Higgins acerca el título
● El escolta lideró al Barcelona en un gran tercer cuarto (13-26) en el que los de Jasikevicius encarrilaron el triunfo ● Mañana, en el Palau, cara o cruz de una final que es a tres partidos
La exhibición ofensiva de un Cory Higgins letal tras el descanso permitió al Barça anotarse por 75-89 el primer punto de la final de la Liga Endesa, al mejor de tres por primera vez desde 1986, frente a un Real Madrid que, aunque dominó la primera parte, fue perdiendo fuelle y acabó cediendo el factor cancha quedándose sin margen, ahora obligado a ganar en el Palau para seguir con vida.
Al igual que ocurrió en la Copa del Rey, cuando fue nombrado mejor jugador (MVP), el escolta estadounidense, con 26 puntos y 14 sin fallo en un tercer cuarto de claro color visitante (16-29), fue el factor determinante en la remontada que acerca a su equipo a una Liga que se le resiste desde 2014.
La mejor puesta en escena de los blancos, con Tavares dominando bajo aros y una efectiva barrera defensiva, puso un 7-0 de salida que obligó a parar el juego a Sarunas Jasikevicius de inmediato ante la desconexión de los suyos en ataque. Un triple de Calathes acabó con una sequía anotadora que se prolongó durante cuatro minutos.
El técnico azulgrana tiró de Pau Gasol para acabar con el efecto Tavares. La medida tuvo efecto inmediato. El duelo ganó en intensidad y emoción gracias al buen trabajo del pívot catalán y la brecha llegó a bajar a dos puntos, aunque la fe de los de Pablo Laso, ya con Llull en pista, les permitió confirmar su dominio en el juego y cerrar el primer acto con 20-15.
La mayor intensidad de los locales siguió decantando el duelo a su favor. Solo sufrían para superar a un Pau Gasol que prolongó su buen momento de juego. Cuando el pívot catalán volvió al banquillo, Poirier se hizo el dueño en la pintura y los rebotes ofensivos permitieron a los locales mantenerse por delante.
Poco a poco, y a base de mayor disciplina atrás, el Barça fue metiéndose en el choque, si bien seguía acusando la falta de un referente ofensivo. Además, las pérdidas empezaban a lastrar en exceso al Real Madrid y el despertar de Kuric, con dos triples consecutivos, empató el marcador a un minuto y medio del descanso, al que se llegó con ligera ventaja blanca y todo por decidir en la segunda parte (36-33).
De nuevo empezaron más entonados los blancos, con un 5-0 de salida. Jasikevicius se desgañitaba en la banda en busca de
El Barcelona dio un paso importante por un título que no conquista desde 2014
una reacción, hasta que Higgins reclamó su protagonismo y, con ocho puntos seguidos, metió el miedo en el cuerpo a los anfitriones, que vieron cómo Calathes adelantaba a los suyos por primera vez en el ecuador del tercer cuarto (44-46).
Llegó entonces un triple de Mirotic que culminó un parcial de 012 y obligó a Laso a pedir tiempo muerto para frenar la sangría. Higgins siguió a lo suyo y se encendieron las alarmas en el banquillo local. Mirotic siguió aportando a la fiesta anotadora de un Barça muy distinto al de los primeros veinte minutos, efectivo atrás, explosivo en ataque y capaz de endosar en el tercer acto a su eterno rival un 16-29 que le llevó a los últimos diez minutos con una decena de puntos de colchón como recompensa (52-62).
El equipo catalán siguió con las ideas más claras y encarriló el duelo. A cada golpe de los de Pablo Laso respondían con la misma moneda. Una técnica a Rudy Fernández agravó la situación, con los azulgrana 15 puntos arriba a siete minutos del final. Taylor, con otra técnica y una antideportiva, tuvo que irse a los vestuarios evidenciando el desquiciamiento de un equipo que lo intentaba, pero acusaba su cansancio y era incapaz de acercarse a un Barça mucho más entonado, que no sufrió para conservar su renta y se apuntó sin sufrimiento el primer punto de la serie. Mañana, en el Palau, buscará acabar con una sequía de siete años sin levantar un titulo de Liga.