desescalada que por ahora ha permanecido invariable. La propuesta de tres fases ha quedado caducada.
El miércoles sí hubo consenso en el Consejo Interterritorial, aunque el Ministerio lo propusiera y aceptara a regañadientes. La ministra ha perdido el poder de la prescripción. Lo celebró el consejero de Salud andaluz en el Parlamento instantes después de la reunión con sus homólogos de España. Así, sí. “Las competencias de las autonomías han de ser respetadas”, dijo Aguirre, quien recordó que las diferencias entre las comunidades autónomas fuerzan a una consiguiente diferencia en las medidas.
Después de retomar el control de la desescalada, la Junta volverá a verse el martes con su equipo de expertos. El plan de tres fases sigue atascado. La idea, tras dos prórrogas, será comenzar el segundo periodo que debió iniciar el 1 de junio. Hay presiones del lobby turístico y hostelero, cuyos nombres se perciben ya en blanco y negro. La apuesta volverá a ser fuerte tras dos coitos interrumpidos. El ocio siempre gana. Lo hará también por goleada. Como el dinero, como el monstruo, nunca duerme. Y pocos son los que no rabian por unas vacaciones, al fin, aunque sea para no descansar.