La ‘azzurra’ vuelve a soñar con las noches mágicas
El brillante estreno de Italia en la Eurocopa, con una goleada 3-0 a Turquía en el Olímpico de Roma, reavivó la pasión de la afición azzurra, que volvió a soñar con unas “noches mágicas” tras vivir cinco años de profunda involución.
El Olímpico volvió a abrir sus puertas a los aficionados, un total de 16.000 espectadores, y fue el teatro de una gran noche internacional en la que la selección de Roberto Mancini disparó el entusiasmo del país con un juego atractivo, ofensivo y, sobre todo, ganador.
Volvieron las “noches mágicas”, como las que Italia vivió en el Mundial de 1990, organizado en casa y en el que el grupo entrenado por Azeglio Vicini acabó tercero, tras perder en las semifinales contra Argentina. El ritmo de esa Copa del Mundo fue marcado por la canción “Verano italiano”, pero mucho más conocida como “Noches Mágicas”, interpretada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato.
Los azzurri ganaron sus cinco partidos disputados en el estadio Olímpico, sin recibir goles, antes de rendirse –en los penaltis– en el estadio San Paolo de Nápoles contra la Argentina de Diego Maradona, a la postre subcampeona del mundo tras perder la final contra Alemania.
Y pese a no lograr coronarse, Italia dejó recuerdos inolvidables en una generación entera de aficionados.
Han pasado 31 años desde esas noches mágicas e Italia ha pasado por los momentos más altos hasta los más bajos. Hubo tiempo para perder la final del Mundial de 1994 en la tanda de penaltis, perder el último acto de la Eurocopa 2000 contra Francia en la prórroga, pero también para volver a tocar el techo del mundo en Alemania 2006, con su cuarta corona.
Ese éxito fue el último del fútbol italiano. Tras perder otra final de la Eurocopa, en 2012 contra España, tocó fondo. Fue eliminado en la fase de grupos de los Mundiales de 2010 y de 2014, hasta fallar la clasificación en el de 2018.
Los azzurri debieron reiventarse y lo hicieron de la mano de Roberto Mancini, quien, con humildad, despreocupación y a la vez intenso trabajo, aprovechó esa debacle deportiva para cambiar la mentalidad futbolística.